DE CUANDO KIRK HAMMETT CASI ARRUINA SU VIDA
Todos sabemos lo que es perder un móvil en el mar, pero solo él sabe qué se siente cuando con él se hunden más de 500 grabaciones que te hubieran permitido vivir como un rey de por vida
Tal es el empeño de las discográficas por controlar las entrevistas de sus artistas más irreverentemente espontáneos que la calidad de la llamada (a tres) adquiere el encanto de una vieja sicofonía. Alguien escucha nuestra conversación, pero al bueno de Kirk Hammett, aficionado al cine de terror, esa presencia no le inquieta. En realidad, nada parece perturbar la bien merecida tranquilidad del guitarrista de Metallica en su polinésico y paradisiaco más allá. Ni siquiera la alerta de ataque nuclear que lanzaron por error las autoridades de Hawái hace dos años. “Estaba haciendo yoga cuando el teléfono empezó a emitir unos sonidos muy extraños”. Asomó la gaita por la ventana y comprobó que nada se movía en la vecina base de Pearl Harbor, “así que volví a la colchoneta”.
Tampoco ha sufrido el ídolo del trash metal los estragos del coronavirus. “La única diferencia es que ahora tengo que llevar mascarilla, pero siempre he tenido pavor a las bacterias”, confiesa. “Me lavo las manos constantemente, evito saludar a extraños y empujo las puertas con el pie”.
En cuanto al confinamiento, asegura que el encierro es su estado natural. “Llevo trabajando en casa desde los 18 años, componiendo en rincones solitarios. Además, gracias a las nuevas tecnologías la banda ha seguido ensayando: Lars [Ulrich] desde San Francisco,
Rob [Trujillo] desde Los Ángeles, James [Hetfield] en Colorado y yo aquí, en Hawái”.
Antes de componer, acostumbra a cabalgar unas olas en la playa de Diamond Head, una toba volcánica de la isla de Oahu. “Surfear me carga las pilas, me induce a un estado de excitación que hace que los acordes salgan solos”. En 2014 perdió un iPhone con suficientes riffs y sketches musicales (él jura que había no menos de 500 grabaciones) como para vivir el resto de su vida de las rentas. “No solo he logrado reemplazar todo ese material, sino que he creado un banco de sonidos ambientales para bandas sonoras”, se jacta antes de un último flagelo: “De todo, por supuesto, guardo copia de seguridad”.
A finales de agosto la banda publicará S&M2 (Universal), el álbum y vídeo en directo que documentan los conciertos que ofrecieron el año pasado en el Chase Center de San Francisco. “Volvimos a reunirnos con la Sinfónica de San Francisco diez años después para ofrecer un nuevo surtido de versiones orquestales de nuestros temas”, recuerda el artífice. “El resultado fue... apoteósico”. Al comienzo de Wherever I May Roam podemos ver a Hammett concentradísimo en el solo antes de que entre la batería. “He tocado ese tema cinco mil veces, pero aquella noche sentí más presión que nunca. Quería que fuera un concierto irrepetible. ¡Incluso había ido al gimnasio!”.
Hace cinco años y medio que Hammett no prueba ni gota de alcohol. “Tras el concierto de la Antártida, del que no recuerdo nada porque me lo pasé entero bebiendo, dije ‘basta’. Ahora soy un hombre nuevo y con más energía que nunca”, se pavonea. Por cierto, ¿qué tiene preparado Hammett para el 40 aniversario de la banda en 2021? “Joder, no tenía ni idea. ¿Por qué nadie me recuerda estas cosas?”.
“–¿Qué tienes preparado para el 40 aniversario de Metallica? –Joder, ¿por qué nadie me avisa de estas cosas?”