¿QUIÉN TEME AL FASHIONLEAKS?
Desde que abrieron su cuenta de Instagram, @diet_prada, en 2014 esta pareja de amigos neoyorquinos se han mantenido en el anonimato. Hasta la pasada primavera, en que decidieron salir a la luz. Shuyler y Liu llevan cuatro aireando los trapos sucios de la moda, generalmente dejando en evidencia a los grandes diseñadores cuando ‘se inspiran’ en pequeñas marcas anónimas y vulgares. Su trabajo era peinar las pasarelas cada temporada para descubrir las tendencias, pero su ojo entrenado acabó detectando cualquier copia o plagio por muy escondido que estuviera: bajo los nuevos looks de otros diseñadores, ellos veían “un viejo Galliano”, o un bolso “descaradamente Prada”. Pero ahora que han salido del anonimato andan buscando cómo rentabilizar su habilidad para los “parecidos razonables”, y no les está resultando fácil.
# SAYSORRYTOME Milán, octubre de 2017. Se inaugura el nuevo escaparate de Dolce & Gabbana con el consiguiente aplauso del sector. Dos días más tarde, @diet_prada publica un montaje de un escaparate de Gucci similar y los acusan de copiar. Del calentón, los sicilianos contestan en abierto que lo del graffiti se lo inventaron ellos y acaban su perorata con un “Say sorry to me”, a lo que los @diet_prada contestan algo que en castellano podría traducirse como: “Es tu equipo el que debería pedirte perdón”. La guerra se viralizó. La pasada primavera, @diet_prada lanzó una camiseta con el mensaje #saysorrytome, su primera apuesta de negocio: 38 $. Pero los grandes son grandes por algo, y semanas más tarde, en la tienda de Dolce & Gabbana se vendía una camiseta con el lema “Say Sorry 2 me”: 449 $. Touché
Lindsey Shuyler y Tony Liu lo saben todo y tienen una misión: seguir la trazabilidad de la moda o, lo que es lo mismo, descubrir a sus 700.000 seguidores quién copia, sea quien sea