Esquire (Spain)

EN BUSCA DE LA BARRICA DEL SIGLO XXI

LAS BODEGAS MODERNAS QUIEREN HUIR DEL PESO EXAGERADO DEL ROBLE, ASÍ QUE LAS TONELERÍAS ACTUALES NO PARAN DE INNOVAR. NUEVAS CLASES DE MADERA, EL SECADO EXTREMO O EL CONTROL DE LOS TOSTADOS SON LA CLAVE

- POR ANA PÉREZ

: “Después de pasar un tiempo en ellas el vino mejora. Esta es la razón por la que la enología moderna sigue usando barricas, a pesar de que ahora hay depósitos de acero inoxidable que lavas con un chorro de agua y puedes volver a usar las veces que quieras”. Quien hace este razonamien­to es Teresa Pérez

Fernández, gerente de tonelerías Gangutia, una empresa que lleva 150 años fabricando barricas para grandes bodegas como Marqués de Cáceres o el grupo Pernod Ricard.

¿UN RECIPIENTE?

Por eso, porque el futuro de su negocio está en aportar un valor añadido, tienen claro que ahora más que nunca su reto está en el I+D. “Las tonelerías nos hemos reciclado y ahora no somos meros productore­s de recipiente­s, sino que estudiamos la madera y las posibilida­des que tiene”, afirma. Y es que, aunque la mayoría de las barricas que salen de esta tonelería están hechas de roble, el abanico de posibilida­des se está abriendo mucho. “Fuimos los primeros en recuperar la acacia en España, por ejemplo. Probamos un vino en Francia que se hacía en barricas de acacia en el año 2000 y, después de estudiarlo, en 2004, sacamos las nuestras. Se comporta muy bien con los vinos blancos. Recuerda a la hierba recién cortada, es vegetal pero no demasiado verde... Con ella, te alejas un poco del carácter tánico [potente, fuerte] de los vinos criados en roble y, aunque va mejor con los blancos, tenemos algún cliente que la está usando también para tintos. El resultado es un vino de corte un poco más moderno y rompedor”, explica. Actualment­e, también están haciendo pruebas con olmo, haya, fresno… “Todavía no sabemos si merecerá la pena o no, pero hay que investigar­lo. Antes las cosas se hacían solo por tradición, pero ahora debemos buscar el porqué de cada proceso, probar diferentes maderas y ver qué aportan. Para ello colaboramo­s con universida­des, los enólogos de nuestros clientes, etc.”, añade. De hecho están inmersos, junto al Ministerio de Industria, en la creación de ‘la barrica del siglo XXI’. “La idea es selecciona­r las maderas en función del aporte tánico, diseñar el curado de cada roble según su ADN y marcar la diferencia con tostados revolucion­arios. Pero siempre usando la tradición, porque no hay nada más revolucion­ario que secar al aire libre y tostar sobre brasas”, dice. El objetivo actual es huir del exceso del roble y para eso las tonelerías tienen varios frentes abiertos. “El primero es el secado de la madera, que es muy importante. Nosotros llevamos a cabo secados extremos de tres años, como el que se hace ahora con la carne. Ahí hay una evolución de la madera, que la hace mucho más respetuosa. También estamos haciendo domados [reblandeci­miento de la madera para doblarla] con agua, que supone un arrastre extra de taninos. Y podemos jugar con los volúmenes haciendo barricas de 400 litros”, explica. La última gran clave es el tostado. “Antes de hacer una barrica hablamos con el cliente para ver qué se va a elaborar en ella. Si es un roble, el tostado será más potente, mientras que si es un gran reserva o un blanco se le da otro tratamient­o para que sea más sutil”, concluye.

Acacia, olmo, haya o fresno. En Gangutia están probando sus virtudes... y defectos

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duelas optimiza la materia prima. También se usa visión artificial para hacer la boca y un robot para meter las tablas.
La mecanizaci­ón del corte de las duelas optimiza la materia prima. También se usa visión artificial para hacer la boca y un robot para meter las tablas.
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barrica ya no se hace a fuego con un hierro. Ahora se utiliza un láser.
El marcado de la barrica ya no se hace a fuego con un hierro. Ahora se utiliza un láser.
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aros de las barricas se colocan con prensas, lo que permite un cierre más preciso.
Actualment­e los aros de las barricas se colocan con prensas, lo que permite un cierre más preciso.
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Antiguamen­te, la madera se calentaba a 150 grados solo para poder doblarla sin que se rompiera. Ahora, además, sabemos que en este proceso aparecen componente­s que aportan sabores al vino, y esto también es objeto de I+D.

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