Esquire (Spain)

JOHN TRAVOLTA: “SI FUERA UN ICONO, NO ME HARÍAN TANTOS MEMES”

- POR JANINA PÉREZ

Hubo un tiempo en el que Salvatore Travolta se dedicó a contar ciertas historias al más pequeño de sus seis hijos. Su intención era alejarlo de las malas influencia­s de la calle. “Todos esos cuentos eran mentira”, dice riendo quien fuera aquel niño mientras se acentúan sus arrugas, ganadas a pulso durante 64 años.

La mafia en el estado de Nueva York siempre fue un tema candente. Y la “travesura” de Salvatore, descendien­te de napolitano­s y sicilianos, es evocada en esta conversaci­ón transcurri­da en un lujoso hotel en Cannes, a propósito del estreno de Gotti (dirigida por Kevin Connolly), la más reciente película de John Travolta, donde interpreta a su tocayo mafoso, el último gánster de la vieja Cosa Nostra que ingresó en la cárcel en 1990 para nunca más salir.

Travolta, en calidad de productor, cuenta que estuvo batallando con este proyecto siete años en un tira y afloja. “Hasta el mismo John Gotti Jr. (que ha asesorado el biopic) dijo que Hollywood es mucho más criminal que la propia mafa”, vuelve a reírse este actor, que es todo un referente cultural de diferentes generacion­es desde hace más de cuatro décadas. ESQUIRE: ¿Qué piensas de la gran admiración que suscita John Gotti? JOHN TRAVOLTA: No creo que exista otro mafioso igual. Como miembro de la Cosa Nostra, él tenía una concepción muy diferente de la integridad y la lealtad. Otros mafiosos como Capone o John Dillinger, tenían más carisma, pero no eran tan familiares ni leales con los suyos. Con la aplicación de la Ley RICO (Ley de Chantaje Civil, Influencia y Organizaci­ones corruptas, 1970), Gotti es el último gánster moderno. ESQ: Tanto en Pulp Fiction como en Gotti te zambulles con maestría en ese mundo de criminalid­ad, ¿Te fascina el otro lado de la ley? JT: Soy capaz de retratar a otras personas con seguridad, pero no necesariam­ente me siento cómodo en el papel. Muchas de las cosas que un actor tiene que hacer se sitúan fuera de su zona de confort, pero tiene que seguir generando confanza. El mundo criminal es intrigante, y como actor me salen bien esos roles porque creo que los enfrento de una manera honesta. Me gusta bailar al flo del abismo, aunque me cause ansiedad. ESQ: Pulp Fiction es uno de esos flmes que han dejado huella en la historia del cine. ¿Te gusta formar parte de ella? JT: Me siento muy afortunado de formar parte de algo tan importante. Pulp Fiction (1994) es una obra que la gente sigue adorando, lo cual me llena de orgullo. Lo mismo pasa con Grease (que celebra este año su 40 º aniversari­o), Fiebre del sábado noche (John Badham, 1977) o Hairspray (Adam Shankman, 2007), todas ejercen un alto poder de atracción todavía. Nunca imaginé formar parte de tantos flmes icónicos. ESQ: Entonces, ¿crees que tus éxitos son fruto de la casualidad? JT: Tal vez la explicació­n esté en mi fascinació­n por cierto tipo de material. A comienzos de mi carrera era un niño: me atraían las cosas nuevas y quería formar parte de ellas. ESQ: Tu popularida­d tiene dos caras, y una es la de icono y otra la de protagonis­ta de toda una colección de memes increíblem­ente virales (#Confusedtr­avolta). ¿Cómo lidias con ello? JT: ( Se ríe) ¡ Sí, los he visto! Aún estoy entre los vivos, así que todavía no entro en el grupo de las leyendas como Marilyn Monroe, James Dean o Elizabeth Taylor. ¡Y si fuera un icono no sería protagonis­ta de todos esos memes (se ríe de nuevo)! ESQ: Has atravesado también épocas malas, como cuando murió tu hijo Jett con 16 años y pasaste tres años fuera del circuito. ¿ Cómo lograste superarlas JT: Creo que los actores tienen que vivir muchas vidas para acumular registros de los que echar mano a la hora de trabajar. En aquellos años me dediqué a viajar, a conocer gente y acumular experienci­a de vida. ESQ: El mundo de Hollywood se ve muy glamuroso, como si estuviera exento de malas rachas. JT: Recuerdo una conversaci­ón que mantuve hace años con un colega bastante preocupado por su futuro. Le dije: “Disculpa que sea tan rudo, pero ¿qué parte del mundo del entretenim­iento pensaste que sería segura? ¡ Espabila! Escogiste una profesión inestable. A decir verdad, casi ninguna profesión te ofrece una seguridad plena, pero el mundo del espectácul­o es famoso por su imprevisib­ilidad. Lo mejor que puedes hacer es mantener vivo tu espíritu de aventura”. ESQ: Tarantino ha dicho que insististe mucho para trabajar con él. ¿Es cierta esa versión? JT: No, no fue así. Él estaba obsesionad­o con Grease (Randal Klaiser, 1978), con Fiebre del sábado noche y Blow Out

¿Cómo podemos evitar llamarle así, tratándose de quien ha dado cuerpo y alma a Vincent Vega, Danny Zuko o Tony Manero? ¡Imposible!

( Brian de Palma, 1981)… Es cierto que quería que participas­e en una de sus películas, y de hecho me propuso dos historias; una de ellas era sobre vampiros, que es la que terminó haciendo George Clooney ( Abierto hasta el amanecer, 1996 ) y la otra era Pulp Fiction. Pero él ya tenía en mente a Michael Madsen para la segunda. Recuerdo que habíamos estado hablando de esos proyectos durante toda la noche en su apartament­o, ya era tardísimo, y Quentin, que es bastante excéntrico, dijo (cambia la inflexión de la voz tratando de imitarlo): “La película que de verdad quiero que hagas es la de los vampiros, pero veo que no has tenido una reacción tan positiva”. “¡Es que a mí no me importan nada los vampiros!” le respondí. Le dije que prefería intervenir en Pulp Fiction. Me contestó: “Oh, interesant­e…”. Entonces pasó una semana, me llamó y me hizo una oferta. Era un director joven que trataba de que me interesara por alguno de sus proyectos.

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