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El pasado 19 de febrero (Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol) se estrenó el documental Fuera de juego, dirigido por Richard Zubelzu, que ha levantado ampollas. En él, el director de Integridad y Seguridad de Laliga, Alfredo Lorenzo, defiende el papel de su institución como único organismo denunciador y nombra a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) como el organismo responsable de enjuiciar y, por tanto, de sancionar, a partir de las denuncias que presente LaLiga. ¿ A quién corresponde entonces acabar con la homofobia en los campos?
Rubén López es también responsable de impulsar una de las acciones pronormalización más reconocidas hasta ahora: la propuesta a los clubes de incluir en las zapatillas de sus equipaciones cordones arcoíris en febrero de 2015. “La respuesta por parte de muchos equipos fue magnífica. Y también nos agradó ver que jugadores como Saúl o Raúl Jiménez, del Atlético de Madrid, decidieron ponérselos motu propio. Laliga, sin embargo, rehusó promover el gesto, a pesar de afirmar que apoya habitualmente al colectivo”. Algo similar ocurrió con la acción de brazaletes arcoíris que quiso poner en marcha la revista Panenka: Según Álex López, gerente del medio, “lanzamos la acción en la jornada del Clásico, el 3 de diciembre de 2016. Real Madrid y FC Barcelona nos dijeron que si Laliga no les enviaba un comunicado, ellos no podían unirse a la idea. Previamente habíamos pedido a Laliga que secundara la iniciativa dando autorización a ambos clubes. Su respuesta ( recogida en un correo electrónico al que ha tenido acceso Esquire) fue tajante: “¿Y qué más? Si queréis ponemos el hashtag # Panenka57 para mejor promoción de vuestra revista. Seamos serios”.
Hemos preguntado a Laliga por la existencia de esta respuesta: desde sus oficinas apuntan a Esquire que la entidad habitualmente no promociona acciones de empresas o medios de comunicación privados “de los que reciben multitud de solicitudes, a pesar de que puedan compartir la iniciativa”.
José Antonio Martín Petón, consejero delegado de Bahía Internacional, la agencia de representación que cuenta entre sus clientes con jugadores como Fernando Torres, Pedro Rodríguez o Jesús Navas, arroja algo de luz sobre el asunto: “Creo que Laliga está gestionando muy bien las sanciones por insultos. Es evidente que el racismo no puede ocultarse, pero en cuanto a la homofobia, todo son conjeturas. Para actuar ante un hecho concreto debe existir ese hecho. ¿Por qué se va a crear una situación ficticia si no hay ningún jugador abiertamente declarado homosexual?”.
En la misma línea se expresa Iñaki Duque, jefe de Comunicación de la SD Eibar: “Laliga fomenta la lucha contra la homofobia en los talleres de integridad que imparte a jugadores, a técnicos y a plantillas de fútbol base”. Por su parte, Delfí Geli, presidente del Girona FC, exige a los clubes “tener un papel más activo en este tipo de iniciativas y aprovechar la fuerza del fútbol para concienciar y erradicar los problemas sociales” y Andoni Iraola, director de la Fundación Real Sociedad, va más allá al ratificar que “no estamos hablando solo de Laliga, sino también de
lugar y, por tanto, un deportista que teme no poder integrarse reprime su orientación sexual”.
Jesús explica por qué el fútbol es territorio comanche para la homosexualidad: “Hay signos de camaradería y celebración donde crece un sentimiento de tribu, de pertenencia. Son valores relacionados con la hombría y la testosterona. El error viene cuando confundimos testosterona con heterosexualidad”.
Rubén López añade connotaciones sociales: “El estrés por ser pillado afecta al rendimiento de un futbolista. Está resignándose a no ser libre en la etapa de juventud plena”.
¿Y si el problema no está en el fútbol, sino en cómo el jugador entiende la visión que tiene la sociedad del fútbol? “Actualmente están protegidas todas las minorías a nivel legal, pero no en cuanto a las opiniones negativas que pueden suscitar. En cualquier sociedad hay resistencia a los cambios, pero en el fútbol se juega con un factor importante y es que la sociedad está preparada para recibir a personas que quieran hacer pública su homosexualidad”, destaca Jesús Mena.
EL PAPEL DE LOS MEDIOS
El trato que le darían los medios de comunicación también juega una baza relevante. Víctor Gutiérrez asegura que él procuró habar a través de un medio “que supiera que iba a cuidar la historia y la iba a tratar con respeto, alejándose del morbo”. Juan Ignacio Gallardo, director de Marca, expone: “Cualquier jugador que decidiera dar ese paso contaría con el apoyo absoluto de todos los estamentos que conforman el fútbol. En Marca aplaudiríamos y apoyaríamos esa decisión, y le daríamos un tratamiento relevante. Se trata de dar naturalidad y hacer entender que este deporte, tan transversal socialmente, no puede hacer distinciones por cuestión de orientación sexual”. Juanma Castaño, director y presentador del programa El Partidazo de la Cadena Cope y copresentador de Deportes Cuatro, opina al respecto: “La primera duda que me surge es saber si trataríamos ese tema, porque pertenece clarísimamente a la esfera privada del deportista y no solemos hablar de las tendencias sexuales de la gente. La mejor forma de darle normalidad sería considerar que no es noticia”.
Xabi Prieto, capitán de la Real Sociedad, se atreve a plantear otro punto de vista: “Sería un error descargar sobre los hombros del fútbol la responsabilidad de una situación social que va mucho más allá del deporte. Se da por sentado que el ambiente del grupo variaría o que se apartaría al compañero, y lo considero muy injusto con todos los que formamos parte del mundo del fútbol. Un equipo no es más que el reflejo de la sociedad, somos un grupo de jóvenes de entre 20 y 35 años que convive diariamente, y todos tenemos a un familiar, amigo o conocido homosexual”.
La normalización de la homosexualidad en el fútbol es un camino que aún está por recorrer, pero que, tarde o temprano, habrá que empezar a caminar.