“NO NECESITO ORIGINALES, TENGO AL ARTISTA EN MI CABEZA”
En las paredes de la salita, clavadas con chinchetas, campa una curiosa y descolorida colección de grandes clásicos de la pintura en postales y hojas arrancadas de libros. “No tiene ninguna importancia el poseer una obra que sea única. Estudio al pintor a través de los libros y lo tengo en mi cabeza. Las grandes obras están bien donde están, en los museos… No quisiera tenerlas, tampoco. Es incomodísimo y también injusto, porque es mejor que lo puedan disfrutar muchos otros”.