La Razón (Madrid) - Especiales
Baterías y dependencia china, retos de las renovables
EL RITMO ACTUAL DE INVERSIONES DIFICULTA ALCANZAR LOS OBJETIVOS DE CERO EMISIONES
MasMas del 80% de la fabricación de paneles solares o baterías para almacenar la energía proviene de China. Aunque este país ha anunciado grandes planes para satisfacer la demanda mundial, la necesidad de materiales para fabricar baterías, su alto coste y esta alta dependencia del país asiático suponen grandes retos para alcanzar el escenario de Emisiones Cero perseguido.
Primero fue la pandemia de Covid-19 y, con posterioridad, la invasión rusa de Ucrania. Dos situaciones que han provocado importantes perturbaciones en las cadenas mundiales de suministro energético y tecnológico, según denuncia la Agencia Internacional de la Energía, quien asegura que la escalada de los precios de la energía y los materiales, así como la escasez de minerales, semiconductores y otros componentes críticos, son algunos de los principales obstáculos a los que nos encontramos para completar la transición energética.
El análisis efectuado por este organismo asegura que se necesita una inversión de 640.000 millones de dólares de aquí al año 2030 para ampliar la producción mundial de todo lo relacionado con la energía renovable (panales, baterías, células, transformadores…) y estar próximos al escenario de Cero Emisiones.
Son muchos los países que, por ejemplo, han anunciado proyectos de fabricación de baterías para vehículos eléctricos. El principal ha sido China, quien podría multiplicar por seis su capacidad de producción para 2030. Si el país asiático lo consigue, podría satisfacer él solo más del 80% de las unidades necesarias.
Pero en otras energías renovables el ritmo de fabricación es más lento del esperado. Por ejemplo, en lo que se refiere a fabricación de componentes eólicos, sólo crecerán un 5-10% (en tierra) y un 20-55% (en el mar) para 2030, cuando sería necesaria una cuadruplicación del despliegue de turbinas eólicas para lograr el objetivo. La capacidad de fabricación de electrolizadores se multiplicaría casi por diez desde el nivel actual hasta más de 100 gigavatios (GW) en 2030, aproximadamente la mitad de las necesarias. Los proyectos anunciados de fabricación de bombas de calor podrían satisfacer un tercio de las necesidades para 2030, con una cifra equivalente a la mitad para las pilas de combustible.
Compensar lo que se emite
En este punto, Rafael Riquelme, experto de la comisión de energía del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, recuerda que el escenario de Emisiones Cero conlleva no solo la producción, generación, almacena
miento y consumo de energías renovables, sino compensar todo el CO2 que se siga emitiendo.
«En España hay ocho millones de calderas o cocinas de gas. Todo lo que se queme en esos aparatos tiene que ser compensado o capturado de otra forma», pone como ejemplo para advertir que se necesitan muchos incentivos para lograr un objetivo que se asoma lejano y, quizá, inalcanzable. «El cambio no es solamente a nivel industrial, que está ya asumido, sino a nivel doméstico, lo que supone un cambio brutal porque debería conllevar un gran desarrollo de instalaciones de transporte y distribución de energía eléctrica y cambiar todas esas instalaciones que dependen de combustibles fósiles», lo que «va a requerir muchísimo dinero, esfuerzo y gente cambiando y actuando».
La gran fábrica china
Las transiciones hacia energías limpias conllevan la extracción de importantes materiales con los que se fabrican los equipos. Los minerales críticos (especialmente litio, cobalto, níquel, cobre y neodimio) y los materiales a granel (acero, cemento, plásticos y aluminio) son necesarios para una serie de tecnologías e infraestructuras, desde turbinas eólicas y baterías de vehículos eléctricos hasta redes eléctricas. La demanda de cada uno de los cinco minerales críticos clave aumenta entre 1,5 y 7 veces para 2030 en el escenario de emisiones netas cero para 2050 a medida que se dispara el despliegue de tecnologías limpias. Una mayor eficiencia de los materiales en todos los segmentos de la demanda puede compensar con creces el aumento de la demanda de acero y cemento para tecnologías e infraestructuras de energía limpia.
La capacidad para transformar estos minerales en materiales utilizables también debe aumentar considerablemente. La cadena de suministro está dispersa por todo el mundo (se calcula, por ejemplo, que los minerales de las baterías recorren una media de 80.000 kilómetros desde su extracción hasta la producción de las celdas). Sin embargo, el suministro de minerales se concentra en unos pocos países y la fabricación en uno solo: China domina actualmente la cadena de suministro, incluyendo la extracción, el refinado, el procesamiento y el ensamblaje de una parte desproporcionada de los componentes de estos productos.
«En el mundo empresarial, la dependencia de un único proveedor es algo malísimo, un error estratégico», valora Rafael Riquelme, quien también explica que la fabricación de muchos componentes de las renovables (como un panel solar) se ha vuelto una «commodity», por lo que es muy difícil luchar en precio frente a las fábricas asiáticas ni en calidad.
China produce las tres cuartas partes de todas las baterías de iones de litio. También tiene el 70% de la capacidad de producción de cátodos y el 85% de la de ánodos (ambos son componentes clave de las baterías). Más de la mitad de la capacidad de procesamiento y refinado de litio, cobalto y grafito se encuentra en China.
Mientras, Europa es responsable de más de una cuarta parte del ensamblaje mundial de vehículos eléctricos (VE), pero alberga muy poca parte de la cadena de suministro, aparte del procesamiento de cobalto, con un 20%. Estados Unidos desempeña un papel aún menor en la cadena de suministro mundial de baterías para VE, con sólo el 10% de la producción de VE y el 7% de la capacidad de producción de baterías.
El «último» escollo es la mano de obra. Se calcula que el sector de las energías limpias da trabajo a 33 millones de personas en todo el mundo. Para 2030 se necesitarán ocho millones más solo para fabricar vehículos eléctricos y sus baterías (aunque algunos podrían ser los mismos que actualmente se dedican a la fabricación de vehículos con motor de combustión interna) . Se necesitarán otros cuatro millones de trabajadores para instalar (75%) y fabricar (25%) sistemas solares, eólicos y bombas de calor.