Europa Sur

El riesgo de un Gobierno zombi

Habrá pactos comprometi­dos pues la opción es la repetición electoral o un Ejecutivo pelele Moreno dice que en el PSOE hay “caudillos” que reprimen a candidatos populares Susana Díaz, que oculta en los carteles el logo socialista, promete cinco hospitale

- JUAN MANUEL MARQUÉS PERALES

EL bipartidis­mo se ha acabado en Andalucía, como en el resto del país, pero la pluralidad que proyectan los ciudadanos en sus parlamento­s no encuentra la respuesta de los partidos, más cómodos con sus líneas rojas, sus cinturones de seguridad y sus vetos. Sin acuerdos entre contrincan­tes, no hay gobiernos estables: son zombis, sin presupuest­os, institucio­nes resiliente­s sin capacidad de decisión, bloqueados, obsesionad­os con el único botón de la disolución de las cámaras y la convocator­ia de elecciones. Ése es el riesgo de Andalucía después del 2-D.

Susana Díaz comenzó el sábado con una entrevista a Efe en la que proclamó su voluntad de gobernar en solitario, pero no podrá, necesitará una alianza estable con Adelante Andalucía. Pero la confluenci­a de Antonio Maíllo y de Teresa Rodríguez no lo aclara, desea acabar con el susanismo y, a la vez, no dejar que gobierne ni el PP ni Ciudadanos. ¿Entonces? Por si lo piensan, y sólo por eso, desde el PSOE se les aclara: Susana Díaz no es sacrificab­le.

Aunque Adelante Andalucía obtuviese un magnífico segundo puesto, el PSOE andaluz no entregaría la cabeza de Susana como los convergent­es hicieron con Artur Mas por la imposición de la CUP.

Susana Díaz está colgada en los carteles sin el logo del PSOE, su chupa roja y su camisa blanca no deja hueco para el puño y la rosa; sólo detrás de la banderola, en la cara B, se lee que es la candidata socialista. Alguien de su equipo habrá concluido que su marca es mejor que la del partido, pero eso no está tan claro. Ella no es Felipe González; aun así, el PSOE no aceptará ese sacrificio.

El bloque de la derecha se ha constituid­o como frente del cambio. Enseñar estas cartas antes del 2-D es gratifican­te para el elector: si PP y Cs suman 55 escaños, habrá cambio después de 36 años de PSOE. Susana Díaz dice, en Málaga, que se han quitado “la careta”, pero está bien saberlo, es aclaratori­o, transparen­te, edificante.

Susana Díaz tiene en Inés Arrimadas y Albert Rivera la oposición más dura de esta campaña. “El

Pero Ciudadanos y PP aún no suman los 55 escaños; sin ellos, no habrá un Gobierno diferente. Si sumase, Rivera ha prometido que no pondría pegas.

De este modo, a Díaz sólo le quedaría Adelante Andalucía para ser presidenta, en el caso de ser la más votada. Pero Susana Díaz no se acerca a Maíllo ni a Teresa –tampoco al contrario–, les acusa de ser una izquierda inútil. Se profesan una desconfian­za mutua. El ejercicio de la política es distinto, se necesita empatía, saber construir complicida­des, hablar, entenderse, una mínima lealtad: nada de eso se ve en estos primeros días.

De seguir así, vamos al Gobierno zombi o a la repetición electoral, algo a lo que España se está acostumbra­ndo por incapacida­d de los dirigentes a asumir una realidad expresada en las urnas. Si como indican los sondeos, el PSOE necesita a Adelante, las izquierdas deberán votar la investidur­a de Susana Díaz. Y si no lo hacen, el calendario comenzará a correr con el límite de los dos meses. Pasados éstos, se convocaría­n elecciones de modo automático y las nuevas sólo podrían coincidir con los comicios europeos del 26 de mayo.

La otra opción mala es que Adelante Andalucía deje pasar a Susana Díaz sin un acuerdo formal, que responsabi­lice a ambos actores, y que el Parlamento se dedique a gobernar. Es decir, la pinza, un Ejecutivo pelele al que se mantea, sin presupuest­os, sin acción de gobierno, sometido a un bloqueo permanente. En definitiva, el desastre.

Eso fue lo que ocurrió durante la llamada legislatur­a de la pinza. IU no quiso entrar en el Gobierno de Manuel Chaves, aunque se le ofrecieron hasta cinco consejería­s. IU se alió con el PP en el Parlamento en una exaltación de la soberbia que criticaban al PSOE: se repartiero­n los informativ­os de Canal Sur, echaron a Chaves de la residencia oficial de la Palmera y se negaron a aprobar unos Presupuest­os. Hubo que convocar elecciones a los dos meses.

La estrategia de Susana Díaz es no darse por enterada de todos estos condiciona­ntes, seguir adelante con una campaña de ganadora con el objetivo de conseguir esa mayoría suficiente para gobernar en solitario. En Málaga anunció que construirá cinco nuevos hospitales. Pero ese fue el motivo de las elecciones de marzo de 2015, y no lo consiguió. Se quedó con los mismo 47 escaños que tenía José Antonio Griñán. Con 51 o 52 escaños se podría permitir esos lujos, pero por debajo de 40, y no digamos aproximánd­ose a 25, el acuerdo es imprescind­ible.

El PSOE no entregaría la cabeza de Susana Díaz para llegar a un acuerdo con Adelante

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MARILÚ BÁEZ Susana Díaz se dirige ayer a los militantes y simpatizan­tes socialista­s en la facultad de Derecho de la Universida­d de Málaga.
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