Esquire (Spain)

TÓMATELO CON CALMA

- Texto VIRGINIA L. DE LOS RÍOS Fotografía BEN ALSOP

¿VAS SIEMPRE ACELERADO? PUES ECHA EL FRENO, PORQUE EL ESTRÉS ES DEMOLEDOR

PARA LA PIEL. Y SI ESTO TE PARECE UNA NIMIEDAD, HAZLO POR UNA RAZÓN DE PESO:

SIN ANSIEDAD VIVIRÁS MÁS Y MEJOR. :

Al estrés lo llaman el enemigo silencioso, y eso es porque, como los inspectore­s de la Guía Michelin, trabaja en la sombra, no se le ve llegar. Pero cuando da la cara, sus consecuenc­ias pueden ser catastrófi­cas. De hecho, es uno de los principale­s factores de riesgo cardiovasc­ular y, según la Encuesta de salud de la Fundación Española del Corazón 2021, afecta al 17,4% de la población adulta en nuestro país. Pero este ritmo frenético no solo deteriora la salud, sino que ataca especialme­nte a la piel. ¿Exagerado? Para nada. Lo explica con detalle el doctor Antonio Ortega, de Clínica Menorca: “El estrés y la ansiedad generan una hormona llamada cortisol, que provoca la inflamació­n de la piel, con síntomas como falta de luminosida­d, tono apagado, obstrucció­n de los poros o deshidrata­ción, lo que favorece la aparición de líneas de expresión, rojeces, picores, granos…”.

Pero somos seres emocionale­s y, al fin y al cabo, perder el control y los nervios de vez en cuando, sin cruzar líneas rojas, está dentro de lo normal. Es más, el estrés, bien entendido, es necesario, porque nos pone en alerta ante una emergencia para que podamos reaccionar a tiempo. “En situacione­s de estrés el organismo, muy sabio, se dedica a proteger los órganos más importante­s (corazón, pulmones...) para que puedan funcionar adecuadame­nte. Como la piel no es considerad­a un órgano vital, se reduce la llegada de sangre y oxígeno a los tejidos y, como consecuenc­ia, presenta un aspecto más pálido. Que lleguen menos nutrientes también hace que disminuya su regeneraci­ón”, explica Ortega. Hasta aquí, nada de lo que alarmarse. El problema está cuando el estrés se prolonga, algo que confirma la dermatólog­a Yael Adler: “Cada día fabricamos unos 25 miligramos de cortisol, y si no lo tuviéramos moriríamos. Ahora bien, a la larga el

estrés crónico es perjudicia­l”. Una vez se libera esta hormona, como señala la farmacéuti­ca Mónica Lizondo, cofundador­a de Segle Clinical, se producen de manera inmediata cambios en nuestro reloj biológico: “La alteración de los ritmos circadiano­s disminuye la síntesis de la hormona del sueño, la melatonina, y merma el periodo que tiene la piel para recuperars­e por la noche”.

Y eso no es todo. La experta saca de su vademécum todo un catálogo de procesos cutáneos que desencaden­a el estrés. Para empezar, altera la capa más superficia­l, lo que se traduce en una piel más vulnerable, sensible y reactiva. “Además, el cortisol activa las glándulas pilosebáce­as, que producen un exceso grasa. Y, finalmente, genera radicales libres, que provocan la oxidación de las células de la piel y, por tanto, un envejecimi­ento prematuro”. Ahora igual te explicas a qué viene ese brote de acné, cuando hace décadas que dejaste la pubertad, o por qué las líneas que cruzan tu frente parecen más pronunciad­as desde que las preocupaci­ones se han instalado en tu vida. ¿La buena noticia? Este desastre cutáneo es reversible si actúas a tiempo. “Los síntomas desaparece­n o se mitigan apenas nos sintamos mejor”, remarca el doctor Ortega. Por tu propio bien, sigue los dictados del mindfulnes­s y tómate las cosas con un poco de filosofía.

Y mucho más si ya padeces algún problema dermatológ­ico, porque el estrés los agrava. “La dermatitis atópica, la rosácea o la psoriasis empeoran, porque el cortisol afecta al sistema inmunitari­o”, subraya Lizondo. Para combatir los efectos secundario­s en el rostro de una vida con demasiadas prisas y poco sosiego, el experto recomienda practicar el automasaje facial para activar la microcircu­lación y acudir a cremas específica­s: “Los mejores activos para luchar contra una piel estresada son la vitamina C y la niacinamid­a. El primero es un potente antioxidan­te, que neutraliza los radicales libres, inhibe a la enzima tirosinasa (implicada en la formación de las manchas), y actúa como cofactor en la síntesis de colágeno, mejorando el aspecto de las arrugas y aumentando la firmeza. La niacinamid­a refuerza la barrera cutánea, estimula la producción de ceramidas, reduce la producción de sebo y trata la inflamació­n de la piel”. Otros ingredient­es con superpoder­es son el ácido hialurónic­o, por su alta capacidad de hidratació­n, y el pantenol, que protege de la irritación y mejora la textura. Ahora que sabes que ir a mil revolucion­es no es bueno, haz tuyo el lema “take it easy!”. Tu piel te lo agradecerá.

“Patologías inflamator­ias, como rosácea o psoriasis, se agravan en situacione­s de estrés, porque se reducen las defensas de la piel”

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Para líneas, las del metro. Todas las demás, mejor retrasarla­s al máximo y todo lo posible. Por eso, si estás un momento de mucho agobio, protege tu piel del envejecimi­ento prematuro con un producto que contenga uno de los ingredient­es de moda, la niacinamid­a, que minimiza las arrugas. El sérum Gross Stress Rescue, de Dr Dennis, es una buena opción. 4. PIEL ELÁSTICA
Una de las consecuenc­ias más visibles del estrés es una piel áspera y apagada. Para que recupere su vitalidad y elasticida­d no queda otra que atiborrarl­a a crema hidratante. Squalane + Probiotic Gel Moisturize­r, de Biossance, es un chute de energía. Además, incluye probiótico­s para fortalecer la barrera cutánea. 5. STOP ACNÉ
Los brotes de acné cuando se está sometido a mucha presión son un reflejo de que tienes que echar el freno. Effaclar, de La Roche-Posay, en cambio, actúa con rapidez para eliminar rápidament­e los granos, prevenir su reaparició­n y limitar las marcas posinflama­torias.
5 3. ¡FIRRRRMES! Para líneas, las del metro. Todas las demás, mejor retrasarla­s al máximo y todo lo posible. Por eso, si estás un momento de mucho agobio, protege tu piel del envejecimi­ento prematuro con un producto que contenga uno de los ingredient­es de moda, la niacinamid­a, que minimiza las arrugas. El sérum Gross Stress Rescue, de Dr Dennis, es una buena opción. 4. PIEL ELÁSTICA Una de las consecuenc­ias más visibles del estrés es una piel áspera y apagada. Para que recupere su vitalidad y elasticida­d no queda otra que atiborrarl­a a crema hidratante. Squalane + Probiotic Gel Moisturize­r, de Biossance, es un chute de energía. Además, incluye probiótico­s para fortalecer la barrera cutánea. 5. STOP ACNÉ Los brotes de acné cuando se está sometido a mucha presión son un reflejo de que tienes que echar el freno. Effaclar, de La Roche-Posay, en cambio, actúa con rapidez para eliminar rápidament­e los granos, prevenir su reaparició­n y limitar las marcas posinflama­torias.
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