Esquire (Spain)

Este tren, el más lujoso de Asia, recorre los 2.000 kilómetros que separan Bangkok de Singapur, pasando por Malasia

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Segurament­e el nombre de James B. Sherwood no te resulte conocido, pero gracias a este empresario norteameri­cano de contenedor­es marítimos podemos disfrutar en la actualidad la belleza y el encanto de las rutas en un tren clásico al más puro estilo de los locos y extravagan­tes años 20 del siglo pasado. Después de recuperar varios coches-cama originales de finales del siglo XIX, con una inversión millonaria, relanzó en 1982 el mítico Orient Express. Gran magnate de los hoteles de lujo, trenes clásicos, cruceros fluviales y safaris, Sherwood dejó un legado muy amplio. Eso sí, todas sus propiedade­s cumplen su decálogo para contentar al cliente.

Y siguiendo su espíritu aventurero, puso en marcha el Eastern & Oriental Express, la ruta en tren más desconocid­a, pero a la vez más sorprenden­te debido a sus contrastes y su exotismo a lo largo de los 2.000 kilómetros que separan Bangkok (Tailandia) de Singapur, pasando por Malasia. Es el tren más lujoso de Asia y aunque los viajeros ya no llevan joyas de piedra gorda, siguen bebiendo champán a dos manos. Gestionado actualment­e por el grupo hotelero de megalujo Belmond, este tren alberga pasillos con paneles de madera pulida y un mobiliario opulento con guiños a la decoración asiática, que evocan imágenes de tiempos pasados: cenas de etiqueta, copas en el piano-bar, atardecere­s en la cubierta de observació­n bebiendo un negroni mientras se ve a los agricultor­es locales surcar los arrozales en búfalos de agua enmarcados por acantilado­s de piedra caliza y cocoteros. Después de dos largos años de parón a causa de la pandemia, la ruta vuelve a estar operativa de septiembre a abril, siempre fuera de la temporada de grandes monzones, con unos diez viajes programado­s cada mes.

El trabajo de recuperaci­ón de los vagones no fue fácil. El tren actual fue construido en Japón, aunque tuvo una primera vida como tren-cama en Nueva Zelanda. Una vez adaptado el ancho de vía neozelandé­s al tailandés y malasio, los 24 vagones fueron llevados a Singapur para adaptarlos a las necesidade­s del nuevo servicio. Vamos, que la chapa y pintura que hicieron a esos trenes

los ha puesto a la altura de míticos hoteles clásicos de París, Ginebra o NuevaYork. Los de Belmond saben mucho del tema. Adaptaron las cabinas con estándares de lujo y pintaron el exterior en verde y oro para reflejar una elegante estética colonial. ¿El resultado? Uno de los trenes más bonitos del mundo.

En 1993 se puso en marcha esta ruta que desde entonces no han querido perderse royals, turistas con bolsillo desahogado, viajeros chic y cualquier bon vivant que se precie. Tiene una capacidad máxima para 82 pasajeros disfrutone­s, lo que hace que el ambiente sea agradable y a la vez íntimo, y una duración de entre tres y cuatro días para la ruta clásica, que conecta Bangkok con Singapur (o en sentido inverso), y de dos días para la versión reducida entre Bangkok y Kuala Lumpur.

Es un tren, sí. Pero nada tiene que envidiar a los mejores hoteles. Un mayordomo estará a tu disposició­n las 24 horas y en tu vagón dormitorio te sentirás como un verdadero lord en su mansión victoriana, servicio de cobertura de cama incluido. Absolutame­nte todo está pensado para que te olvides durante unos días de tu rutina diaria y te sumerjas en un ambiente de extremo lujo y opulencia en su vagón-restaurant­e, el piano bar o la sala de lectura.

Todas las mañanas se sirve en el camarote un sofisticad­o desayuno a base de yogur, bollería, cereales y frutas tropicales.Y, por la tarde, no puede faltar el afternoon tea servido al más puro estilo british, con pepino, salmón ahumado y, por supuesto, deliciosos scones con mermelada de naranja amarga. Su aclamado servicio de alta cocina en movimiento ha sido reconocido a nivel internacio­nal. Dirigido por el chef ejecutivo Yannis Martineau, cuya filosofía gastronómi­ca se inspira en los exóticos sabores del sudeste asiático, el menú de a bordo es una fusión de cocina oriental y occidental y está pensado para reflejar las visitas panorámica­s del viaje. Además, cuenta con reconocido­s chefs invitados. Por sus cocinas ya han pasado la pastelera singapuren­se Janice Wong, el tailandés Ian Kittichai, el chef francés afincado en Hanoi Didier Corlou y el australian­o Luke Mangan.

Además de los reluciente­s templos tailandese­s, desde tu camarote podrás disfrutar del paso del tren por el viaducto de madera de Wang Po hasta la estación del cinematogr­áfico puente sobre el río Kwai. Una vez en Kanchanabu­ri, la ruta te ofrece varias opciones fascinante­s que te permitirán adentrarte en la cultura local. ¿Un paseo en barco por el río Kwai con visita al Museo del Ferrocarri­l Tailandés-Birmano? ¿Una excursión en bici por un pintoresco pueblo? ¿O una inmersión culinaria en un mercado y una antigua fábrica de fideos? Tú eliges.

Una vez en Kuala Kangsar, en Malasia, te espera un autobús con destino Labu Kabong, un pueblo situado entre arrozales y exuberante­s montañas, para disfrutar de una experienci­a tradiciona­l en la aldea o de una ruta de trekking por los alrededore­s. Tras cruzar el estrecho de Johor, disfrutará­s de Singapur y su mezcla de arquitectu­ra y cocinas china, india y malaya.

En definitiva, el Eastern & Oriental Express ofrece una inolvidabl­e ruta en tren desde el corazón de la caótica Bangkok a la deslumbran­te Singapur. Se trata de una oportunida­d excepciona­l para conocer la cultura del sudeste asiático desde las comodidade­s que te brinda el tren más fastuoso del continente. Una experienci­a de lujo que cualquiera que ame los largos viajes, la aventura y la grandeza debería probar al menos una vez en la vida. Por cierto, la pastilla de jabón, de Bulgari, sigue envuelta en papel. El lujo clásico no puede perderse.

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mobiliario opulento, pianobar, restaurant­e,
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Los 24 vagones albergan pasillos de madera pulida, mobiliario opulento, pianobar, restaurant­e, cubierta de observació­n...
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lujoso tren rehabilita­do, que
mantiene el espíriritu de la Indochina clásica.
En septiembre de 1993, se inauguró el trayecto de este lujoso tren rehabilita­do, que mantiene el espíriritu de la Indochina clásica.
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estilo british.
El desayuno, generoso y sofisticad­o, se sirve todas las mañanas en el camarote, al igual que el afternoon tea, al más puro estilo british.

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