RESPIRA, RELAJA, MEDITA
EN plena meditación, hace unos días, me vino a la cabeza el tema y el título de la columna que ahora has decidido leer. Y en ese momento como una nube dejé pasar el pensamiento, cosa que se debe hacer cuando te vienen. Será que la idea acudió a la mente por familiar, porque esto es lo que les enseño a las personas que asisten a mis sesiones; quizá salió así tomando como referencia la película que en su día protagonizó “la novia de América” cuyo título es Come, reza, ama, adaptación de la novela autobiográfica de Elizabeth Gilbert en cuya trama se desarrolla lo que a ella misma le ocurre cuando decide ser artífice de su vida intentando dejar a un lado los modelos que nos imponen; situación que podría sucedernos a cualquiera de nosotros si estamos dispuestos a soltar patrones y replantear la senda.
Respirar, lo que es respirar, muy bien no lo hacemos; relajarse… ¡cualquiera con el ritmo de vida que se exige!; y la meditación pocos la practican por la idea equivocada que muchos tienen de ella.
Sin duda, la mejor manera de respirar
La relajación consiste en aprender a soltar la tensión de una manera consciente y ordenada
es la que el cuerpo realiza en cada momento, pero lo interesante es, para hacerlo con calidad, que nos liberemos de todo aquello que nos impide una respiración natural y saludable ya que nuestra salud depende de la calidad de nuestra respiración. Así que cuando te sientas bajo y tengas la necesidad de revitalizar tu energía, a fin de poder mantener la actividad diaria, tómate un respiro y respira lento y profundo y verás qué fácilmente te repones.
La relajación consiste en aprender a soltar la tensión de una manera consciente y ordenada. Ser capaces de liberar la rigidez de cada parte del cuerpo para poder así después tomar contacto con una respiración relajada y sin esfuerzo que será el vehículo para conseguir alcanzar un estado de calma mental. Una vez hemos logrado esta serena actitud, nos abandonamos y dejamos que todo suceda y pase sin control.
La meditación no es despegar a otras dimensiones sino más bien aterrizar. Solo cuando te paras te das cuenta a la velocidad que ibas. La meditación lo que busca es un tiempo más vivencial, más propio y más íntimo. La inmovilidad es una sabia respuesta al continuo ajetreo.
Si respiras conscientemente, si consigues relajarte y si meditas saliéndote de la cotidiana espiral vertiginosa… será muy probable que cultives el coraje para estar firme delante del mundo.