Europa Sur

TAMBIÉN SIN PRESUPUEST­OS

- JOSÉ AGUILAR

UN Gobierno sin Presupuest­os es como un coche sin gasolina. Es lo que decía Pedro Sánchez cuando reclamaba a Rajoy que si no era capaz de sacar adelante los Presupuest­os Generales del Estado sólo podía o someterse a una cuestión de confianza en el Congreso o convocar elecciones generales anticipada­s. El Gobierno que ahora lidera Pedro Sánchez se ha convencido ya de que su gasolina se acaba, y no para adaptarse a los tiempos del cambio climático, sino porque el suministro se agotó.

En descargo del presidente hay que subrayar que aquello del coche y la gasolina lo dijo Pedro Sánchez, no el presidente del Gobierno. Que ambos sean la misma persona en circunstan­cias distintas vale para cualquier persona vulgar, como usted y como yo, pero no para los entusiasta­s creyentes de la fe calvista, los seguidores de esa luminaria de la filosofía política nacida en Cabra que ha superado en su corta etapa de vicepresid­enta las aportacion­es doctrinale­s que le dieron fama cuando fue consejera de Cultura de la Junta y ministra del ramo.

Es enorme el mérito de este hombre –Pedro– para hacer de la necesidad virtud y convertir las derrotas en victorias, al menos aparentes. En él la resilienci­a es una segunda naturaleza. Una vez convencido de que por mucho que intente agradar a los independen­tistas nunca podrá ofrecerles lo único que exigen (libertad de los presos, referéndum de autodeterm­inación) y, por tanto, los Presupuest­os no contarán con mayoría en el Congreso de los Diputados, en vez de deprimirse, plantear la confianza o convocar elecciones, ha decidido seguir en el Gobierno. Sin gasolina. Prorrogand­o los Presupuest­os antisocial­es y reaccionar­ios de Rajoy.

La ambición irrefrenab­le, que es la nota dominante de su personalid­ad, no le nubla la inteligenc­ia ni hace mella en su legendario optimismo. Todo esto junto conforma su lectura de la situación: al fin y al cabo, sacar los Presupuest­os a quien más beneficia es a Podemos, ansioso de demostrar su capacidad para hacer política social, mientras que Pedro Sánchez vuelve a la casilla de salida de su moción de censura triunfante. Es decir, aprobar por decreto el aumento del salario mínimo, las pensiones, las hipoteca, etcétera, y si las Cortes no los refrendan, presentars­e como víctima y explicar a los ciudadanos que el PSOE quería hacerlos felices, pero no le han dejado, y que hay que votarlo más la próxima vez. Para que Pedro siga.

Pedro Sánchez no se deprime por los Presupuest­os: al fin y al cabo, su aprobación beneficia sobre todo a Podemos

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