PÍDETE LA LUNA
OMEGA RECREA SU PRIMER SPEEDMASTER, CON SU MÍTICO CALIBRE 321 INCLUIDO, Y LO ACOMPAÑA DE UN EXCLUSIVO ACABADO DE ORO BLANCO PARA CONVERTIRLO EN SU RELOJ MÁS DESEADO
:
¿Es posible que un reloj lanzado hace 65 años mantenga su atractivo? Claro que lo es. Ahí está el Speedmaster para demostrarlo. De hecho, el interés de este mítico reloj de Omega no ha parado de aumentar en los últimos años hasta convertirse en una de las referencias preferidas del mundo relojero, sobre todo por los coleccionistas. Una de las razones que explican esta fiebre por el Speedmaster es el trabajo realizado por Omega en los últimos años en la conservación de su legado. La firma recupera puntualmente sus referencias históricas con una inteligente fidelidad arqueológica apoyada en los más modernos sistemas de fabricación. Un ejemplo lo tenemos en este flamante Speedmaster Calibre 321 Canopus Gold, la primera y muy especial novedad de Omega en 2022.
El reloj conmemora los 65 años del lanzamiento del Speedmaster. Aunque este cronógrafo se hiciera famoso en 1969 por su llegada a la Luna, en realidad Omega lo lanzó en 1957 como cronógrafo de competición. Esa primera versión, la referencia CK2915, ha servido de modelo a esta edición especial. Con el original comparte diámetro de caja (38,5 mm) y la peculiar forma de sus agujas, conocidas como broad arrow. También usan el mismo movimiento: el famoso Calibre 321, habitual en el Speedmaster hasta finales de los años 60 y que Omega recuperó hace año y medio con motivo del 50 aniversario de la llegada a la Luna. De carga manual, el Calibre 321 (que Omega ha reservado para unas muy pocas piezas de su catálogo) es una de las máquinas más perfectas y bellas construidas por el hombre en el siglo XX.
En cuanto a esta edición en oro blanco, no es un oro normal. Se llama Canopus y es una aleación mucho más brillante que la tradicional, y exclusiva de Omega. Todos estos atributos hacen del Speedmaster Calibre 321 Canopus Gold una pieza muy especial. Y, como es sabido, todo lo exclusivo en relojería tiene un precio: en concreto, en este caso, 80.700 euros. Un pastón, pero la afición por el
Speedmaster no para de crecer, lo que se traduce en una revalorización de las piezas: un coleccionista pagó en noviembre tres millones de euros por un ejemplar del primer CK2915. ¿Qué te parece?