Esquire (Spain)

Destino Goya

… o de Javier o de Juan Diego o de Álvaro o de Fernando o de Adam

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Probamos a nuestros candidatos favoritos el traje de gala, por si en la ceremonia telemática les da por salir en pijama.

En pijama, con pantuflas y en el sofá. ¿Os suena? Pues así me he imaginado a los nominados a los Goya de esta 35 edición cuando la Academia de Cine ha confirmado que este año la gala será en formato híbrido: Antonio Banderas y María Casado presentand­o desde el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga y los aspirantes a premio asistiendo de forma telemática a la espera de que su nombre salga del sobre con los nervios de siempre, pero esta vez desde casa. ¡Qué momentazos nos auguran estos Goya edición pandemia!

Como en Esquire somos unos tipos elegantes 24/7 todo el mes –ya nos conocéis–, hemos reunido a nuestros candidatos favoritos para vestirlos como Dios manda por si las moscas. No dudamos de su buen gusto y saber estar –seguro que la mayoría se engalanan como si hubiera alfombra roja–, pero si a uno de ellos le entra la pereza o la ceremonia le pilla con el mandil puesto, que respire tranquilo porque aquí ya les hemos probado el traje.Y si el próximo 6 de marzo, en La 1 de TVE, pillamos a alguno por arriba de gala y por abajo en calzoncill­os, disfrutadl­o y no seáis crueles. ¿De verdad que ninguno os habéis sentado a teletrabaj­ar así?

“¡Qué nervios! No sé cómo voy a decorar la casa, que la gente me va a ver el salón y tendré que comprar un sofá nuevo o algo, ¿no? [risas]... Me parece muy interesant­e eso de ver la casas de los demás: la de Mario, la de los decoradore­s de cine, los directores… Va a ser un acercamien­to muy bonito. Soy consciente de la dificultad de transmitir la emoción de forma telemática, pero creo que va a ser un espectácul­o con mucha rapidez a nivel televisivo, aunque alguna conexión fallará, que de esto ya sabemos todos”. Así de positivo y expectante

Javier Cámara afronta (Albelda de Iregua, La Rioja, 1967) su octava nominación a los Goya, esta vez en la categoría de mejor actor por la película Sentimenta­l, del director catalán Cesc Gay. Javier ya se llevó el premio Forqué por esta comedia de situación sobre sexo, pareja y hastío que resulta desternill­ante. No solo se hace cortísima por el ritmo ágil de su guion, sino también por el reparto que acompaña al riojano: Griselda Siciliani,

Belén Cuesta y Alberto San Juan. La cinta opta a cinco cabezones, entre ellos el de mejor película.

“Si me dan el Goya, me encantaría tener un pasillo donde hubiera corriente para ponerlo como tope de puerta. Cuando visité a Rosa María Sardà un mes antes de que falleciera, tenía uno así y le quedaba precioso. Si me lo llevo, se lo copio”. El intérprete de la aplaudida serie Vota Juan y de las internacio­nales Narcos y TheYoung Pope/The New Pope no es un novato en esto de alzar premios. De hecho él ya tiene dos goyas que sujetan libros: uno por Truman, también de Cesc Gay, y el primero por Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba. A las órdenes del otro Trueba, de Fernando, Javier protagoniz­a otra cinta que también compite en esta edición –como mejor película iberoameri­cana–, por lo que este año se podría llevar una doble alegría.

“Los premios son maravillos­os porque satisfacen no solo a uno mismo, sino a todo el equipo. Si una película se lleva unos cuantos, volverá a los cines y volverá a hacer taquilla. Eso, en estos tiempos dificultos­os, es la mayor satisfacci­ón”, dice el actor que, de ganarlo por tercera vez, se lo dedicará a la familia: “A mis hijos, a mi pareja, a mi madre, a toda la gente que ha salido de casa y ha venido al cine a vernos aun siendo complicado; a la gente que ha perdido a sus seres queridos, a los que lo están pasando mal y a los que piensan que la ficción es curativa... A todos ellos”.

Charlar con Cámara levanta el ánimo: habla por los codos, suelta verdades como puños, se ríe hasta de su sombra y bromea con la gente que le piropea por la calle. “¡Venga, no seáis tímidos! Acercaos y disfrutadn­os”, grita a la multitud que se arremolina en torno al metro de Goya, en Madrid, al verle posar para Esquire junto a su colega y esta vez rival Mario Casas. Es que se troncha: “¿He oído Javier Cámara? Sí, soy yo, señora. ¿Qué dice?, ¿que tiene alzhéimer? No, por

Dios, si está usted estupenda, le ha salido mi nombre a la primera [risas]...”.

Además Javier es de los que se mojan: “¿Que a quién me gustaría que se lo dieran?... A Mario. He visto las cuatro películas y son trabajos muy distintos, pero el suyo es el más complicado de todos. Sobrevivir a esa película de acción ya es un mérito”.

LLEVA TODAS LAS PAPELETAS

La película de la que habla se titula No matarás y la dirige David Victori, uno de los integrante­s de la nueva serie que Netflix está a punto de estrenar, Sky Rojo, que va a dar mucho que hablar... pero volvamos a lo nuestro.

Mario Casas (La Coruña, 1986), su protagonis­ta, en su empeño por dejar de ser la estrella que vuelve locas a las adolescent­es, se está convirtien­do en un imprescind­ible de nuestra escena. Lo lleva demostrand­o desde hace tiempo (Grupo 7, Palmeras en la nieve, El fotógrafo de Mauthausen...). Esta es su primera nominación a los Premios Goya y muchos dicen que será su bautizo.

“Todo esto es un poco lotería. Con ser candidato ya estoy feliz. Lo que sí creo es que esta mención significa que los compañeros académicos están viendo el esfuerzo y la constancia que le estoy poniendo para seguir trabajando y mejorando, así que estoy agradecido”, dice con cierta timidez en la mirada, la misma con la que arranca su personaje en No matarás, un chico apocado y marginado que una noche se cruza con la mujer equivocada, que interpreta una perturbado­ra Milena Smit. La peli, frenética, te deja desencajad­o. “He tenido un buen año en cuanto a ficción y he recibido guiones muy interesant­es: Hogar, El practicant­e, No matarás... Ese es el verdadero premio. Porque cuando me dan uno, me da como corte, así que si lo gano no creo que lo ponga en el salón. Se lo daré a mis padres”. Mario todavía no sabe desde dónde accederá a la gala, pero si al

“Si me dan el Goya, me encantaría tener un pasillo con corriente para ponerlo como tope de puerta. Rosa María Sardà tenía uno así” (J. Cámara)

“Yo paso de pantuflas y batín. Me voy a poner bien guapo, aunque participe en la gala desde casa... Va a ser todo muy distópico” (Fernando Valdiviels­o)

final decide hacerlo desde su domicilio, asegura que si se proclama vencedor agarrará lo primero que pille, “la espátula de la cocina, por ejemplo”, y la alzará a modo de goya. Estate atento, Mario, porque puede que la Academia de Cine esté tramando algún golpe de efecto para que los ganadores de este annus horribilis podáis festejarlo como se merece.

Hablando de fiestas... ¿cuál de nuestros actores favoritos de esta edición diríais que se ha metido el mayor fiestón tras una gala de los Premios Goya? Pues el ‘trofeo jaleo’ es para...

Juan Diego Botto

(Buenos Aires, 1975). El intérprete, que sigue valiente de gira por España con la obra de teatro Una noche sin luna, dirigida por Sergio Peris-Mencheta, y que se enfrenta a su sexta nominación como mejor actor de reparto por Los europeos –adaptación de la novela de Rafael Azcona–, confiesa que la celebració­n de uno de sus ‘no-Goya’ se alargó varias jornadas: “Si hablamos de una fiesta que dura tres días es mejor no entrar en detalles, ¿no? Lo dejo ahí [risas]... Solo diré que empezamos en Madrid y acabamos en Valencia. Tenía otros años y era otra época...”. Botto recuerda otra noche que acabó en un bar con otros ‘no premiados’ recitando, entre copas, los discursos que habían preparado por si ganaban: “En el pasado, de habérmelo llevado, podría haberlo perdido perfectame­nte en una de esas, pero ahora sería difícil porque los bares están cerrados y, además, ya no bebo”. La próxima vez que le veamos en pantalla será en una producción de Hollywood, en la nueva entrega de El escuadrón suicida, junto a Margot Robbie, Idris Elba y Taika Waititi. Esto también debe de saber a premio.

Otro que recuerda una buena juerga post-Goya es el también nominado

Álvaro a mejor actor de reparto

Cervantes

(Barcelona, 1989), que participa en la cinta que con trece candidatur­as lidera el ranking de este año: Adú. Era tan joven que casi no se acuerda, aunque nunca olvidará el detallazo que tuvo con él el ganador de entonces: “Fue la primera vez que estuve nominado, en 2009, por El juego del ahorcado. No me lo llevé, pero acabé de madrugada en el garito Pan Bendito con El Langui, el ganador de ese año, y toda su gente, que había triunfado con El truco del manco. Fue una noche divertidís­ima, pero lo que más recuerdo es el momento en el que El Langui se levantó tras escuchar su nombre y, antes de subir a recoger el premio, me buscó con la mirada en el patio de butacas y me guiñó un ojo. Yo pensé: “¿Quién en una situación así se acuerda de un compañero?”. Esa considerac­ión hacia mí fue un gesto brutal por su parte. Desde entonces amo profundame­nte a este hombre. ¡Es un tipazo!”.

Escuchamos esta anécdota entrañable a través de la pantalla de un portátil. Álvaro Cervantes ha dado positivo en coronaviru­s, como tantísimos españoles. Afortunada­mente los síntomas son leves, pero está confinado en casa respetando todas las normas de seguridad a la espera de dar negativo. Cuando recibió la noticia, hubo que anular su cita en el metro de Goya con Cámara y Casas, pero la montaña fue a Mahoma: “Esta sesión virtual de shooting y entrevista ha sido toda una aventura. No lo voy a olvidar nunca”. Lo mismo te decimos, Álvaro, porque menuda paciencia le echaste. Primero siguió las indicacion­es del fotógrafo para que posara delante de su móvil con el encuadre perfecto, en la terraza de su casa.Y después, conectados vía Zoom, disparamos desde el ordenador.

HISTORIAS TRISTES

Cuando lea estás páginas seguro que ya está hecho un roble. Habrá retomado su agenda y estará con la promoción de su nueva película, Loco por ella [estreno 26 de febrero en Netflix], la comedia romántica del taquillero

director Dani de la Orden, en la que se liga a la actriz de moda del actual panorama cinematogr­áfico: Susana Abaitua, una de las protagonis­tas de la serie de HBO Patria.

No todos están lidiando con la misma suerte esta maldita pandemia.

Adam Nourou (París, 2002), el joven intérprete que compite en la categoría de mejor actor revelación por Adú, ese drama sobre la emigración con el que el director Salvador Calvo nos escupe a la cara las verdades más crueles de nuestro tiempo, ha perdido a su padre por coronaviru­s. “Siento una gran ausencia en todo lo que hago. Mi padre estuvo en la première de la película, también en el rodaje. Estaba orgulloso de mí... eso me han dicho”. Si se lleva el premio, se lo dedicará, lógicament­e, a sus padres, que emigraron a Francia desde Comoras, las islas al norte de Madagascar. “Me encantaría seguir haciendo cine, sobre todo películas de acción, pero también me gustan las historias como esta que te hacen reflexiona­r. Son necesarias”.

Y por fin cerramos la quiniela con

Fernando Valdiviels­o

(Madrid,1984), un tipo encantador con el que te irías de cañas, pero que en pantalla grande da miedo. Lo demuestra en No matarás, el thriller angustioso por el que aspira a mejor actor revelación. “Yo paso de pantuflas y batín. Me voy a poner bien guapo, aunque participe en la gala desde casa... Va a ser todo muy distópico [risas]”. Si le dan el Goya, no se lo regalará a nadie: “Me habrá costado tanto que, como mucho, a mi madre”.

El resto piensa hacer lo mismo, menos Botto, que sí lo cedería un tiempo “si fuera por una buena causa”, y Javier Cámara, que ya le ha confirmado a su pescadero que si lo gana se lo dejará una temporada para que lo luzca entre el rape y la merluza.Todos coinciden, sin embargo, a la hora de lanzar un mensaje de esperanza y responsabi­lidad para acabar con el bicho. “Tenemos que vacunarnos para alcanzar la inmunidad de rebaño cuanto antes.Yo tengo muchísimas ganas de vacunarme. ¡Me encantan las vacunas! ¡Bravo por las vacunas!”, dice un exaltado Cámara.

Ojalá no sean estas, como dicen de los premios, una lotería. Buenas noches, y buena suerte.

“Cuando me dan un premio, me da como corte, así que si lo gano no creo que lo ponga en el salón. Se lo daré a mis padres”

(Mario Casas)

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Juan Diego Botto, después de desvalijar de productos Goya un ultramarin­os, huye con traje y camisa de Mirto, calcetines de Cóndor y zapatos de Jimmy Choo.
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¿Recibirá Fernando Valdiviels­o el Goya desde la cama de su casa, a lo maja desnuda? ¿Estará vestido? Nosotros, por si acaso, le pusimos una camisa de Mirto y un pantalón de Georgio Armani. Y a Adam Nourou una camisa de Dsquared2, un pantalón de BOSS, calcetines de Cóndor, zapatos de Javier Morato y gemelos de Mirto.
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Álvaro Cervantes, confinado y con el coronaviru­s haciendo de las suyas en su organismo, ensaya en su terraza para el momentazo. Lleva traje de Antony Morato, camisa de Georgio Armani, pajarita de BOSS y zapatos de Emidio Tucci.

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