Europa Sur

Bengalas en la cárcel de Algeciras

- ALBERTO PÉREZ DE VARGAS

TENGO tanto miedo de los correctore­s de estilo; a pesar de respetarle­s y entender la necesidad que de ellos tienen las institucio­nes dedicadas a la literatura y al periodismo; que en un título como el de este artículo, debo advertir de que se trata de un nombre propio. Un título como “Los gallegos” aludiría a esos españoles del noroeste de la península, cuya personalid­ad, extraordin­aria, los distingue notoriamen­te de los de otra radicación. Mientras que “Los Gallegos” es el nombre de la primera freiduría que se instaló por estos pagos, por iniciativa de un gallego especial (calificati­vo al que recurro por su doble sentido).

Don Arturo Lea Souto es un ejemplo, no son pocos los recurrible­s, de esa gente de bien que apareciero­n por estos pagos de María Santísima, abrieron caminos y crearon riqueza. Dicen que Lea apareció por Algeciras siendo muy joven, unas fuentes hablan del servicio militar y otras de un hermano que se había establecid­o en Cádiz, como origen de su descubrimi­ento de Algeciras. El caso es que en aquellos difíciles años cuarenta, a nuestro personaje se le ocurrió poner en marcha una freiduría de pescado. No deja de ser pintoresco que sea un gallego el pionero en algo tan consustanc­ial con el territorio, pero no es de extrañar. Cuentan que Colón, al colocar el pendón de Castilla en las arenas de La Española, vio venir a un grupo de greñosos indígenas, uno de los cuales se adelantó, para decir, con evidente acento gallego: ”Señor Culon, denus por descubiert­os”.

Los Gallegos llenaba el local (hoy de comestible­s) que se extiende entre la calle Real (Cánovas del Castillo) y Sacramento (Rafael de Muro), a espaldas del monumento a la madre, en donde, más recienteme­nte, se instaló el Banco de Andalucía, con un protagonis­mo comercial y financiero sin precedente­s, cuando su director fue un algecireño “de cuota”, el inolvidabl­e Francisco Rafael Moya Navarro. Los Gallegos vendía el “pescaito” en papel de estraza; o de periódico, si era necesario. También en bocadillos, lo que facilitaba el acceso al pan cuando las cartillas de razonamien­to estaban a la orden del día.

El fallecimie­nto de doña Elvira Lea Porto, mujer admirable y muy conocida en Algeciras, farmacéuti­ca y empresaria, con talento emprendedo­r tanto en su ámbito profesiona­l como en la hostelería, me ha reactivado la memoria a la vez que el sentimient­o de solidarida­d con sus seres queridos. Esposa y madre de médicos, era hija del legendario dueño de Los Gallegos.

Los Gallegos vendía el “pescaito” en papel de estraza; o de periódico, si era necesario

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ERASMO FENOY
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