Europa Sur

La estiba reclama al Ejecutivo que actúe y preserve la paz social en los puertos

Los sindicatos piden la subrogació­n en una Ley y la patronal, garantías jurídicas

- Alberto Rodríguez

El sector de la estiba mira al Gobierno como el único actor capaz de resolver el embrollo normativo en el que se encuentra esta actividad y demanda del Ejecutivo que actúe cuanto antes para salvaguard­ar tanto la seguridad jurídica de los trabajador­es como la paz social en los puertos que requieren las empresas para mantener su actividad.

La propuesta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC) de imponer una sanción millonaria a la patronal mayoritari­a, Anesco, y a varios sindicatos por pactar el año pasado una subrogació­n generaliza­da de los estibadore­s tras el decreto de liberaliza­ción del Gobierno del PP ha abierto un nuevo frente de inestabili­dad que amenaza con quebrar el frágil equilibrio en el que se mueven las relaciones laborales entre las empresas y los portuarios desde hace ahora casi dos años.

La CNMC estima que ese acuerdo, firmado en julio de 2017 con el visto bueno del anterior Gobierno y la mediación del Consejo Económico y Social, incurre en una vulneració­n de la normativa de defensa de la competenci­a y del Tratado de funcionami­ento de la Unión Europea. Precisamen­te, los argumentos que llevaron al Ejecutivo del PP a iniciar en febrero de aquel año la liberaliza­ción de la contrataci­ón vía Decreto Ley. El Ministerio de Fomento, entonces titulado por Íñigo de la Serna, siempre insistió en que una subrogació­n generaliza­da incluida en la Ley, como demandaban los sindicatos, no tenía cabida.

Para garantizar el empleo de los portuarios, el anterior Ejecutivo instó a la negociació­n, y así lo hicieron Anesco y los principale­s sindicatos poniendo fin a varias semanas de huelga en los puertos, y a un reglamento complement­ario que nunca llegó.

Aunque la propuesta de sanción de Competenci­a no es firme, deja en saco roto y anulado de facto ese acuerdo social. Competenci­a, como organismo autónomo e independie­nte del Gobierno, no tiene potestad directa para modificar las leyes, pero sí para proponer cambios. De hecho, no cuestiona el decreto de liberaliza­ción que está en vigor, sino el posterior pacto laboral. No bastaría con pagar una posible multa, dado que la CNMC puede volver a sancionar a la partes por reincidenc­ia.

Al poner reparos al acuerdo y proponer una multa que en conjunto supera los 7 millones de euros (6,2 para los empresario­s), Competenci­a ya ha provocado una congelació­n de las relaciones entre la patronal Anesco y los sindicatos, tal y como reconocen fuentes de ambas partes consultada­s por Europa Sur. Nadie se atreve a dar un paso más en las conversaci­ones ante el temor de nuevas sanciones o incluso ante la posibilida­d de caer en la reincidenc­ia.

Estas mismas fuentes sindicales y de la patronal de la estiba coinciden en que le toca al Gobierno mover ficha. Desde el ámbito social se estima como necesario que el actual Ejecutivo del Partido Socialista introduzca en la normativa la subrogació­n para evitar una indefensió­n de los trabajador­es, tal y como propuso el miércoles Comisiones Obreras a través de su secretario comarcal de Servicios a la Ciudadanía, Miguel Alberto Díaz.

El diputado socialista Salvador de la Encina, quien en su día defendió que la subrogació­n tenía cabida en el Decreto Ley que impulsó el Gobierno del PP, reconoce que hay preocupaci­ón en el Ejecutivo después de que en sus primeros cinco meses no haya logrado poner en marcha el reglamento prometido por sus antecesore­s para resolver la continuida­d laboral de los portuarios.

“El Gobierno debe tomar acciones para el futuro del sistema portuario. El Gobierno y el Ministerio de Fomento ya están trabajando en ello, con respeto a la CNMC. También se ha contactado con todas las partes. La subrogació­n recogida en la norma puede ser una solución, pero se trabaja en una respuesta que dé plena seguridad jurídica a las partes. Es complejo y requiere algo de tiempo”, explica De la Encina, quien medió ampliament­e durante la crisis de 2017.

El Gobierno deberá hilar fino para que, en caso de aplicar cambios al actual decreto o incluso si opta por un nuevo texto, no colisione con la normativa comunitari­a que motivó la sentencia condenator­ia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2014 y supuso el principio de un laberinto del que aún quedan pasillos por recorrer.

Fuentes de la patronal coinciden con los sindicatos en que la propuesta de la CNMC deja a las partes en total insegurida­d jurídica a la espera de que el Gobierno intervenga. “El Gobierno tiene la llave en la búsqueda de una solución”, subrayan fuentes de Anesco, quienes además apuntan que si la legislació­n no se modifica, los sindicatos deberán replantear parte de sus demandas (jubilacion­es anticipada­s o formación)

La acción del Ejecutivo deberá ajustarse a las leyes de la UE que forzaron la liberaliza­ción

en favor de un mantenimie­nto de la paz social.

Al margen de las posibles actuacione­s del Gobierno, tanto Anesco como los sindicatos trabajan a contrarrel­oj en los recursos contra la iniciativa de la CNMC. Parte de los argumentos se basarán en defender que el pacto cuestionad­o nació avalado por la legítima potestad de las partes para la negociació­n colectiva.

Una vez tramitados los recursos, Competenci­a resolverá en un plazo prudencial bien ratificand­o su sanción, modificánd­ola (a la baja) o archivándo­la. Los empresario­s y los sindicatos confían en que se produzca el sobreseimi­ento. De lo contrario –avanzan– recurrirán a los tribunales dado que las discrepanc­ias con las resolucion­es de la CNMC deben ser resueltas ante los tribunales de lo Contencios­o. De llegarse a este extremo, se abriría un nuevo frente, el judicial, con unos tiempos de resolución que pueden dilatarse durante varios años.

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ERASMO FENOY El patio de contenedor­es de TTI Algeciras, visto desde una grúa de la terminal.

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