Sara Baras deslumbra en Algeciras
La bailaora triunfa con sus ‘Sombras’ en el María Cristina
Silencios, sombras que se pasean por el escenario, profundos y misteriosos cantes. Y por entre ellos aparece Sara Baras para reinar en el VI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía. Algeciras ha podido disfrutar de nuevo a la bailaora de San Fernando, a la ar tista universal. Al tercer espectáculo, la vencida. El parque María Cristina ha lucido sus mejores galas y se ha llenado para no perderse detalle de todo cuanto ha ejecutado una de las mejores intérpretes del mundo, si no la mejor.
Baras habla con los pies. Con el sonido de sus tacones sobre las tablas. Establece un diálogo constante con el auditorio y no se deja sobresaltar por la reacción feliz del público en forma de aplausos. A esa conversación añade cada gesto preciso, cada modulación y velocidad adecuada...
Es muy complicado hacer con un público de cultura mediterránea lo que hace ella. Porque aunque el espectáculo se llame Sombras, más sobrecogedores resultan, si cabe, los silencios que conquista con facilidad apabullante. El dominio de esas pausas es simplemente memorable.
Seguro que estos segundos de silencio y misterios antes mencionados se quedan para siempre en el recuerdo de quienes tuvieron la fortuna de participar en vivo y en directo de esta mágica noche de Sara Baras en Algeciras.
Recordó en muchas cosas a aquella con la que deslumbró en el tristemente desaparecido Festival Internacional de Música de Jimena de la Frontera, en el que ella dejó el sello inconfundible de un arte que derrocha a cada paso que da, en cada acción que ejecuta con limpieza, armonía y siempre cargada de mensajes.
Esta crónica estaría incompleta si no se mencionasen en ella las magníficas voces de dos cantaores que acompañan a Sara Baras en esta propuesta con la que ahora recorre l os teatros del mundo entero. El toledano Israel Fernández sonó por farruca, precisamente el palo que la bailaora reivindica en este espectáculo y que tradicionalmente estaba reservado a los hombres. Y sus cantes se alternaron con los del Rubio de Pruna. Sensacionales ambos cantaores.
Rubio de Pruna anduvo por última vez en el Campo de Gibraltar durante la II Bienal de Arte Flamenco Canela de San Roque, en el año 2018 en el teatro Juan Luis Galiardo.
E Israel Fernández fue uno de los encargados de despedir la pasada temporada en la Sociedad del Cante Grande de Algeciras. Lo cierto es que ambos están entre los valores jóvenes más punteros de este arte.
Hecha esta acotación, el baile reinó en la velada refrescada por el poniente. Un baile dominador, que llena el escenario y tiene en la velocidad, la precisión, el genio y la estética sus principales coordenadas de expresión. Con ellas logra Baras lo mejor a lo que puede aspirar todo artista en casi cualquier disciplina: emocionar.
La artista isleña incluye en un tramo de su muestrario su propia voz, que habla del profundo significado de las sombras. Fue uno del instantes en que se demostró la gran calidad del cuadro de bailaores y músicos que triunfan junto a ella en esta gira. La llevan en volandas de forma dinámica, chispeante. Pura tensión y ni un segundo de interés que desperdiciar.
Uno de los argumentarios más asombrosos y contundentes de Sombras tiene que ver con su magnífica puesta en escena. Son visibles horas y horas de trabajo de hormiguita porque no hay un solo cabo suelto ni sin amarrar. Sombras es un marco de expresión para su protagonista, pero a la vez una pieza de orfebrería delicada y mimada en extremo para que todo se paladee con gusto.
Lo había anticipado en entrevista con Europa Sur, patrocinador de este VI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía, y lo cumplió. La mezcla equilibrada de técnica –majestuosa en este apartado– y de corazón es la receta perfecta para el éxito.
Ella –así lo contó– tomó esta como la principal enseñanza que le legó Paco de Lucía. Fue grande su amistad y cercanía con el genio de la calle San Francisco. Francisco Sánchez siempre le insistió en que fuera muy trabajadora y profesional, que jamás abandonara la técnica pero que, al mismo tiempo, no permitiera que le robaran su libertad expresiva.
Así de complicado es el f lamenco. Tanto que solo artistas de este nivel pueden hacerlo parecer sencillo al gran público.
Pero no lo es. Ni por asomo. Sara Baras sigue al pie de la letra aquellos privilegiados consejos. No hay más que verla encima de un escenario para saber que quedó grabado en su mente.
Y así ha triunfado en Algeciras. Sin perder un ápice de argumentos ni en una ni en otra parcela.Ni en la de la razón técnica ni en la del corazón y el sentimiento expresivos. Matrícula de honor para un espectáculo que entra por la puerta grande entre los inolvidables.