EL ÉXITO COMO OBLIGACIÓN
LA NUEVA GENERACIÓN DE LA FAMILIA AQUARACER NOS MUESTRA LA ESTRATEGIA QUE SU CEO, FRÉDÉRIC ARNAULT, HA PREPARADO PARA ESTA FIRMA CON MÁS DE 160 AÑOS DE HISTORIA
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En ocasiones, la realidad supera a... otras realidades. Se podría pensar que ser hijo de un multimillonario supondría una vida de ocio continuo, pero hay quienes demuestran con hechos que, independientemente de su ascendencia, quieren triunfar por sus propios medios, dejar un legado que vaya más allá de su ilustre apellido.
Es lunes por la mañana y ahora mismo estoy en una videollamada con uno de ellos. Se trata de Frédéric Arnault, nacido en 1995, cuarto hijo de Bernard Arnault, dueño del grupo LVMH y la tercera persona más rica del planeta. Tengo a Frédéric en mi pantalla y no se advierte una playa paradisiaca o la cubierta de un lujoso yate. En su lugar, un gran ventanal con vistas a un polígono industrial. Es Suiza, aunque perfectamente podría ser el parking de las oficinas de Dunder Mifflin.
Lo cierto es que debería haber hecho caso a todos los comentarios que me llegaban desde el grupo. “Frédéric está muy volcado en TAG Heuer, es su proyecto personal”, me comentó hace unos meses alguien que conoce bien los secretos del grupo LVMH, al cual pertenece la relojera. Su designación como consejero delegado de TAG Heuer en 2020 completaba una vertiginosa trayectoria comenzada tres años antes como director estratégico y digital de la casa. Estos inicios dentro de la firma sin duda han sido primordiales para que TAG Heuer, una firma que lleva más de 160 años fabricando relojes mecánicos, se haya atrevido a lanzar sus propios smartwatches en un mercado de gran competencia. Y no les ha ido mal: la firma acaba de presentar su cuarta generación de relojes conectados y, según nos confirma el propio Arnault, es la línea de negocio que más crece.
Para Frédéric Arnault, que una firma con tanta historia como TAG Heuer ahora fabrique smartwatches es una decisión más lógica de lo que parece. “Siempre nos hemos caracterizado por fabricar herramientas para el deporte. Hoy en día, el concepto de reloj deportivo pasa indudablemente por este tipo de dispositivos”.
AL VIEJO ESTILO
En cualquier caso, los relojes tradicionales siguen siendo el gran negocio de TAG Heuer y no parece que esta estrategia vaya a cambiar en el futuro. “Fabricamos relojes conectados, pero también mecánicos y de cuarzo. Tenemos la obligación de ser fuertes en todos los segmentos del mercado”. Dicha fortaleza pasa de manera invariable por un extenuante plan de novedades que mantiene el catálogo en constante renovación. El objetivo no es otro que mantener vigente un producto siempre inspirado en antiguas piezas. “Disfrutamos de una gran herencia”, afirma Arnault. “Es precisamente esta historia la que nos hace más atractivos a los clientes más jóvenes. Igual que pasa con los coches: un reloj que ya era bonito hace cuarenta años aún sigue siéndolo”.
El ejemplo más claro lo tenemos en el reciente Aquaracer Professional 200. “Aquaracer es todo un icono de TAG Heuer. El año pasado actualizamos la colección con una nueva línea [Professional 300] que destacaba su naturaleza de reloj de buceador.
Pero Aquaracer también ha tenido otras caras. Los aficionados seguro que recuerdan los TAG Heuer Serie 2000 de los años 90. Tuvieron un gran éxito porque eran tan deportivos como elegantes. Nos gustaba este mensaje, así que ahora hemos recuperado la idea y la hemos presentado del modo más claro posible”.
Y tiene razón Arnault, porque el nuevo Aquaracer Professional 200 tiene un marcado aire noventero. El diseño se ha simplificado al máximo, con una estética muy limpia en la que destaca su bisel de acero con la escala grabada.
BATALLA DE SEXOS
Un reloj basado en una idea de hace 30 años que, sin embargo, responde a las tendencias actuales del mercado. Lo vemos en su diámetro de 40 milímetros, más pequeño que la generación
precedente del Aquaracer. “Es verdad que es una tendencia clara hoy en día”, remarca el CEO de TAG Heuer. “Hace diez años lo normal en un reloj masculino eran los 44 o 45 milímetros. Cada vez son más los aficionados que encuentran interesante este tamaño. El reloj es más cómodo de llevar y luce más discreto en la muñeca”. Las medidas tan contenidas del nuevo Aquaracer nos llevan a pensar en él como una opción interesante incluso para el público femenino. Arnault nos confirma que no vamos desencaminados. “Hemos lanzado el Aquaracer Professional 200 en dos tamaños [30 y 40 milímetros] pero nos resistimos a decir que uno es exclusivo para el hombre y el otro para la mujer. Entiendo que habrá muchas clientas a quienes les guste el modelo más grande y no duden en llevarlo. Está claro que las barreras por sexos en la relojería son cada vez más débiles”.
El Aquaracer Professional 200 ya está disponible desde finales de enero. Los modelos están en los dos mencionados tamaños, con el acero como única opción de material. Sí se puede elegir el tipo de movimiento: automático o de cuarzo. ¿Cuarzo? “¿Por qué no?”, nos responde Arnault. “Es verdad que los movimientos mecánicos tienen más encanto, pero los relojes de cuarzo tienen otras virtudes que los hacen aún muy atractivos. Son muy resistentes, precisos y, si lo metes en un cajón y te olvidas de él durante muchos días o semanas, cuando lo cojas seguirá estando en hora. Esto no lo consigues en un mecánico o en smartwatch”. Y está la cuestión del precio, claro está. Porque, si la versión automática está disponible por
2.600 euros, los modelos en cuarzo bajan hasta los 1.950, precios de lo más competitivos para afianzar el gran objetivo de Frédéric Arnault: mantener a TAG Heuer como la gran firma de entrada al mundo de la alta relojería. Y nadie mejor que el propio Frédéric para confirmarlo, quien ya ha declarado en alguna ocasión que su primer reloj fue un Aquaracer. Premonitorio.