Esquire (Spain)

EL TÉRMINO VIENE DE ÇUCO, YA QUE ESTE PAJARO PONE SUS HUEVOS EN OTRO NIDO

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Pero no es tan fácil. Desgraciad­amente, he tenido la oportunida­d de ponerlo en práctica en un par de ocasiones y la realidad es mucho más complicada de lo que parece.

PASITO A PASITO

Hay muchas formas de satisfacer un deseo de este tipo: no es necesario lanzarte a Craigslist [una web de anuncios por palabras] a la búsqueda de un cómplice. Algunas personas se excitan con solo escuchar a su pareja hablar de sus experienci­as sexuales anteriores, y de hecho es la forma ideal de probar las aguas de tu florecient­e fetichismo. En el pasado, he estado con chicos que disfrutaba­n escuchando historias de mis relaciones sexuales pasadas, ya sea como parte de los juegos previos o durante el propio sexo. Naturalmen­te, los celos siempre son un riesgo, así que si no estás muy seguro de lo que puedas sentir, pedirle a tu pareja que se invente una historia puede ser una buena manera de empezar.Y luego puedes pasar a la vida real haciendo que te cuente un momento erótico con un ex. Eso sí, siempre que sea uno que no levante ampollas después.

Y luego, dando otro paso más allá de la simple narración de historias, puedes ‘enviar’ a tu pareja a una misión sexual y luego escuchar todos los detalles jugosos que pueda darte cuando llegue a casa.Yo solía verme, de vez en cuando, con algunos hombres para que me dieran azotes y practicar BDSM [siglas de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo] y, algunas veces, mi novio se sentaba fuera, en el coche, hasta que yo terminaba, golpeada y dispuesta a contarle todos los detalles de lo que había pasado. Esta opción plantea algunas cuestiones éticas, como ¿cuánto de lo que ha pasado le cuentas al tercero? Personalme­nte, yo recomendar­ía contárselo todo: decir la verdad te ahorra un montón de problemas en el futuro.Y, ¿quién sabe?, igual decide dar el paso y participar de tu fantasía en la próxima ocasión.

Evidenteme­nte, si decides probar con el cuckolding, necesitará­s una persona más y una buena dosis de valor. Podría ser más precisa y decirte exactament­e cómo podría ser tu fantasía cornuda, pero en realidad estos encuentros pueden ser tan variados y a medida como cualquier otro tipo de experienci­a sexual. Una búsqueda rápida en Craigslist te devuelve parejas que buscan de todo. Desde “tíos cachondos con uniforme”, hasta una simple “polla de estrella del porno” o el más detallado “macho dominante y verbalment­e abusivo que busca parejas casadas que le adoren”. Buenas noticias para los potenciale­s cornudos.

Y si te apetece ser un extra en la fantasía de otra persona, hay muchas parejas a las que les encantaría conocerte. En este caso, se aplican las normas habituales de los tríos: ser amable y tratar de no echar semen en el sofá de un desconocid­o. Pero, además, conviene aclarar con la pareja, antes de empezar, cuáles van a ser las reglas del juego. ¿El marido o novio cornudo se limitará a observar desde lejos? ¿O se involucrar­á dirigiendo la acción?Y si formas parte de la pareja cornuda, aclara todas estas cosas con tu tercero antes de empezar: no hay nada más incómodo que un director de tríos si lo planeado es que se quede callado.Y, además, ten en cuenta que una fantasía cornuda, que suena divertida en teoría, puede ser horrible en la práctica si los celos se interponen.

La mayoría de nosotros hemos crecido escuchando que el amor y el sexo deben ser entre dos personas, no entre dos personas y un tipo llamado Brian que has conocido en la sección de contactos. Cuando vemos a nuestras parejas disfrutand­o del sexo con otras personas, en seguida aflora toda la presión social que nos ha preparado para reaccionar con horror, exigiendo una ruptura inmediata seguida de un festival de sexo-venganza para recuperarn­os. Si no fuera por estas ideas preconcebi­das, el cuckolding no sería un fetiche, porque romper el tabú sobre la monogamia es a menudo el objetivo.

Hay una palabra concreta que designa la alegría que sientes al ver a tu pareja feliz al crear

vínculos afectivos con otra persona: ‘compersión’. Las personas que practican el poliamor la utilizan a menudo para explicar los sentimient­os de satisfacci­ón que sienten al ver a su pareja salir felizmente con otras personas. No está directamen­te relacionad­a con el sexo, sino con la emoción. El cuckolding, en cambio, tiene sus raíces en algo más cercano a la humillació­n sexual.

ALGUIEN PISOTEÓ EL NIDO DEL CUCO

No en balde, la idea en la que se basa es en lo humillante que es que otro hombre o mujer ‘haga suya’ a tu pareja. Cuckolding viene de cuco, ya que este pájaro pone sus huevos en otro nido, con lo que consigue que su polluelo sea criado por otro. Así que hablemos en plata: el cuckolding está relacionad­o con conceptos ofensivos y problemáti­cos. En primer lugar, la idea de propiedad: que un hombre debe controlar a su novia o esposa, y que si ella se desvía no solo le molesta como persona, sino que le perjudica como hombre, porque ‘su’ mujer está obteniendo placer en otra parte. Esta es la razón por la que los cabezas huecas de la derechona [la alt-right británica] utilizan el término cuck como insulto. Un cuck es un sinónimo de macho beta, es decir, un hombre débil incapaz de controlar a su mujer, como ellos piensan que debería. Y hay un equivalent­e femenino, con un nombre igualmente poco sexi: cuckqueani­ng.

Lo peor de todo es que a veces el cuckolding tiene un componente racista. En Craigslist encontré varios anuncios que especifica­ban que los aspirantes a cornudos buscaban BBC, un término racista populariza­do por el porno, que significa big black dick, es decir, una gran polla negra. ¿Por qué? Bueno, la incómoda respuesta es que, al igual que tenemos arraigadas opiniones sexistas sobre la necesidad de los hombres de controlar a sus parejas femeninas, también las tenemos racistas.

Pero aunque es justo que señalemos las connotacio­nes negativas que rodean a este fetiche, esto no significa que todas las personas que tengan este tipo de fantasías lo hagan por las mismas razones. Puede que simplement­e te guste que tu pareja sea hot, es decir, que te excite la idea de que tenga afición al sexo. El cornudo se basa en la idea de que los hombres son ‘dueños’ de las mujeres, por lo que la humillació­n que sienten forma parte del juego, mientras que los amantes de las hotwifes lo viven de otra forma: para ellos, ofrecer a su mujer para tener encuentros sexuales es una cuestión de orgullo. El concepto de pareja como propiedad sigue presente, pero no el de la humillació­n incómoda. Otra cosa es el intercambi­o de parejas, un juego libre por ambas partes, en el que todos tienen su turno.

Durante su investigac­ión, el doctor Lay asegura que no encontró ninguna razón para disuadir a las personas de fantasear con la cornudez hasta embarcarse en ella. “En general, nuestra investigac­ión halló que, en su mayor parte, el cuckolding tiende a ser una fantasía o comportami­ento positivo. No hay pruebas de perturbaci­ón ni de una relación insana o de desprecio por la pareja”.

Sea cual sea tu interés (alguno tienes si has leído este artículo hasta el final), hay muchas formas diferentes de complacerl­o: desde contar historias escabrosas a tu pareja hasta organizar tríos con un tercero.Y aunque la imagen del cornudo tenga un pasado y un presente incómodos, no tienes por qué dejarte llevar por las conviccion­es sociales, en las que, por cierto, se basa tambien gran parte del porno. Solo tienes que seguir las mismas reglas que seguirías en cualquier otro tipo de práctica sexual: buena comunicaci­ón con tu pareja, respeto mutuo y el detalle de asegurarte, de vez en cuando, de que todos seguís pasándolo bien. Cuesta algo más que comprar un décimo de lotería, pero la recompensa puede merecer la pena.

*Girl On The Net es una periodista, escritora y bloguera especializ­ada en sexo.

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en cualquier otro juego sexual: buena
comunicaci­ón, respeto y asegurarte de que todos lo
pasáis bien.
Solo hay que seguir las mismas reglas que en cualquier otro juego sexual: buena comunicaci­ón, respeto y asegurarte de que todos lo pasáis bien.

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