TODOS QUIEREN A SIVAN
Troye Sivan compone, canta, actúa y posa con la misma pasión con que defiende la cultura ‘queer’. Su estilo ha hecho de él un icono ‘millennial’ y el más deseado por las firmas de moda
Nació en Sudáfrica, creció en Australia y, hoy, instalado en Los Ángeles, es uno de los artistas pop más influyentes de la comunidad LGTB. Once millones y medio de seguidores le respaldan en Instagram y más de siete en su canal de YouTube. Con 25 años, cualquiera con estas cifras habría perdido el norte –ahí está Justin Bieber–, pero no es el caso de Troye Sivan. Él prefiere seguir siendo el femme boy que compone canciones de amor en clave indie-pop, mientras las firmas se lo rifan para vestirle allá donde vaya.
NO GENDER FASHION
“Siempre he sentido mucho respeto por la moda porque no crecí siendo un chico cool. Nunca me permití vestir como me apetecía, así que llegar hasta aquí ha sido un viaje personal en el que he ido asumiendo que me encanta la moda, que me divierte y que es tan creativa como cualquier otra forma de expresión artística”, reconoce ahora que es todo un icono de estilo.
Si miras sus vídeos comprenderás rápidamente el carisma y la fuerza que tiene. Todo fluye: la música, la forma que tiene de moverse y unos outfits que se vuelven virales. Resulta elegante, sensual, con una voz que arropa, frágil y tímido en apariencia, pero con una mirada que advierte y provoca. Todo un imán para las discográficas que se lo rifaron en su día, cuando sus redes empezaron a echar humo con esas primeras canciones que grababa y compartía desde su cuarto, y ahora también para las grandes firmas, que ven en él al mejor intérprete de la no gender fashion.
Sivan ha desfilado ya para Saint Laurent en París, Valentino le confeccionó un sastre rojo a medida para la gala del Met, y para sus vídeos y giras musicales suele elegir looks de Prada, Louis Vuitton o Palomo Spain, que eleva pintándose las uñas de azul o los labios de rojo. Todo y siempre para demostrar que la cultura queer es tan válida y necesaria como cualquier otra. Con este corto pero intenso historial, normal que la revista Time le considere como uno de los jóvenes más influyentes del planeta con una lista de éxitos musicales que no para de crecer: My My My!, Lucky Strike, Bloom o su más reciente trabajo, In A Dream, que presentó en verano.
Que ahora se codee con Ariana Grande, Charli XCX o Taylor Swift, mientras pincha una y otra vez a su querida y admirada Amy Winehouse, ya no sorprende.Y eso que, en su carrera de actor, también se ha estrenado con los grandes. En 2009 trabajó con Hugh Jackman en X-Men Orígenes: Lobezno. De 2010 a 2014 protagonizó la saga Spud, por la que fue nominado a los BAFTA sudafricanos, y hace dos años Nicole Kidman y Lucas Hedges fueron sus compañeros de reparto en Identidad robada. Precisamente por esa película compitió en los Globos de Oro, pero en la categoría de mejor canción original. No se lo llevó, pero arrasó en la alfombra roja con traje de Calvin Klein y joyas de Cartier.