Comprar palabras
Google es la tercera palabra más buscada en Google mundialmente. Que es como entrar en una farmacia con su cruz verde iluminada, su palabra ‘farmacia’ vinilada en el cristal, su olor a aire de rebotica (que es una mezcla de crema hidratante y aroma de fotocopiadora), su personal de farmacia con bata blanca... y preguntar dónde hay una farmacia.
Como poner las llaves del coche encima de las llaves de casa para que no se nos olviden las llaves.
Como preguntarle a tu amante, cuando está a punto de dormirse haciendo caracolillos con los dedos en tu pelo, si te quiere. Durante la pandemia en España hemos buscado en Internet cosas que jamás habríamos imaginado. Y no me refiero a ‘coronavirus’, ‘ERTE’, ‘mascarilla’, ‘diazayuso’, ‘nueva normalidad’ o ‘el baile del ataúd’. Ha habido otras búsquedas escondidas en las tendencias de Google que dan mejor rollo. La segunda pregunta más realizada a nuestros queridos algoritmos ha sido ‘cómo hacer pan casero’. Entre las diez recetas más solicitadas están ‘pan’, ‘masa madre’, ‘churros’ y ‘dónuts’. Un mundo que busca cómo hacer churros en casa mola más que uno que busca ‘a qué se dedica ahora Donald Trump’ o ‘cómo hacerse millonario con
bitcoins’. En 2020 la búsqueda ‘¿qué día es hoy?’ alcanzó máximos históricos. ¿No es fantástico? Enfrascados en la rutina del confinamiento se nos olvidaba mirar al calendario... quizás también el reloj. Otras cuestiones siguen permaneciendo imbatidas desde hace décadas y la pandemia no ha podido tampoco destronarlas. La pregunta ‘¿por qué el cielo es azul?’ está en el top 5 de búsquedas desde los albores de Internet. Desengañaos, internautas: el cielo solo es azul en los cuadros de Velázquez. Los buenos ‘marketeros’ digitales son expertos en el arte de comprar palabras, pujar por posicionar sus webs y sus productos eligiendo bien conceptos que Google devora. Pero lo divertido sería hacer lo contrario. Empezar a buscar como locos palabras minoritarias para inflar su valor en la bolsa de los bots rastreadores. Como hacen los románticos inversores minoristas con las acciones de las empresas ruinosas acogotadas por los grandes fondos de inversión (el caso GameStop fue otro de los mágicos acontecimientos de la pandemia). Busquemos de repente todos ‘lavanda’ y a ver qué pasa. Busquemos ‘lirón careto’, ‘calabaza Ruperta’, ‘Tamara de Lempicka’, ‘lapislázuli’, ‘gravesiña’, ‘lagar’ o ‘petazeta’. Vamos a pedir al algoritmo ‘la última escena de
Calabuch’, ‘fotos de la infancia de Iván Redondo’, ‘¿qué hora es en la Luna?’, ‘¿puedo vacunar a mi canario?’, ‘¿dónde esta Georgie Dann?’, ‘¿de qué color es un espejo?’. Ya que no podemos contra los todopoderosos motores de búsqueda, ya que Facebook nos recomienda a quién deberíamos votar y que Tom Hanks sigue siendo el actor más gugleado a nivel global, montemos nuestra propia revolución silenciosa. Sin claveles. Con palabras gratis.