“MI HERMANO Y YO HEMOS COMPARTIDO 30 SEGUNDOS DE PLANO… ¡HACE 30 AÑOS!”
ÉXITO INMEDIATO
El cuento de la criada es un libro de 1985 y una de las series del año en 2017, ganadora de ocho Emmys y dos Globos de Oro, entre ellos el de Mejor Actriz para Elisabeth Moss (derecha). piensa qué coger. Reconoce que ni le gusta ni le interesa hablar de su vida personal, porque, seguramente, no le gusta ni le interesa saber mucho de la vida personal de otros intérpretes o personajes públicos: “Como espectador lo que quiero es ver al personaje, no al actor haciendo del personaje, por eso la publicidad es algo peligrosa, porque puede exponer demasiado al actor y entonces el público le ve a él y se olvida del personaje, que es el importante”. Y, por si nos queda alguna duda, aclara: “Para mí es un honor compartir la celebración de una serie tan buena e importante como esta. Es importante hablar del maravilloso trabajo de Margaret Atwood y además me lo paso muy bien con todo esto”.
Actor de teatro, cine y televisión, le ponemos en el brete de explicar cómo se trabaja en este nuevo mundo de megaproducciones televisivas: “La sofisticación de concepto y de guion lleva consigo una necesaria adaptación como intérprete que, para mi gusto, también es muy sofisticada. Creo que la de la televisión es la interpretación más natural, más visceral. No tienes tiempo de preparar un personaje, es algo más instintivo. En cine tienes a veces meses para prepararte mientras que, aquí, la semana antes de rodar un episodio aún no tienes el guion. Solo tienes el ahora. Esa espontaneidad que te obliga a ser valiente y tener miedo a la vez es fantástica”. Esta reportera le confiesa su deseo de que Fred nos sorprenda con una gran historia de redención: “Creo que está demasiado dañado como para eso. Pero todo puede pasar… Eso es lo bueno, es un personaje con un gran potencial dramático y de un recorrido magnífico. No tenemos dos horas para contarlo todo, como en el cine. Tenemos mucho tiempo, muchos capítulos y varias temporadas y años para hacerle crecer y evolucionar”.
A poco de llegar al fin de la jornada, es impensable no hablar con Joseph Fiennes de algunos de sus papeles cinematográficos más recordados: Enemigo a las puertas, Suavemente me mata, Adiós Bafana o de algunos más clásicos como Lutero, Elizabeth o Shakespeare in Love… “Me encanta que me cite estas dos últimas porque creo que tienen una modernidad muy interesante. Shakespeare in Love podría ser perfectamente una reflexión sobre Hollywood, sobre el talento y el modo de trabajar, y Elizabeth es una historia sobre el poder”. Reconoce que no sabía que Gwyneth Paltrow habla un perfecto español y que podría proponerle practicarlo con ella –“Seguro que me diría que sí, es una gran mujer”–; ni del que es su habitual (y maravilloso) doblador en español, el actor José Posada, al que le encantaría conocer –“Solo me he escuchado en italiano y es muy divertido”–. Hablamos de lo difícil que es entenderle en inglés haciendo de William Shakespeare: “¿ Sí? ¿ Resulta complicado? Quizá para los estadounidenses… Me encantó hacer ese papel, declamar como se hacía en el siglo XVI , trabajar sobre esos textos. Creo de verdad que si las obras de Shakespeare o de Cervantes han sobrevivido es porque tienen una modernidad y una sensibilidad que no pasan de moda, y hablan de las relaciones humanas que, a fin de cuentas, es de lo que tratan las películas: ambición, celos, amor, las contradicciones del ser humano… Es fascinante”.
Esto no se acaba sin hacerle la pregunta del millón: ¿Veremos a los hermanos Fiennes trabajar algún día juntos? No sin antes explicarle que, para muchos morbosos, el hecho de que no lo hayan hecho todavía puede ser sintomático de una desgana mutua, tal vez de un mal rollo. Fiennes, por primera vez en toda la jornada, arquea mucho las cejas. Le parece raro. “¿De verdad? Al contrario. Me encantaría trabajar con mi hermano. En una ocasión lo hice, ¡hace casi 30 años! Dios mío… Yo estaba en la escuela de arte dramático y hacía prácticamente de mueble en una escena en la que él tenía diálogo. Creo que hemos compartido 30 segundos de plano (risas). De verdad, me encantaría trabajar con mi hermano Ralph. Y con mi hermana, que es directora, y con mi hermano, que es compositor. Tendríamos que encontrar el texto idóneo para todos”.
Agradecido, visiblemente cansado pero sonriente, abandona nuestro estudio después de una jornada de algo más de seis horas. Se despide uno por uno, en español, en inglés, y da las gracias a esta reportera por “haber venido de rojo y homenajear así un trabajo del que me siento orgulloso”. Llega su coche. El día está despejado. Es invierno, pero no hace frío: “Me encanta Madrid”, piensa como para sí mismo. “Sí, tengo que volver aquí con mi familia. Tal vez este año”.