DOS MITOS Y UN DESTINO
¿QUÉ TIENEN EN COMÚN EL PORSCHE 356 SPEEDSTER Y EL ARQUITECTO FRANK LLOYD WRIGHT? PASEN Y LEAN
Para celebrar sus 70 años de historia, Porsche ha realizado una sesión de fotos “homenaje” con dos protagonistas de altura: un Porsche 356 Speedster de 1949 y la casa en Island Drive (Nueva York) de Maximilian Hoffman, el magnate propietario de Hoffman Motor Company (la empresa que monopolizaba la importación de automóviles deportivos europeos en el Estados Unidos de la época), obra, ni más ni menos, que del arquitecto Frank Lloyd Wright. Los materiales nobles y las líneas depuradas de la casa parecen estar hechos a medida para albergar las curvas redondeadas y la trasera de infarto del 356, pero este tándem tiene una conexión que va mucho más allá de la estética.
El Porsche 356 fue el primer modelo fabricado en serie por Ferry Porsche, el hijo del creador del Volkswagen Escarabajo, Ferdinand Porsche. Desde niño, Ferry estaba obsesionado con el trabajo de su padre y no se separaba de él ni un momento, así que a nadie le extrañó que creara su primer coche, un deportivo cupé, sobre la base del famoso Escarabajo. El primer 356 llevaba un motor Volkswagen de 40 CV, alcanzaba los 135 km/h y costaba 10.200 marcos. Salió a la venta el 8 de junio de 1948 y rápidamente cosechó grandes éxitos en competiciones deportivas como las 24 Horas de Le Mans. Las primeras unidades de este modelo se vendieron solo en Europa hasta que, un año más tarde, el periodista suizo Max Troesch viajó a EE. UU. y le enseñó varias fotos del 356 a Max Kauffman, el hombre que sabía era clave para el salto de cualquier deportivo europeo al otro lado del charco. Nada más verlo encargó dos y, después de probarlo, quedó tan prendado que planeó un viaje al Salón del Automóvil de París de ese año para conocer en persona a Ferry Porsche, hablar con él y encargarle más unidades. Dicen que en esa conversación le trasladó la idea de que una versión descapotable del 356 sería ideal para el mercado estadounidense. Afirman, incluso, que Porsche era escéptico sobre el éxito de su coche en América, así que Hoffman, para convencerlo, le dijo: “Si no creyera que voy a vender cinco 356 a la semana, no me valdría la pena importarlo”.
Dicho y hecho: el Porsche 356 Speedster fue todo un éxito y se convirtió en un icono americano. Aunque, en esto, algunos de sus célebres propietarios como James Dean o Janis Joplin tuvieron bastante que ver.