Esquire (Spain)

Y el metaverso se hizo carne

¿Vida real o vida virtual? Esta no es la cuestión para Leticia Sala, la escritora que nació en las redes sociales y que ahora mantiene en perfecto equilibrio su obra digital con la publicació­n tradiciona­l de libros

- Texto ANA TRASOBARES Fotografía TEDDY IBORRA

Poeta digital, prosista de papel, y al revés. Y letrista de Rosalía y Aitana. Ella es Leticia Sala (Barcelona, 1989), la escritora que tiene el objetivo de expresar lo que ve y lo que siente sin importarle el género o el medio. Todo empezó sin darse cuenta en la adolescenc­ia al descubrir que la palabra escrita era terapia.Y un día subió un texto a internet, luego se animó con un Fotolog y después se lanzó a las redes sociales hasta que llegó el éxito y publicó dos libros: Scrolling after sex (Terranova) e In Real Life (Destino). En ellos la poesía se colaba por el relato, la invención se fundía con lo vivido y las reflexione­s saltaban de lo existencia­l a lo cotidiano, y viceversa, mientras analizaba a los millennial­s, su generación. Hablamos con ella mientras camina, durante una pausa de la escritura de su tercer título, que publicará Reservoir Books en 2023.

ESQUIRE: ¿Por qué escribes, la mayoría de las veces, sobre tu vida?

LETICIA SALA: Quería reflexiona­r sobre las relaciones humanas en la era digital.Yo misma me había enamorado por internet y con el tiempo había formado una familia, así que yo era un buen ejemplo. Además, me fascinaba que a través de un emoji o de un comentario en Instagram uno conectase a ese nivel. Porque la esencia del amor sigue siendo la misma a través de los siglos. Lo único que ha cambiado es el medio. Eso es lo que me fascina.

ESQ: En tu caso las redes sociales han sido una herramient­a rentable a nivel personal y laboral, pero no siempre funcionan así.

LS: Sí, soy consciente. A mí me ha abierto un abanico de canales para conocer a gente afín a mí. Creo que mi generación las ha utilizado para democratiz­ar la cultura eliminando intermedia­rios. Pero el abuso o el mal uso existen, y traen problemas y enfermedad­es psicológic­as que pronto tendrán nombre.

ESQ: ¿Propones algún tipo de regulación?

LS: No soy experta, pero sí creo que deberíamos sentar las bases de unas redes sociales saludables para las futuras generacion­es. Me preocupa que haya niños con 10 años que sufren bullying, FOMO [del inglés fear of missing out] o baja autoestima por estas vías de comunicaci­ón. Esos padres de niños afectados son los que deben crear jurisprude­ncia.

ESQ: ¿Crees que la era digital traerá cambios antropológ­icos?

LS: No lo sé porque en estos inicios todos somos unos conejillos de Indias, pero imagino que dentro de 200 años el ser humano tendrá muy asumidas estas herramient­as digitales. El peor escenario para mí sería el metaverso. Hay que mantener el equilibro entre vida real y vida virtual.

SU PASIÓN: OBSERVAR Y ESCRIBIR

Por lo que dice y cómo lo dice, Leticia es una de las voces más escuchadas y seguidas de la literatura actual. Pero ¿quién es en realidad?, ¿cómo y dónde aprendió a reconocer las flaquezas del alma en un mundo de pantallas?, ¿por qué dejó el Derecho y un trabajo en la ONU?, ¿por qué se hizo escritora? ESQ: Leticia, ¿qué clase de niña fuiste?

LS: La menor de cuatro hermanos, todos chicos, así que siempre jugaba sola. Era introverti­da, me daba miedo el exterior, me gustaba estar en casa, era muy observador­a y me encantaba leer porque no teníamos televisión. Así de excéntrico­s eran mis padres. ESQ: ¿Y qué leías?

LS: Las aventuras de Tintín. Me las bebía en la casa de campo donde pasábamos los veranos. Mi álbum favorito era Las joyas de la Castafiore porque todo ocurría en el castillo de Moulinsart. Después de tantos viajes y peligros, me daba mucha paz que Tintín y Haddock se quedaran por fin en casa, justo lo que a mí me gustaba [risas].

ESQ: ¿Y el libro que te abrió los ojos?

LS: Nada, de Carmen Laforet. Fue un alivio para mí ver plasmados todos los altibajos y sentimient­os complejos que sentía a los 16, como tantos adolescent­es. Hasta hubo párrafos que me aprendí: “A mí llegaban en oleadas, primero, ingenuos recuerdos, sueños, luchas, mi propio presente vacilante”...

A los 21 años se fue a Nueva York a trabajar en la Misión Permanente de España en la ONU. Lo dejó para ejercer la abogacía en Ernst & Young, una de las big four. Cuando vio que no disfrutaba, apostó por su pasión: fotografia­r con palabras el mapa de los sentimient­os en la era digital. Y acertó. Ahora dice que es feliz con su reciente maternidad, con su perra Greta “y con cosas tontas como comprar flores frescas, cuidar el jardín, poner la casa bonita o salir a andar para ordenar la mente y arreglar la espalda”.

“Deberíamos sentar las bases de unas redes sociales saludables para las futuras generacion­es”

 ?? ?? Con casi 100.000 seguidores en redes sociales, Leticia escribe a mano para acceder a pensamient­os más profundos: “Soy una friki, siempre lo hago en libretas Leuchtturm”. En la imagen, con su perra teckel.
Con casi 100.000 seguidores en redes sociales, Leticia escribe a mano para acceder a pensamient­os más profundos: “Soy una friki, siempre lo hago en libretas Leuchtturm”. En la imagen, con su perra teckel.

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