EL SEÑOR DE LOS RELOJES
HABLAMOS CON JOHN GOLDBERGER, UNO DE LOS MAYORES COLECCIONISTAS DE RELOJES DEL MUNDO, QUE SE ESTRENA COMO IMAGEN DE MORJAS, MARCA DE ZAPATOS ‘MADE IN SPAIN’
: Mi relación con John Goldberger (Bolonia, 1957) comenzó en Milán en la primavera de 2019. Lo conocí en un cóctel y, a primera vista, me pareció una mezcla entre un villano de James Bond y un hombre de negocios. Y no anduve muy alejado. De hecho, su nombre real es Auro Montanari y su ocupación oficial es la dirección de una empresa familiar. Sin embargo, su alter ego, Goldberger, es uno de los mayores coleccionistas de relojes del mundo. Pero ¿cómo llegó hasta ahí? “Mi padre fundó la empresa de componentes tecnológicos que yo ahora presido y, como pasión, compraba muebles, cuadros del siglo XVI y XVII… Así que cuando era pequeño viajaba mucho con ellos a distintas ferias, y fue mi padre quien vio en el mundo de los relojes una categoría sin explotar que no solo podía responder mejor a mi interés, sino que también era una oportunidad para empezar a coleccionar yo mismo. Así que empecé a visitar mercadillos mientras ellos iban a las exposiciones. Y descubrí piezas muy interesantes”.
Los inicios a los que se refiere Goldberger datan de los años 70, cuando Internet no era ni un proyecto y la intuición era la mejor arma de un coleccionista. “Siempre me guie por dos cosas: mi corazón y mi ojo. La brújula que me guio cuando empecé, y el mayor consejo que doy a la gente que quiere empezar a coleccionar relojes, es: invierte en piezas que te gusten. En aquella época no había mucha información, así que lo natural era comprar por instinto. Mi padre, por ejemplo, me recomendaba comprar grandes marcas, pero que no debía comprar Cartier porque era para
coiffeurs [peluqueros]. No seguí su recomendación”, cuenta divertido. Y menos mal, porque ahora tiene la colección de Cartier más grande del mundo. ¿Su pieza más preciada? “Un reloj que nunca salió al mercado: una edición limitada de Hamilton para Una
odisea del espacio, de 1968. Solo se hicieron seis muestras y yo tengo una”, asegura. ¿Y del que nunca se desprendería? “Un Pulsar de Tiffany en acero, que me regaló mi padre cuando cumplí los 18 años”, dice. “Esto es una pasión, no una inversión”, termina.
*Henrik Berg es CEO de Morjas