TÓMATELO CON CALMA
¿VAS SIEMPRE ACELERADO? PUES ECHA EL FRENO, PORQUE EL ESTRÉS ES DEMOLEDOR
PARA LA PIEL. Y SI ESTO TE PARECE UNA NIMIEDAD, HAZLO POR UNA RAZÓN DE PESO:
SIN ANSIEDAD VIVIRÁS MÁS Y MEJOR. :
Al estrés lo llaman el enemigo silencioso, y eso es porque, como los inspectores de la Guía Michelin, trabaja en la sombra, no se le ve llegar. Pero cuando da la cara, sus consecuencias pueden ser catastróficas. De hecho, es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular y, según la Encuesta de salud de la Fundación Española del Corazón 2021, afecta al 17,4% de la población adulta en nuestro país. Pero este ritmo frenético no solo deteriora la salud, sino que ataca especialmente a la piel. ¿Exagerado? Para nada. Lo explica con detalle el doctor Antonio Ortega, de Clínica Menorca: “El estrés y la ansiedad generan una hormona llamada cortisol, que provoca la inflamación de la piel, con síntomas como falta de luminosidad, tono apagado, obstrucción de los poros o deshidratación, lo que favorece la aparición de líneas de expresión, rojeces, picores, granos…”.
Pero somos seres emocionales y, al fin y al cabo, perder el control y los nervios de vez en cuando, sin cruzar líneas rojas, está dentro de lo normal. Es más, el estrés, bien entendido, es necesario, porque nos pone en alerta ante una emergencia para que podamos reaccionar a tiempo. “En situaciones de estrés el organismo, muy sabio, se dedica a proteger los órganos más importantes (corazón, pulmones...) para que puedan funcionar adecuadamente. Como la piel no es considerada un órgano vital, se reduce la llegada de sangre y oxígeno a los tejidos y, como consecuencia, presenta un aspecto más pálido. Que lleguen menos nutrientes también hace que disminuya su regeneración”, explica Ortega. Hasta aquí, nada de lo que alarmarse. El problema está cuando el estrés se prolonga, algo que confirma la dermatóloga Yael Adler: “Cada día fabricamos unos 25 miligramos de cortisol, y si no lo tuviéramos moriríamos. Ahora bien, a la larga el
estrés crónico es perjudicial”. Una vez se libera esta hormona, como señala la farmacéutica Mónica Lizondo, cofundadora de Segle Clinical, se producen de manera inmediata cambios en nuestro reloj biológico: “La alteración de los ritmos circadianos disminuye la síntesis de la hormona del sueño, la melatonina, y merma el periodo que tiene la piel para recuperarse por la noche”.
Y eso no es todo. La experta saca de su vademécum todo un catálogo de procesos cutáneos que desencadena el estrés. Para empezar, altera la capa más superficial, lo que se traduce en una piel más vulnerable, sensible y reactiva. “Además, el cortisol activa las glándulas pilosebáceas, que producen un exceso grasa. Y, finalmente, genera radicales libres, que provocan la oxidación de las células de la piel y, por tanto, un envejecimiento prematuro”. Ahora igual te explicas a qué viene ese brote de acné, cuando hace décadas que dejaste la pubertad, o por qué las líneas que cruzan tu frente parecen más pronunciadas desde que las preocupaciones se han instalado en tu vida. ¿La buena noticia? Este desastre cutáneo es reversible si actúas a tiempo. “Los síntomas desaparecen o se mitigan apenas nos sintamos mejor”, remarca el doctor Ortega. Por tu propio bien, sigue los dictados del mindfulness y tómate las cosas con un poco de filosofía.
Y mucho más si ya padeces algún problema dermatológico, porque el estrés los agrava. “La dermatitis atópica, la rosácea o la psoriasis empeoran, porque el cortisol afecta al sistema inmunitario”, subraya Lizondo. Para combatir los efectos secundarios en el rostro de una vida con demasiadas prisas y poco sosiego, el experto recomienda practicar el automasaje facial para activar la microcirculación y acudir a cremas específicas: “Los mejores activos para luchar contra una piel estresada son la vitamina C y la niacinamida. El primero es un potente antioxidante, que neutraliza los radicales libres, inhibe a la enzima tirosinasa (implicada en la formación de las manchas), y actúa como cofactor en la síntesis de colágeno, mejorando el aspecto de las arrugas y aumentando la firmeza. La niacinamida refuerza la barrera cutánea, estimula la producción de ceramidas, reduce la producción de sebo y trata la inflamación de la piel”. Otros ingredientes con superpoderes son el ácido hialurónico, por su alta capacidad de hidratación, y el pantenol, que protege de la irritación y mejora la textura. Ahora que sabes que ir a mil revoluciones no es bueno, haz tuyo el lema “take it easy!”. Tu piel te lo agradecerá.
“Patologías inflamatorias, como rosácea o psoriasis, se agravan en situaciones de estrés, porque se reducen las defensas de la piel”