DIENTES, DIENTES
LA ORTODONCIA HA PASADO DE SER UNA CONDENA Y UN SÍMBOLO ‘NERD’ A CONVERTIRSE EN UN EJEMPLO DE BONANZA Y EL COMPLEMENTO DE MODA MÁS ‘COOL’. TE EXPLICAMOS POR QUÉ POR VIVI RAMOS
Hace tan solo una década, cuando un adolescente escuchaba: “Vas a tener que usar brackets”, se le caía el mundo encima y se sumía en una depresión tan profunda que ni una tortilla de Prozac era capaz de curarla. Ya sabía que, durante unos años, tendría que acostumbrarse a apodos tan cariñosos, como ‘abrelatas’, ‘dientes de hierro’ o, lo que es peor, ‘el jaulas’. Por fortuna, las cosas han cambiado mucho y, en la actualidad, la ortodoncia es invisible, por lo que tu vida social no se resiente y ya no es territorio exclusivo de jovencitos acneicos. De hecho, cada vez hay más adultos que se animan a mejorar su sonrisa brackets mediante. Además, la percepción social ha dado un giro radical. En los años 90 no había serie que se preciase de serlo sin un empollón, un nerd o un friki luciendo una amplia sonrisa metálica. Pero con el nuevo milenio y, sobre todo durante los peores años de la crisis, los brackets se han ido convirtiendo en un símbolo de estatus y bonanza económica, que brilla con luz propia en la boca de jóvenes herederos dedicados en exclusiva a fundirse la fortuna familiar.
EL HIERRO MOLA
El doctor Iván Malagón (ivanmalagonclinic. com), que lleva más de quince años aplicando este tipo de tratamientos, asegura: “En la última década, los hombres hemos comprendido que tener una sonrisa bonita no afecta solo a la imagen, sino también a la autoestima y a las relaciones personales o profesionales. De hecho, los tratamientos de estética masculinos en este campo han aumentado un 30%. El varón que actualmente tiene de 25 a 45 años tiene una mayor educación en esta materia que las generaciones anteriores, es mucho más exigente consigo mismo, con su imagen y sabe lo que una sonrisa natural, sana y armónica puede aportar a su calidad de vida”. Pero no solo es cuestión de estética. De hecho, Malagón agrega: “Eso sin contar que la alineación de los dientes tiene múltiples beneficios para la salud. En primer lugar, favorece una correcta distribución de las cargas durante la masticación, lo que se traduce en que tanto los tejidos que dan soporte al diente como las encías que los protegen se mantengan sanos siempre. Además, con el tratamiento correcto se evitan dolores de cabeza, sobrecargas o contracturas musculares en cuello y espalda. Y, por supuesto, la sensibilidad dental”.
CLÁSICO CONTRA MODERNO
Además, ya nada es lo que era y actualmente hay grandes diferencias entre los sistemas de corrección antiguos y los nuevos. “Los brackets de toda la vida son fijos, modifican bastante la estética facial y son molestos a la hora de comer o de limpiarlos. Además, van pegados a la superficie del esmalte, por lo que pueden provocar descalcificaciones, manchas blancas o incluso caries, al dificultar la higiene cotidiana. Y, debido a la fricción, también son frecuentes las rozaduras o las llagas en las mejillas y las encías. En cambio, los invisibles, conocidos como alineadores de Invisalign, son unas fundas transparentes cuyo grosor no sobrepasa los 0,5 milímetros y, al ser extraíbles, se pueden quitar para comer o para cepillarse los dientes. El precio es otro factor a tener en cuenta a favor de este sistema: mientras que los brackets se mueven en una horquilla que va entre los 2.000 y los 12.000 euros, dependiendo de la duración y la complejidad del caso, los alineadores de Invisalign cuestan entre 1.500 y 6.000 euros”. Eso sí, pese a todas estas ventajas, los brackets de acero inoxidable de toda la vida (aunque más ligeros que antaño) se resisten a desaparecer porque aún siguen teniendo su público de nostálgicos.
Entrevistamos y fotografiamos en exclusiva a Jamie Dornan para Esquire* porque es uno de los hombres más influyentes del momento. La saga Cincuenta sombras de Grey le puso en la picota, pero su personalidad, su elegancia y su poder de seducción delante y detrás de las cámaras son, sin embargo, su verdadero éxito. Por eso, la firma Hugo Boss cuenta con él para encarnar el espíritu de su perfume BOSS THE SCENT, una fragancia creada por el prestigioso perfumista Bruno