Esquire (Spain)

Miguel de Cervantes

TIENE 472 AÑOS, PERO SE MANTIENE EN FORMA. LE METE UN PAR DE PUYAS A LOPE DE VEGA (¿Y QUIÉN NO?) Y LAMENTA HABER SIDO TRASLADADO DE SEPULTURA

- TEXTO ILUSTRACIÓ­N JOSÉ MANUEL LUCÍA* PABLO LOBATO

SOY HIJO DE RODRIGO Y DE DOÑA LEONOR. Nací en Alcalá de Henares el 9 de octubre de 1547. Desde mi ciudad natal hasta Madrid, donde acabé mis días, no dejé de viajar por el Mediterrán­eo, por los caminos de La Mancha, por Sevilla, por mi queridaTol­edo y mi esperanzad­aValladoli­d.Y por los libros, mis queridos libros, desde que era un niño hasta momentos después de que me dieran la extremaunc­ión. Durante toda mi vida recordé una frase que un día me dijo mi padre muy serio, como un oráculo: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.Y no he dejado de andar, de leer, de soñar y de escribir.

TERMINÉ ‘EL INGENIOSO HIDALGO DE LA MANCHA’ CON 50 AÑOS. Me lo pasé bien imaginando sus aventuras en uno de los espacios menos aventurero­s del mundo: los paisajes que había conocido transitand­o los caminos reales que van desde Madrid a Sevilla, sin olvidarme de Esquivias y deToledo. Dejé correr la pluma para escribir un divertido libro de caballería­s, que pudieran manosear los niños, leer los jóvenes, entender los hombres y, sobre todo, celebrar los más ancianos y sabios. Una novela al gusto de los deseos de ventas del librero Francisco de Robles, mi amigo, que gastó sus buenos maravedíes en imprimirla en la imprenta de Juan de la Cuesta y de la que obtuvo buenos beneficios.

SIEMPRE SOÑÉ CON ALCANZAR LA GLORIA LITERARIA, con ver mi nombre al lado de todos aquellos autores a los que admiraba y que mis obras fueran leídas a lo largo de los siglos. Por eso dediqué los últimos años de mi vida a dar forma a un programa literario único y me reivindiqu­é: como narrador con mis Novelas ejemplares, como poeta alegórico con Viaje

del Parnaso, como poeta dramático con mis Ocho comedias y entremeses y, sobre todo, como un narrador culto con mis

Trabajos de Persiles y Sigismunda.

MI GRAN FRACASO FUE LA SEGUNDA PARTE DE ‘EL QUIJOTE’. Lo terminé en unos meses, lo escribí casi sin pensar. Solo quería dar respuesta al desafío literario de Alonso Fernández de Avellaneda y su falso Quijote, que salió a la luz en 1614. Lo escribí porque no podía dejar que condenaran a mi hidalgo manchego, al caballero de la Triste Figura, a terminar sus días en un manicomio enToledo. No era justo. Ni para él ni para mí. Pero fue un fracaso editorial. Acabé mis días con esa desazón y esa herida en el alma, pero el tiempo me ha terminado dando la razón.

A LOPE DE VEGA SIEMPRE LO ADMIRÉ COMO ESCRITOR. Pero también le envidié como dramaturgo y me reí de él por esa pretensión de llenar de torres y de escudos su linaje y su pasado. Lope era el rey de la monarquía literaria. Se lo había ganado con esfuerzo y gracias a ese tesón dedicó todo su tiempo a mantener su cetro. No se movía una letra en los mentideros, corrales de comedias y academias del Madrid de aquel momento si él no lo quería.

YO NUNCA HE SIDO HOMBRE DE GRUPOS NI DE RENDIR PLEITESÍA A NADIE, ni incluso al mayor monstruo de naturaleza que la literatura haya creado. ¡Si ahora Lope pudiera ver quién está en las monedas que todos lleváis en los bolsillos! ¡Me moriría de ganas de ver su cara!

ESCRIBIR ES VIVIR Y LEER ES PERMANECER. Como escritor, más que las placas que se han colocado en tantos edificios por los que pasé o viví, o las estatuas que pueden admirarse en tantas plazas a lo largo y ancho del mundo, me gustaría que mis obras puedan leerse, disfrutars­e. Solo por eso mi vida habrá tenido razón de ser. Gracias a tantos libros, gracias a mis lecturas y mis andanzas, gracias a mi curiosidad y a mirar al otro con los ojos de sorpresa y de curiosidad, después de tantos años de vida y de escritura bien puedo decir que sé quién soy.

NO ME GUSTAN LAS PLACAS NI EL MÁRMOL. Por eso no quiero dejar de aprovechar esta oportunida­d para lamentarme de que me hayan sacado de nuevo de donde quise estar enterrado. Creo que fue un error llevarme a la iglesia en mi querido convento de lasTrinita­rias, que tanto ha cambiado desde 1616. Aplaudo que me hayan buscado todos estos años, pero no para sacarme de allí.Y menos de la manera en que se hizo: deslumbrad­os por la ciencia y desprecian­do los archivos y las humanidade­s.

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