Steve MCQueen cuéntanos tu vida otra vez
SU SERIE ‘SMALL AXE’ ES TAN PERSONAL QUE SI UN ACCIDENTE SORPRENDIERA A ESTE DIRECTOR INGLÉS, EN VEZ DE VER PASAR SU VIDA EN SEGUNDOS, BASTARÍA CON EL TRÁILER
era el año 1973 y Bob Marley se reafirmaba como la gran figura del reggae, candidato a estrella musical mundial publicando el álbum Catch a fire, su primera referencia para la multinacional Island Records. Trojan, el sello con el que había estado lanzando hasta entonces sus discos, intuyó la oportunidad comercial y puso a la venta African Herbsman, un recopilatorio con las primerísimas canciones de Marley. Un total de dieciséis cortes entre ambas caras entre los que destacaban títulos como Sun is shining, Keep on moving o Small axe. “If they are the big tree, we are the small axe”, entonaba el icono rastafari en un evidente canto contra la opresión de los poderosos. Cuatro décadas más tarde el cineasta Steve McQueen (by the way, Sir McQueen por obra y gracia de la corona británica) recupera aquellos versos para dar título a su último proyecto. Small Axe es una serie antológica en la que, inspirándose en casos reales, descubre la vida de la comunidad afrocaribeña en Londres y el racismo implícito de la sociedad británica durante las décadas de los 60, 70 y 80.
ESQUIRE: Más que una serie, Small Axe son cinco películas. Mejor: cinco peliculones.
STEVE MCQUEEN: Es una idea a la que llevo dando vueltas desde hace años. De hecho se trata de un proyecto en el que venía pensando desde que rodé mi primera película. Fue como una visión. En realidad era algo deseado y necesario poder ver por televisión historias de la comunidad negra en Inglaterra. No había suficientes películas ni series que explicaran lo que ocurrió. Es más, no había ninguna serie que hablara de todo lo que ha tenido que vivir la comunidad de origen afrocaribeño en Reino Unido. Eso es lo que me motivó a materializar un proyecto como Small Axe.
ESQ: Ha transcurrido más de una década hasta que lo has conseguido. ¿Por qué has necesitado tanto tiempo?
SM: He hecho otras películas con historias que también me interesaba hacer, pero también, y seguramente es más importante, he necesitado todo este tiempo para interiorizar el proyecto. Para comprenderlo en toda su complejidad y para sentirme seguro de que podía hacerlo. Small Axe es un proyecto que me atañe de forma directa, era necesario crecer personalmente, hacer un viaje interior, llegar a donde nunca antes había llegado y tomar perspectiva para entender en toda su complejidad lo que explican estas cinco películas.
ESQ: ¿Siempre supiste que acabarías materializando el proyecto?
SM: Siempre supe que lo haría. Pero necesitaba perspectiva. Necesitaba sentir que podía hacerlo. Muchas veces tienes prisa y cuando llegas te das cuenta de que no has podido hacer el mejor retrato del camino porque habías ido muy rápido y porque aún no tenías las herramientas. Es como un atleta: para participar en unas Olimpiadas antes debes estar entrenándote durante años.
McQueen creció en ese Londres pobre del que habla la serie. Su madre procedía de Trinidad, y su padre era un emigrante de la isla de Granada que se abrió camino como pintor de brocha gorda en un Londres donde la segregación estaba asumida. No es casualidad que fuera amigo de uno de los Mangrove 9 (la historia en la que se basa la primera película): el proceso judicial al que tuvieron que enfrentarse nueve jóvenes negros detenidos en una manifestación en 1971 en apoyo del Mangrove, un restaurante de comida caribeña del barrio de Notting Hill acosado constantemente por policías blancos.
ESQ: Las historias que cuentas son historias de tu vida.
SM: Correcto. Ahora se recuerdan los hechos del Mangrove como un acontecimiento icónico e histórico para la comunidad afrocaribeña de Londres, pero durante muchos años se silenció. Muchas de las personas que participaron en aquella manifestación sufrieron represión durante largo tiempo. Aquel juicio enfureció a la policía, que expulsó toda su ira a través de la violencia y la intimidación. Por eso callaron durante tanto tiempo.
ESQ: ¿Cómo fue tu infancia en West London?
SM: Yo no era consciente de estas injusticias y desigualdades. No dejaba de ser un crío inocente. Aun así, cuando eres un niño negro en Londres, te acabas politizando a una edad muy temprana. Por ser quien eres ya de muy pequeño empiezas a preguntarte por qué, quién, cómo, cuándo, dónde, qué.
ESQ: ¿Qué dice tu familia de la serie?
SM: Hablé de ello con mi madre. Estrenamos la serie en el London Film Festival y me acompañó. Ella y mi hermana. Fue superemotivo. Como he explicado, las cinco historias, de un modo u otro, están vinculadas a nosotros directamente o a la comunidad afrocaribeña de Londres. Lovers Rock, por ejemplo, trata sobre mi tía.
ESQ: Tu particular homenaje a la mujer afrocaribeña.
SM: Este también era uno de los cometidos de la película. En los años 70 los negros tenían prohibida la entrada en muchas de las discotecas de moda de Londres, por lo que organizaban sus propias fiestas en las denominadas blues houses. Mi tía tenía prohibido ir, pero mi tío la llevaba y la metía en secreto. Esta película es mi particular revisión del cuento de La cenicienta.
ESQ: ¿Estas historias son tan relevantes ahora como lo fueron entonces?
SM: Tanto o más relevantes, indudablemente. Hemos progresado, evidentemente. La policía ya no puede actuar impunemente contra la comunidad negra en Reino Unido. Pero aún existen desigualdades. Hay muchísima gente muriendo de la COVID-19 por culpa de un sistema sanitario deficitario. Y muchas de estas personas son negras o pertenecientes a otros colectivos minoritarios con unas condiciones de vida muy pobres.
ESQ: ¿Qué otras historias se esconden detrás del resto de las películas?
SM: Logan, el personaje central de Red, White and Blue, en la película interpretado por John Boyega, fue un hombre negro. Se hizo policía con el objetivo de cambiar el sistema desde dentro del sistema. Él fue el fundador de la Black Police Association.
ESQ: Tienes un compromiso claro con mejorar el mundo en que vives. ¿El arte puede cambiar el mundo?
SM: Puede tener un efecto sobre la sociedad, sí. Sé que Small Axe puede tener un efecto. Sé que 12 años de esclavitud tuvo un efecto. No sé si he cambiado
algo, pero seguro que mis obras han tenido un efecto.
ESQ: Small Axe es un proyecto de alta carga emocional y social. ¿Qué has aprendido, qué te has llevado de él?
SM: Diré algo, aunque suena a libro de autoayuda, pero es la puñetera verdad: lo podemos todo si vamos unidos. No hay nada que no podamos hacer si vamos todos a una. Creo que esa es la lección que podemos obtener de Small Axe: no importa cuán diferentes seamos, da igual de dónde procedamos y cuáles sean nuestros orígenes, no hay nada imposible si estamos unidos. El propio proyecto es una muestra de ello. ESQ: ¿En qué sentido?
SM: Empezó siendo una idea para una miniserie y hemos acabado haciendo... ¡Cinco películas! Esto solo ha sido posible gracias a la entrega de todos los que hemos estado involucrados. Parecía casi imposible de materializar, pero lo hicimos juntos y lo hicimos posible.
bromeamos sobre la importancia de dejar la puerta abierta a las sorpresas a la hora de enfrentarse a una película. Aficionado a jugar al fútbol desde pequeño, sus referencias a la hora de explicar su trabajo van y vuelven constantemente a los partidos de fútbol.
ESQ: ¿Intuías que ganarías esta partida? SM: Siempre quieres ganar el partido pero nunca sabes cómo vas a hacerlo y muchas veces acabas sorprendiéndote de la manera en que marcas el gol de la victoria. A veces es pura genialidad, a veces fruto de un momento del juego o puede que sea por una simple carambola. Con Small Axe tengo que confesar que nunca supe del todo hacia dónde me acabaría llevando esta historia. Dejar ese pequeño espacio para la sorpresa también es maravilloso. Sí hubo algo que me sorprendió muchísimo...
ESQ: ¿Qué fue?
SM: El nivel de compromiso y pasión del equipo con el que trabajé, tanto el técnico como el casting de actores.
ESQ: Otro asunto del que tenemos que hablar: la música en tu película tiene una grandísima importancia.
SM: En lo musical, desde el principio tuve muy claro que Silly Games, de Janet Kay, tenía que ser la canción sobre la que se sustentara la película. Fue como un juego elegir el resto de las canciones, como crear una playlist con mis favoritas. La que más me costó encontrar fue el dub que suena en una de las últimas escenas.
ESQ: Kunta Kinte Dub, de The Revolutionaries. Es una escena apabullante.
SM: Necesitaba una canción con la que la gente se volviera loca. La buscaba y la buscaba pero no la encontraba. Me estaba volviendo literalmente loco, hasta que la encontré. La primera vez que la escuché tuve claro que tenía que ser esa. Luego los actores hicieron que apareciera la magia.
“TENGO QUE CONFESAR QUE NUNCA SUPE DEL TODO ADÓNDE ME ACABARÍA LLEVANDO ESTA HISTORIA”