Tenía que ser un golpe...
A Jack Kerouac, de quien el año que viene celebraremos el centenario de su nacimiento, se le ama o se le odia. Pero, indudablemente, le debemos a una inoportuna lesión de rodilla que se frustrara su futuro como jugador de fútbol americano y se dedicara a la prosa, nos legara la Generación
Beat y títulos legendarios como On the road, Los vagabundos del Dharma
o Los subterr‡neos, así como poemas e incluso algún (prescindible, eso sí) álbum de estudio. Fue en 1940, con 18 añitos, cuando ingresó en Columbia con una beca de fútbol. Estaba llamado a hacer grandes cosas, pero en su segundo partido se rompió la pierna y dijo adiós a un destino que, claramente, no era el suyo.