El martillo de Thor
¿Qué sucede cuando jugamos con los niveles de testosterona para mejorar nuestra respuesta sexual? Cuidado con lo que deseas...
Doctor, ¿usted sabe lo que es sentir entre sus piernas el martillo de Thor?”. Esta frase la pronunció Damián en la consulta de su médico, el experto en antienvejecimiento Antonio Hernández, quien la relata en su libro Testosterona. La hormona de la vida (Ed. Alienta). Su historia es la de un hombre de mediana edad más que se apunta a un gimnasio para mejorar su forma física. Hasta ahí todo bien. Lo malo viene cuando, al ver que su cuerpo progresa lentamente, hace caso al listillo del gimnasio y toma testosterona para “llevar el cuerpo a otro nivel”. Entonces se viene arriba en todos los sentidos y entra en una espiral de fiestas, sexo y desenfreno que le afecta en todas las facetas de su vida. “Esta es la consecuencia de haber usado la testosterona como un recurso para tapar inseguridades e intentar mostrar habilidades sexuales fuera de toda normalidad”, asegura Hernández a modo de conclusión.
Está claro que este uso indiscriminado de la testosterona es contraproducente, pero ¿la hormona es tan imporante como la pintan para ser un toro en la cama? “Es cierto que se requiere tener cierto nivel de testosterona para tener un correcto impulso sexual y una correcta calidad del orgasmo. De hecho, tanto en hombres como en mujeres se usan técnicas de reposición de esta hormona cuando hay incapacidad para llegar al clímax sexual. Pero la sexualidad es tan amplia que no se puede simplificar diciendo que a más testosterona mejor sexualidad, mejor calidad de orgasmos y apetito sexual”, asegura Hernández. Sea como sea, lo ideal es tener unos buenos niveles de testosterona conseguidos de manera natural (el ejercicio, el descanso, una buena dieta y mantener a raya el estrés son varias herramientas infalibles), que nos darán una buena salud global a todos los niveles y también respecto a nuestra vida sexual.Y, en caso de tener que acudir a la reposición, debemos hacerlo de manera responsable. “Quien tenga que seguir una terapia de reposición de testosterona debe saber que un mal uso puede derivar en problemas para controlar su libido que acaben traduciéndose en una hiperactividad sexual que genere ansiedad y muchos problemas a quien la sufra”, asegura Anonio Hernández. Así que cuidado con pasarse de la raya, porque puede ser que el martillo de Thor acabe golpeándonos, sí, pero en la cabeza.