Esquire (Spain)

Ahora toca ser mala

Elena Rivera lleva más de 20 años en pantalla. Podía haberse perdido por el camino, pero lo suyo es un no parar. Alba y Los herederos de la tierra son sus nuevos trabajos

- 34 MARZO 2022 _esquire Texto ANA TRASOBARES Fotografía DANI VALDEMORO Estilismo BLANCA HIDALGO

El que diga que no la conoce es porque acaba de aterrizar en España, porque Elena Rivera (Zaragoza, 1992) ha crecido como actriz y como mujer ante los ojos de todos. 183 capítulos en la serie más longeva de nuestra televisión, Cuéntame cómo pasó, han sido su mejor escuela. Ni academias de interpreta­ción ni formación en artes escénicas. Lo suyo es pura vocación autodidact­a, “y observar y preguntar y entender todo un proceso de trabajo que he vivido desde niña con un equipo al que siempre me he sentido muy unida”, añade.

Otros en su lugar se han quedado por el camino, pero Elena, desde que dijo adiós en 2018 a su querido personaje de Karina (la novia de Carlitos [Ricardo Gómez] en Cuéntame...), ha encadenado un trabajo con otro: la obra de teatro La vuelta de Nora, junto a Aitana Sánchez-Gijón, dirigidas por Andrés Lima; Inés del alma mía, la miniserie histórica por la que recibió buenísimas críticas; Sequía, de reciente estreno, ocho episodios de intriga y drama donde interpreta a una inspectora de policía; Alba, una ficción peliaguda sobre abusos sexuales que Antena 3 acaba de estrenar en abierto, y Los herederos de la tierra, la esperada segunda parte de La catedral del mar que pronto veremos en Netflix. El que piense que qué suerte, que se imagine tres veranos seguidos trabajando sin vacaciones.

ESQUIRE: ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser tan joven y tan veterana?

ELENA RIVERA: Tener el callo que tengo. Empecé a cantar con seis años y este verano cumplo 30, así que lo mejor es la experienci­a, esa nadie me la va a quitar [risas]. ¿Y lo peor...? Las sombras de esta profesión: muchas horas de trabajo, casi siempre lejos de casa, perderme momentos importante­s de la vida...Y que este trabajo a veces es cruel porque el actor, aunque no lo parezca, es un monigote, el último que se entera de las cosas.

ESQ: ¿Decepciona­da del oficio?

ER: Para nada, todo lo contrario. Estoy agradecida, satisfecha y orgullosa de mi trayectori­a y de las oportunida­des que me dan. Lo que digo es que los actores tenemos la sensación de ser objetos: “Este me gusta, este no, prueba con otro...”. Hay que tener la cabeza muy amueblada para que nada de esto te desestabil­ice.

Elena nació y creció en Zaragoza porque a su padre, maquinista de trenes, le destinaron allí. Pero toda la familia es manchega, de Alcázar de San Juan (Guadalajar­a). Allí es donde regresa para pisar tierra porque, según dice, necesita salir de vez en cuando “de esta burbuja de glamour y alfombra roja donde todos hablamos siempre de lo mismo”. También por eso estudió magisterio infantil (como su madre), para completar su formación como persona y desenvolve­rse en otros ámbitos de la vida.

ESQ: Para llevar tantos años en pantalla nunca has dado un escándalo ni has sacado los pies del tiesto. ¿Es gracias a esta doble Elena?

ER: En parte sí, pero también porque siempre he sido una niña muy buena [risas]. Soy una curranta. Me dejo la piel, pero con humildad y prudencia. Es lo que me han enseñado.

ESQ: ¿Algún momento complicado en el trabajo a lo largo de tu carrera?

ER: Claro. Cuando llegamos a Chile para rodar Inés del alma mía nos encontramo­s con el estallido social que estaba viviendo el país. Fue muy duro. Y Alba, la serie sobre abusos sexuales, fue un rodaje difícil, sobre todo la jornada que grabamos la violación. No queríamos caer en el panfleto ni tampoco en el morbo.

ESQ: ¿Contasteis con un coach de intimidad? En Hollywood ya existen.

ER: No, pero hicimos un trabajo previo profundo para crear un ambiente de diálogo y confianza. He rodado muchas escenas de cama y son coreografí­as medidas al milímetro. Aquí no se improvisa nunca nada.Yo normalizo estas interpreta­ciones, pero bienvenida sea esta nueva figura.

Elena es tan razonable como poco soñadora. Vive el presente y gestiona lo que va llegando “sin pájaros en la cabeza”. Aun así, algún deseo tiene: “Interpreta­r a una villana, a una mala malísima. Lo disfrutarí­a un montón [risas]”. Nosotros, además, la proponemos para un musical porque también canta como los ángeles.

“He rodado muchas escenas de cama y son coreografí­as medidas al milímetro. Aquí no se improvisa nunca nada”

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Prada, top de
Dolce & Gabbana y pantalón de
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Elena Rivera lleva chaqueta y zapatos de Prada, top de Dolce & Gabbana y pantalón de Nehera.
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Pinko, falda de
Prada, sandalias de Jimmy Choo y pendientes de
Aristocraz­y.
En la página siguiente, chaleco de Bleis Madrid y pendientes de
Aristocraz­y.
La actriz lleva americana de Sportmax, top de Pinko, falda de Prada, sandalias de Jimmy Choo y pendientes de Aristocraz­y. En la página siguiente, chaleco de Bleis Madrid y pendientes de Aristocraz­y.
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