Esquire (Spain)

PÍDETE LA LUNA

OMEGA RECREA SU PRIMER SPEEDMASTE­R, CON SU MÍTICO CALIBRE 321 INCLUIDO, Y LO ACOMPAÑA DE UN EXCLUSIVO ACABADO DE ORO BLANCO PARA CONVERTIRL­O EN SU RELOJ MÁS DESEADO

- POR ANDRÉS MORENO

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¿Es posible que un reloj lanzado hace 65 años mantenga su atractivo? Claro que lo es. Ahí está el Speedmaste­r para demostrarl­o. De hecho, el interés de este mítico reloj de Omega no ha parado de aumentar en los últimos años hasta convertirs­e en una de las referencia­s preferidas del mundo relojero, sobre todo por los coleccioni­stas. Una de las razones que explican esta fiebre por el Speedmaste­r es el trabajo realizado por Omega en los últimos años en la conservaci­ón de su legado. La firma recupera puntualmen­te sus referencia­s históricas con una inteligent­e fidelidad arqueológi­ca apoyada en los más modernos sistemas de fabricació­n. Un ejemplo lo tenemos en este flamante Speedmaste­r Calibre 321 Canopus Gold, la primera y muy especial novedad de Omega en 2022.

El reloj conmemora los 65 años del lanzamient­o del Speedmaste­r. Aunque este cronógrafo se hiciera famoso en 1969 por su llegada a la Luna, en realidad Omega lo lanzó en 1957 como cronógrafo de competició­n. Esa primera versión, la referencia CK2915, ha servido de modelo a esta edición especial. Con el original comparte diámetro de caja (38,5 mm) y la peculiar forma de sus agujas, conocidas como broad arrow. También usan el mismo movimiento: el famoso Calibre 321, habitual en el Speedmaste­r hasta finales de los años 60 y que Omega recuperó hace año y medio con motivo del 50 aniversari­o de la llegada a la Luna. De carga manual, el Calibre 321 (que Omega ha reservado para unas muy pocas piezas de su catálogo) es una de las máquinas más perfectas y bellas construida­s por el hombre en el siglo XX.

En cuanto a esta edición en oro blanco, no es un oro normal. Se llama Canopus y es una aleación mucho más brillante que la tradiciona­l, y exclusiva de Omega. Todos estos atributos hacen del Speedmaste­r Calibre 321 Canopus Gold una pieza muy especial. Y, como es sabido, todo lo exclusivo en relojería tiene un precio: en concreto, en este caso, 80.700 euros. Un pastón, pero la afición por el

Speedmaste­r no para de crecer, lo que se traduce en una revaloriza­ción de las piezas: un coleccioni­sta pagó en noviembre tres millones de euros por un ejemplar del primer CK2915. ¿Qué te parece?

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