It’s Magic time
El fan del baloncesto que peina canas palpita cada vez que recuerda a los Lakers de Magic. Una serie de HBO recupera la intrahistoria de una de las mejores alineaciones de todos los tiempos
Si el rock tuvo en los 60 su época de esplendor, el baloncesto encontró su propia edad de oro en el periodo que abarca de 1979 hasta la histórica canasta de Air Jordan ante la cadera rota de Byron Russell. Una generación irrepetible de jugadores que convirtieron la NBA en un espectáculo de audiencias globales. Ese filón es rescatado estos días por Tiempo de victoria: la dinastía de los Lakers, un drama deportivo creado por Max Borenstein y Jim Hecht que ahonda en la década prodigiosa de los 80 y en el reinado de Los Angeles Lakers –cinco títulos pese a la rivalidad con los Celtics de Bird– desde la compra de la franquicia en 1979 por parte del excéntrico Jerry Buss. Con el membrete de HBO y la firma de Adam McKay en la producción ejecutiva, La dinastía de los Lakers precipita su desacomplejada narración –con una ruptura de la cuarta pared algo excesiva– alrededor de la construcción de esa mitología baloncestista que subiría de nivel la épica ligada al deporte del multiorgasmo. Por un lado, pone el foco en la gestación de ese equipo imbatible y su eléctrico juego de la mano del chisposo Magic, y, por el otro, dedica minutaje a esos asuntos internos de despachos y vestidores. Si la NBA tuvo entonces su proto Dream Team con Magic, James Worthy, Kareem Abdul-Jabbar, Larry Bird, Patrick Ewing, Isaiah Thomas, Julius Erving, Kevin McHale o un joven Michael Jordan, la ficción no ha querido ser menos reuniendo un plantel actoral de muchos quilates encabezado por John C. Reilly y el desconocido Quincy Isaiah, acompañados por Jason Clarke, Adrien Brody, Solomon Hugues o Sally Field. ¡Que empiece el show!