MÁLAGA DESDE EL PALADAR
LA CAPITAL DE LA COSTA DEL SOL NO SOLO SABE A ESPETO Y A FRITURA. LA ALTA COCINA TAMBIÉN CABRÁ EN UNA CIUDAD CADA VEZ MÁS ABIERTA, TURÍSTICA Y DONDE LA BUENA MESA ENGANCHA POR IGUAL A FUTUROS VIAJEROS Y NATIVOS
De José Carlos García (Málaga, 1974) podríamos decir que el cocinar lo lleva en la sangre. Siguiendo –y reforzando– los pasos de José García Cortés, su padre, este chef ha puesto la gastronomía de la capital malacitana bajo la luz de su estrella Michelin (única en la ciudad). De él heredó la pasión por el producto y ciertos dejes de la alta cocina francesa. A ello le sumó inquietud y un tamiz creativo, bien integrado con la tradición culinaria y los sabores tradicionales, para ofrecer una cocina que en cada bocado se identifique con Málaga. Desde JCG, su estelar restaurante gastronómico en Muelle Uno, y Café de París, un local de encanto familiar y cocina informal, hasta el restaurante Balausta, su última apuesta, que se cuela en los bajos del hotel
Palacio Soleci, para demostrar que Málaga tiene mucho que decir desde los platos. Con los pies en la tierra y la vista en el mar, José Carlos vive del producto de proximidad, de las huertas malagueñas y de las costas mediterráneas, que ponen en sus mesas conchas vivas, quisquillas, gamba blanca y salmonete, básicos en su cocina. Cabeza de puente de la Guía Michelin en Málaga, José Carlos reivindica los sabores locales, esos que adquiere en el mercado de
Atarazanas o en las lonjas cercanas, para poner en el mapa la renovada Málaga: “Ya no se deslumbra al comensal presumiendo con un foie de Las Landas o un caviar iraní”, asegura.Toda una declaración de intenciones de un chef que es devoto de su familia, de su cocina y, curiosamente, del automovilismo y de las escapadas a la montaña.