Esquire (Spain)

Desarmando a Évole

- texto TONI GARCÍA fotografía CÈSAR NÚÑEZ

El entrevista­dor más sagaz de la tele (y el más hermético en las distancias cortas) se abre en canal para Esquire y acaba dándonos varias exclusivas. Pasen y lean.

Siete semanas de confinamie­nto le han cundido al periodista más incómodo de la televisión para hacer un programa histórico, escribir un libro, hacer autocrític­a sobre su papel de periodista y conducir la entrevista más difícil de su vida, la de su amigo Pau Donés días antes de morir

Eres un poco como la pandemia, Jordi, nadie te vio venir”. Évole estalla en una carcajada: “Con la de veces que me han llamado Jordi Ébola, ya podría haberlo visto”. La entrevista con el periodista se produce en sus estudios de Esplugues, ahora vacíos por culpa del coronaviru­s. La idea es hablar de su nuevo libro Confinados (Editorial Planeta), que recoge los encuentros y entrevista­s que se hicieron en su programa especial durante las semanas de encierro. Pero en nuestra conversaci­ón aparecerán la Sardà, Hermida, el peso de la memoria y –sobre todo– su gran amigo Pau Donés, quien le pidió que le entrevista­ra días antes de morir: “Aún se me pone la piel de gallina al recordarlo”. Su piel y la mía, porque Évole se emociona hablando de este episodio del que todavía hace demasiado poco.

“Pau Donés empezó el día con un hilo de voz y acabó conduciend­o un Jeep con el gotero al lado y cantando”

ESQUIRE: Presentas la entrevista en formato documental en el Festival de Málaga. ¿Cómo empezó todo?

JORDI ÉVOLE: Me mandó un mensaje para proponerme la entrevista.Yo no quería hacer algo lacrimógen­o y sabía que él tampoco. Los dos habíamos llorado ya. Así que en la entrevista se habló mucho de la vida, mucho.

ESQ: ¿Y te fuiste a verle así, a la buena de Dios?

JE: No, hicimos un guion con el equipo y luego el día anterior intenté interioriz­arlo. Al principio estaba muy nervioso porque no sabía si finalmente podría ir. Él estaba muy debilitado. Además, aquel día se levantó gruñón; vaya, lo normal, ¿cómo te vas a levantar? Me dijo que fuera a su habitación, vi cómo su hija Sara le ponía los zapatos. Él tenía prisa por empezar... La tercera frase que me dijo fue: “Me estoy muriendo”.

ESQ: ¿Y cómo transcurri­ó todo?

JE: Estuvimos el día entero juntos. Empezó con un hilo de voz por la mañana y acabó por la tarde cantado en un prado al que llegamos con un Jeep que conducía él mismo con el gotero tumbado entre los asientos. Es una entrevista única... Es casi imposible poder volver a hacer algo así... ESQ: ¿Es tu entrevista más bonita?

JE: Es única. No hay nadie que quince días antes de morir se ponga delante de una cámara y te diga que preguntes lo que quieras.

LOS OTROS ‘INFLUENCER­S’

Jordi llora al recordarlo, así que cambio de tema. Confinados sale a la calle el 1 de septiembre. Es un testimonio de los encuentros que mantuvo durante el encierro desde la webcam de su cocina con el papa Francisco, Joaquín Sabina, Rosalía, médicos, enfermeras, víctimas...

ESQ: ¿Cómo coño no lo vimos venir? JE: Porque estamos agilipolla­dos. Hemos creído tanto en nosotros mismos, nos hemos visto invencible­s, invulnerab­les.Yo hasta el jueves 11 de marzo estaba haciendo mi vida normal. Cuando la cosa se desbordó, reuní al equipo y les dije: “Sí, vale, pero que este fin de semana tenemos que irnos a grabar a Elche” [risas]. Porque estás en tu micromundo, y te cuesta salir de ahí.Y no ves más allá.Yo fui el último en darme cuenta y no puedo criticar a nadie.

ESQ: En el libro reivindica­s el rol de la memoria.

JE: Es fundamenta­l. Es de dónde venimos. Yo mamé de Sardà en Ahí te quiero ver y de [Fernando García] Tola en Si yo fuera presidente, de los debates de Jesús Hermida, en los que juntaba a una docena de personas brutales. Nos encanta como equipo reivindica­r a los pioneros. Ellos fueron nuestros influencer­s.

ESQ: ¿Y por qué escribiste este libro, Confinados?

JE: Es el testimonio de un momento histórico. La razón del libro es no olvidar, es hablar de lo que fuimos. Aunque cuando cierres el libro vuelvas a olvidar...

ESQ: Hablemos de Salvados. ¿En qué momento te das cuenta del peso que ha cogido el programa?

JE: Hubo una semana crucial en la que por puta casualidad y cuatro días antes de que ETA dejara las armas hicimos un especial llamado Borrando a ETA. Empezaron a salir crónicas hablando de que “estos tíos lo sabían”. Claro, yo venía de ser El Follonero (a mucha honra), un programa con una clara voluntad punk. Pero cuando empezamos a hacer cosas serias, pues la cosa se complicó. Vamos, que nos costó mucho que nos tomaran en serio y, cuando ya nos dan el carné, vamos y hacemos el falso documental sobre el 23-F [risas].

ESQ: ¿ Llegó a darte vértigo la relevancia que cogió?

JE: Cuando la ola sube, estás surfeando y no te das cuenta, pero cuando ya llevas un rato ahí empiezas a ser consciente y te entra el miedo. Eso es muy peligroso, porque puedes pasar de ser irreverent­e y transgreso­r a resultar más conservado­r para mantenerte ahí. Hay que ser valiente para saber que te puedes caer, porque va a ser así: las olas mediáticas no son eternas y la nuestra ya dura mucho [risas]. ESQ: ¿Cambiarías alguna cosa si pudieras transporta­rte al pasado?

JE: Cambiaría esos programas en los que fuimos muy de buenos y malos. Ojo, hay cosas que sí, que son mal y bien. Pero aquellos eran programas donde nos lo creíamos y con los años uno se da cuenta de la gama de grises que tienen las cosas. Eso lo hace todo menos atractivo: es más fácil pensar en un mundo de buenos y malos.

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 ??  ?? Confinados (Ed. Planeta) sale el 1 de septiembre y recoge las entrevista­s realizadas por Évole a personajes como el papa Francisco, Joaquín Sabina o Rosalía.
Confinados (Ed. Planeta) sale el 1 de septiembre y recoge las entrevista­s realizadas por Évole a personajes como el papa Francisco, Joaquín Sabina o Rosalía.
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