¡SIÉNTATE BIEN!
LA EMPRESA VALENCIANA (Y MUNDIAL) ANDREU WORLD CUMPLE 65 AÑOS DE ARTESANÍA Y TECNOLOGÍA QUE CONVIERTEN EL ACTO DE REPANTIGARSE EN ALGO PARECIDO AL ÉXTASIS
Jesús Linares, CEO de Andreu World (en adelante, AW), está sentado, claro, en una de las sillas que han creado las manos expertas de maestros especializados en tratar la madera. Ellos son el origen de esta empresa que nació en 1955 por obra y gracia de Francisco Andreu, quien, con 17 años y una tradición ebanista y cestera detrás, montó un pequeño taller a las afueras de Valencia. “El trabajo principal”, cuenta Jesús Linares, “se basaba en todos los componentes curvados de alta frecuencia con transformadores y transmisión de calor, una tecnología de los años 50. Piezas que vendía a externos, aunque, al mismo tiempo, comenzó a diseñar y fabricar sus propias sillas y mesas”. Eran diez personas. Ahora son cerca de 500 dispersadas por todas las plantas y centros de distribución de medio planeta. Uno se pregunta cuál fue el secreto del éxito de don Francisco. A fin de cuentas, el círculo periférico de la ciudad delTuria era, y es, un hervidero de pequeñas y grandes firmas dedicadas a vestir cualquier tipo de alojamiento. Para Jesús, ese secreto se basa en la mezcla de lo antiguo y lo vanguardista. “Cuando entré en AW, en 2001, lo primero que hice fue poner por escrito la cultura, valores y principios de la empresa. El primer punto es el diseño, ahí había una admiración por traer ideas de fuera. Francisco Andreu iba a ferias internacionales en los 50 y 60, a Alemania o el norte de Europa.Y la segunda es la calidad: trabajar las cosas bien, amor al detalle, y el oficio,
Presente en más de 100 países, sus diseños están en las más lujosas casas, hoteles o restaurantes... y hasta en coches
la maestría técnica mezclada con los últimos avances. Impregna todos nuestros trabajos”. La empresa nació en Valencia pero en poco tiempo ya había construido una pequeña fabrica-aserradero en Navarra. Hace 24 años se trasladó ese centro a Rusia, siempre con tala reforestada y con la sostenibilidad y el respeto a la naturaleza por bandera. Luego vino una sede en Barcelona y ahora están presentes en más de cien países. Con
la ergonomía y el estilo en el alma de AW, tras la crisis de 2008 tocaba reinventarse. “El acero. En España la cultura del automóvil está muy extendida. Así que empezamos a tratar el metal como industria auxiliar del automóvil, para grandes marcas, y aplicamos también nuestro saber hacer en los tapizados, en la madera y en el metal. Más tarde entramos en el aluminio inyectado; y luego la inyección de termopolímeros, los reciclados, elementos de plástico y por supuesto más y más tapicería”. Se ha metido a saco en hoteles de cuatro y cinco estrellas, en restaurantes de nivel y dedica muchas horas al Concurso de Talentos Emergentes que lanzó en 2001 (entre los primeros ganadores se encuentran Cul de Sac o Inma Bermúdez, que ha dejado su impronta en Ikea o Lladró) y a sus colaboraciones con bestias del diseño como Patricia Urquiola, Jasper Morrison, Alfredo Häberli o Piergiorgio Cazzaniga. De 80 a 1.000 euros, uno puede hacerse con la icónica RDL (“que cumple 30 años, toda de madera, es el arquetipo de AW, es la esencia de un asiento”), la Manila, la Andrea (“que estuvo en el MoMa de NuevaYork como ejemplo del diseño español de los 90”) o la Duos. Que ustedes se sientan bien, eso es lo importante.