Esquire (Spain)

LAS GAFAS DEL DIRECTOR MODAS

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Vestíamos así porque éramos rebeldes... ¿ Vestir cómo y rebeldes contra qué? Eso da igual. Mirado con la perspectiv­a del tiempo, la misma dosis de rebeldía encerraban el jersey amarillo de Amarras y la chupa de tachuelas. Nosotros no lo entendíamo­s, claro. Nos creíamos muy distintos, antagónico­s. Nos encontrába­mos en locales diferentes y escuchábam­os músicas dispares. Pero en todos los casos el ritual siempre empezaba igual: en el armario de casa pensando cuidadosam­ente qué nos poníamos para ser aquella tarde, una vez más, ‘rebeldes’. Nos parecíamos tanto...

Algunos de nosotros crecimos socialment­e en la moda de no ir a la moda. Curiosa paradoja esa de creerse ajeno a las corrientes y al mainstream cuando para ser alternativ­o había que echar horas delante del espejo. Con el tiempo aprendimos que el hombre es él y su circunstan­cia y que ‘circunstan­cia’, en esta generación a caballo entre dos siglos, incluía la palabra ‘imagen’.

Leo en el avión que me trae de Milán por enésima vez este año a Luke Leitch, editor de moda de la revista The Economist 1843. Advierte cómo esta temporada los chicos cool se han empezado a poner pantalones cargo de los 90 y jerséis jacquard de punto grueso de los de toda la vida (lo cuenta mejor nuestro Álvaro de Juan en la sección Gurú de este mes). Resulta que mirar hacia atrás se ha convertido en una fértil fuente de inspiració­n. El es- perado desfile de Prada (primavera 2019) lo vimos sentados en butacas de plástico transparen­te que recordaban a los diseños de los 60 de Verner Panton. Sonaba Brian Eno mientras ante nuestros ojos aparecían jóvenes rebeldes con algún que otro mocasín para aliviar el atracón de sneakers.

Mi anuncio preferido de Gucci de este año es una foto de Glen Luchford que recuerda remotament­e una asamblea estudianti­l en mayo del 68. Una vez más, la vista atrás en busca de la rebeldía. El año pasado un spot brutal de Diesel (Go with the Flaw) celebraba la imperfecci­ón haciendo bailar a jóvenes inconformi­stas y ‘feos’ al ritmo de Edith Piaf.

En la era de los infuencers, instagrame­rs y streetstyl­ers, los creativos de moda miran el retrovisor para reconcilia­rse con su creativida­d. Hoy es más difícil que nunca encontrar agarradera­s contracult­urales. La globalizac­ión hace de las redes sociales un terreno ideal para expandir ideas, pero quizás no tanto para crearlas (Leitch dixit). Puede que hoy ser rebelde sea añorar el último año de nuestras vidas en el que no estábamos conectados a Internet y vestirse para cambiar el mundo era una aventura que transitaba­s tú solito, ante tu espejo, con tu revista de moda en la mesilla.

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