Europa Sur

Cuando los riñones pueden alcanzar el tamaño de un balón de rugby

- R.S.B

Esta patología causa graves trastornos a quienes la padecen y enormes costes sanitarios Actualment­e se ha dado un salto cualitativ­o en su conocimien­to, prevención y tratamient­o

Es grave, no tiene cura y sí un nombre complejo y difícil de retener. Quizá por ello, si algo caracteriz­a a la Poliquisto­sis Renal Autosómica Dominante (PQRAD), es su desconocim­iento generaliza­do, tanto por la opinión pública como por buena parte del colectivo sanitario. Es una enfermedad crónica y hereditari­a que provoca el crecimient­o progresivo de numerosos quistes llenos de líquido en los riñones y otros órganos, como el hígado. En sus etapas avanzadas, los riñones pueden llegar a aumentar hasta 20 veces su peso y 4 veces su longitud; como si una naranja creciera hasta el tamaño de un balón de rugby.

La PQRAD se produce mayoritari­amente por mutaciones en los genes PKD1, PKD2 y/o GANAB, y se trasmite de padres a hijos, con una probabilid­ad de que estos la hereden del 50%. Está presente, pues, desde el nacimiento, aunque se suele diagnostic­ar entre los 30 y los 40 años, cuando ha progresado lo suficiente para que aparezcan los primeros síntomas y, en muchas ocasiones, cuando los pacientes ya han tenido hijos.

Los quistes afectan, lógicament­e, al funcionami­ento normal de los riñones, ocasionand­o síntomas como dolor, distensión abdominal, infeccione­s urinarias y quísticas, hipertensi­ón arterial, hemorragia­s, etc., con las consiguien­tes repercusio­nes en la salud y la calidad de vida de los pacientes y de sus familias. El tratamient­o de la enfermedad ha consistido, tradiciona­lmente, en minimizar las molestias que generan tales síntomas. No obstante, más del 50% de quienes la sufren acaban desarrolla­ndo fallo renal, necesitand­o tratamient­o renal sustitutiv­o (TRS) ya diálisis ya trasplante de riñón-, lo que añade, a las repercusio­nes personales, las económicas, con costes muy elevados para el sistema sanitario que repercuten en su sostenibil­idad.

Actualment­e se conoce bien la PQRAD desde la óptica del TRS, ya que existen registros autonómico­s de personas en TRS, según los cuales el 10% de los andaluces sometidos a diálisis o trasplante renal sufren la enfermedad; sin embargo, al no existir registros específico­s de pacientes con PQRAD, que sumen tanto aquellos en TRS como los que no padecen insuficien­cia renal, pero que tienen la enfermedad, es difícil estimar la magnitud global en el

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