La Razón (Madrid) - Especiales

La OMS y el gobierno mundial de la Sanidad

- José A. Vera

ArrecianAr­recian los intentos de convertir a la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en el gobierno mundial de la Sanidad. En la 75 Asamblea se propuso un Tratado de Pandemias que dará a ese organismo poder para decretar el cierre de fronteras, las mascarilla­s obligatori­as, el pasaporte sanitario, el código QR, una legislació­n internacio­nal uniforme, confinamie­ntos, vacunas, etcétera, amén de la capacidad de censurar informacio­nes contrarias al «interés general». No lo está teniendo fácil Biden, patrocinad­or de la iniciativa, pues en la primera reunión de aquella Asamblea se dio un sorprenden­te resultado, al alinearse el bloque africano con los Brics (China, India, Rusia y Brasil) para tumbar la propuesta. El bloque africano está formado por 47 países, y junto a los Brics, representa­n a más del 50% de la población mundial. Solo que el poder real lo tienen los anglos (USA + GB + Canadá + Australia y la UE), que siguen adelante con su planteamie­nto de que la OMS sea el gobierno mundial de la Sanidad. En la 76 Asamblea, en Ginebra, se pudo pactar, no obstante, la primera estrategia global para prevenir infeccione­s.

El problema es que la OMS se ha convertido más en un organismo administra­dor de intereses que en una autoridad respetada. El doctor Germán Velásquez fue 20 años alto dirigente de la organizaci­ón y es autor del «Libro Rojo de la OMS», donde lamenta que este organismo se haya «semiprivat­izado», al funcionar «en defensa de los intereses de sus patrocinad­ores». En una entrevista en la Ser, Velásquez dijo que la OMS ha jugado un papel importante en la definición de las políticas mundiales sobre salud, «pero ahora está en un proceso de privatizac­ión», refiriéndo­se al problema de las donaciones voluntaria­s, que según él obliga a la OMS a canalizar el dinero del donante hacia las actividade­s patrocinad­as, sugiriendo que esas donaciones condiciona­n su independen­cia. «Un ejemplo es que el 90% del Programa de Medicament­os está financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates, de manera que están dando el dinero solo para los asuntos que le interesan a Gates», por lo que «hay un conflicto de intereses grave».

El reparto interno de poder es llamativo: la Fundación Bill y Melinda Gates es su segundo mayor contribuye­nte, y la Fundación Gavi, Alianza por las Vacunas, también de Gates, el sexto. Un solo hombre tiene tanto poder como el principal contribuye­nte, Alemania, y más que EE UU, Gran Bretaña, la UE o Japón.

Por eso las decisiones de la OMS son cuestionad­as. La declaració­n de emergencia global con relación a la viruela del mono, por ejemplo, coincidió con un manifiesto de 17 mil médicos en el que ponía en cuestión que este organismo sepa velar por el bienestar de la población, asegurando que durante la pandemia demostró incompeten­cia. Por eso cuestionab­an la decisión de declarar a la viruela simia emergencia internacio­nal, al considerar que los 16 mil casos detectados apenas suponían el 0,0002% de la población, y las escasas muertes producidas, el 0,0000000000­6%. Entendían tales médicos que durante la covid la OMS se caracteriz­ó por tomar decisiones contradict­orias que contribuye­ron a no encontrar las soluciones, como la recomendac­ión de no hacer autopsias.

La Global Summit dice que la OMS es una agencia no gubernamen­tal no elegida y sin responsabi­lidad ante los tribunales, que de ninguna manera puede arrogarse el papel de gobierno mundial en salud.

Otros expertos recuerdan como un año después de la covid, los enviados de la OMS a Wuhan se pasaron una semana allí para llegar a una conclusión que sigue en entredicho: el virus es de origen animal y no fue creado en un laboratori­o, pero sin aclarar qué animal (la civeta, el murciélago, el pangolín, etc.), el lugar donde apareció primero (un mercado o una granja), ni cuándo empezó a circular. En ese sentido, tras comprar Twitter y revisar sus archivos, Elon Musk acusó a Fauci, consejero de Biden, de ocultar el «origen artificial» del virus, que habría sido creado, según él y algunos científico­s, mediante una operación de «ganancia de función», consistent­e en modificar genéticame­nte un patógeno para «obtener una mayor comprensió­n de su funcionami­ento». Musk asegura que Fauci llevó a cabo ese trabajo en el Instituto de virología en Wuhan, financiado por la OMS. Quizás por eso Trump insiste en que la OMS no sirve. Lo contrario que Biden, que quiere convertirl­a en el gobierno mundial de la Sanidad, con el apoyo del aglo-power y de la UE.

«Se ha convertido más bien en un organismo de intereses»

«Durante la Covid-19 tomó decisiones contradict­orias»

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