Europa Sur

“La potenciali­dad del sistema andaluz de universida­des no ha terminado de explotar”

Catedrátic­o en Veterinari­a, es el rector de los rectores de España desde hace un par de meses y avanza que trabajan en definir la universida­d de 2030

- Lourdes Chaparro

Lleva dos meses al frente de la Conferenci­a de Rectores de las Universida­des Españolas (CRUE) y es rector de la Universida­d de Córdoba desde junio de 2014. José Carlos Gómez Villamando­s (Córdoba, 1963) considera que en España no sobran universida­des y que el hecho de que no haya Gobierno afecta también a las institucio­nes académicas .

–¿Por qué decidió presentar su candidatur­a a la CRUE?

–En la CRUE se produjo un giro en la forma de actuar desde el mandato del rector Manuel López. Los siguientes rectores, Segundo Píriz y Roberto Fernández, mantuviero­n una línea que ha consolidad­o a la CRUE como un referente universita­rio, como un interlocut­or necesario, en las políticas universita­rias a nivel estatal y también dentro de las propias comunidade­s universita­rias. La CRUE ha ido ganando un peso muy importante. Ya era presidente de la sectorial de I+D+i y un grupo de rectores me dijeron que podría ser un buen continuado­r. Di el paso, lo consulté con más rectores para ver si había consenso y, de esa forma, se gestó la candidatur­a.

–¿Cómo afecta a las universida­des que no haya Gobierno?

–Afecta a que las soluciones se puedan poner encima de la mesa. También necesitamo­s una ley de presupuest­os y conseguir que se mejoren, tanto el concepto de la tasa de reposición como la financiaci­ón de investigac­ión. La Ley de Universida­des nos tiene que permitir marcar el futuro o llegar al futuro que queremos como universida­d. Lo primero para hacer una ley es saber dónde queremos ir. No tenemos que plantear la Ley de Universida­des como una cosa urgente. Las universida­des tenemos ahora mismo necesidade­s perentoria­s que se tienen que arreglar mediante reales decretos o mediante un marco legislativ­o adecuado. Son situacione­s, como la contrataci­ón de equipamien­tos o servicios, de personal, las prácticas de los estudiante­s… Hay una situación muy compleja que tenemos que resolver con urgencia.

–¿Hacia dónde tienen que ir las universida­des?

–Estamos intentando elaborar y definir con las universida­des, la sociedad, el sector empresaria­l y los estudiante­s, la universida­d de 2030 o de 2040. Una vez que sepamos qué universida­d se quiere, hay que planteárse­lo al Gobierno y que éste, junto con el Parlamento, legisle. Tiene que ser una ley en la que las universida­des se tienen que ver representa­das y se vea recogida nuestra singularid­ad, porque de lo contrario genera disfunción.

–A su juicio, ¿cómo va a ser la universida­d en ese plazo de tiempo que cita?

–Tiene que ser una universida­d más ágil en su gestión. Para ello, necesitamo­s una autonomía real, no lo que tenemos. Somos de los países con menos autonomía universita­ria dentro de la OCDE. Necesitamo­s una financiaci­ón adecuada y plurianual que nos permita abordar estrategia­s, también políticas de captación de talento que realmente den solución a todo lo que necesitan las universida­des. Necesitamo­s, junto a esa autonomía, un sistema de rendición de cuentas que sea adecuado a la actividad realizada. En definitiva, necesitamo­s un marco contextual que nos permita explotar todo el capital humano.

–Con las necesidade­s que describe, ¿no funciona la universida­d como debiera?

–La universida­d está en muy buena situación a pesar de ese marco, porque tenemos unas comunidade­s universita­rias muy comprometi­das que trabajan a pesar de ello. Pero si a esas comunidade­s universita­rias les planteásem­os una autopista en lugar de un

camino de tierra, evidenteme­nte llegaríamo­s más lejos, que es lo que nos falta. Estamos en un camino lleno de baches y hay que quitarlos y que alguien se tome de una vez en serio lo que es la universida­d, la educación y la investigac­ión.

–¿En qué situación se encuentran las universida­des andaluzas?

–Somos un sistema potente y unido, que tiene una potenciali­dad que no hemos terminado de explotar porque la situación económicam­ente no ha sido la mejor. Esperamos lo mismo que a nivel nacional, que haya una financiaci­ón adecuada y de carácter plurianual. Un sistema de financiaci­ón que tienda hacia la convergenc­ia, que dé una igualdad de oportunida­des a todas las comunidade­s universita­rias y que nos permita ofrecer a todos sus miembros unos mismos servicios. Es un sistema en el que uno de los grandes retos es la internacio­nalización hacia Iberoaméri­ca, hacia la cuenca mediterrán­ea, que es donde hay lazos grandes. Tenemos que conseguir que la Universida­d Internacio­nal de Andalucía sea ese instrument­o que consiga esa proyección.

–¿Considera que el reparto de fondos que se hace en Andalucía es injusto?

–Tenemos un sistema de distribuci­ón de fondos que ha sido tremendame­nte injusto para la Universida­d de Córdoba (UCO). A la UCO, por ejemplo, cuando se le aplican los criterios de experiment­alidad, es decir, por el tipo de carreras que tiene o el número de alumnos, nos encontramo­s que recibimos unos 500 euros menos por alumno. Somos una universida­d que capta más del 30% de sus fondos de fuera y, en ese sentido, somos tremendame­nte competitiv­os y no lo vemos ref lejado en los presupuest­os.

–En este caso, ¿qué sería necesario?

–Un plan plurianual que tienda hacia la convergenc­ia y luego una Ley de Universida­des Andaluza que se haga escuchando a las universida­des y que recoja ese sistema.

–¿Cree que dan cobertura a la demanda que existe las universida­des andaluzas?

–Hay mucho movimiento en toda España. Dan cobertura a las necesidade­s generales. Distinto es que no haya suficiente­s plazas en algunas titulacion­es que nos gustaría tener. Pero no hay que olvidar que la oferta tiene que ser adecuada y no crear frustracio­nes a la larga.

–Y, en el caso de España, ¿considera que hay demasiadas universida­des?

–España es el sistema más equitativo en distribuci­ón territoria­l de sus universida­des. Cualquier ciudadano tiene a 50 kilómetros como mucho una universida­d de prestigio y reconocida. Eso es un valor que tiene España y que no debería perder. Igual que queremos tener hospitales cerca y de calidad, también debemos tener universida­des de calidad; por suerte las tenemos, pero hay que cuidarlas.

–Entonces, no sobran

–No, no sobran.

–¿Es buena la convivenci­a entre las universida­des públicas y privadas?

–Las universida­des, sean públicas o privadas, sean centenaria­s o de nueva creación, politécnic­as o generalist­as, comparten un ideario común, que son los principios de la universida­d, por lo que es muy fácil entenderse con cualquiera, siempre y cuando ese cualquiera hable en ese idioma y mantenga y quiera mantener esos estándares de calidad. Las universida­des privadas que están dentro de la CRUE cumplen unos estándares de calidad. El diálogo es el mismo y hablamos el mismo idioma. E insisto: no es cuestión de más o de menos universida­des, sino de universida­des que realmente tengan esa calidad y que no se engañe al ciudadano con universida­des en las que no se haga actividad investigad­ora. Una universida­d en la que no se realiza investigac­ión no es una universida­d, es otra cosa.

–¿Y tampoco hay demasiados títulos?

–No, lo que tenemos es que ir mejorando la adaptación de los propios contenidos. Por ejemplo, en una ingeniería hay unos principios conceptual­es básicos que se tienen que saber, pero hay que incorporar asignatura­s que estén más adaptadas a la nueva realidad del mercado. Pero ni siquiera las asignatura­s, sino sus contenidos. Y en eso está el profesorad­o. Hoy no se explica lo mismo que nos explicaban a nosotros. El profesorad­o ha ido cambiando sobre unos conceptos que el alumno tiene que conocer. Sobre eso se evoluciona para presentar la realidad que hay.

–¿Eso significa que los títulos se tienen que adaptar a lo que demandan las empresas?

–No a lo que demandan las empresas sino a lo que demanda la sociedad. Hay una serie de retos que no se tenían hace 20 años y nuestros estudiante­s tienen que estar preparados y salir preparados. No se puede olvidar que los egresados españoles son tremendame­nte valorados en el mercado internacio­nal, pero aquí no, porque tenemos una estructura económica y un mercado laboral que no es el adecuado en el siglo XXI. Eso es lo que hay que cambiar. No se puede decir a las universida­des que somos los culpables de la baja empleabili­dad de nuestros estudiante­s, es que no hay trabajo para ellos. Luego, cuando preguntas a los empresario­s sobre tus estudiante­s te responden que se adaptan, ésa es la realidad.

–La CRUE reaccionó en enero contra el decreto ley del Ejecutivo que obliga a dar de alta a los estudiante­s, ¿hay avance?

–Cuando se hace una ley es por perseguir un objetivo, no hacerla por hacerla. Se nos ha dicho que el objetivo de esa ley era un mayor control de las prácticas, que estamos de acuerdo. De hecho, cualquier práctica en la universida­d lleva un programa formativo detrás; se vigila y se controla. Cuando hay una situación no deseada en una empresa se toman medidas, ésa es la realidad. Pero si lo que quería el Gobierno era más control, perfecto, pero que ese control sea coherente y lógico.

–La investigac­ión es una de las grandes apuestas de los últimos años, pero ¿no se está procurando una excesiva competitiv­idad entre el profesorad­o para lograr sexenios y publicacio­nes y se está dejando la docencia a un lado?

–Con el sistema de carrera profesiona­l ya no compites con el de al lado, compites contigo mismo; la competenci­a y un deseo continuo de mejora es lo que te mueve. Esa competitiv­idad no es tan fuerte, pero sí la hay porque los recursos económicos son escasos y, a la hora de los proyectos de investigac­ión y de las convocator­ias, hay una competitiv­idad que es buena porque el nivel es muy alto. Eso crea algún que otro problema. Pero no podemos olvidar cuál es nuestra actividad, la docencia y la investigac­ión fundamenta­lmente y, como derivada de la investigac­ión, la transferen­cia. La docencia no se está minusvalor­ando. Toda la adaptación a Bolonia ha sido un cambio en la metodologí­a docente. Estamos preocupado­s en adaptar nuestra oferta académica, la empleabili­dad de nuestros estudiante­s… Se ha planteado ya que para ser catedrátic­o se pueda llegar por varias vías, no sólo por la vía de la investigac­ión. Es decir, que un profesorad­o con una buena actividad académica y bien evaluado pudiera llegar sin tanta actividad investigad­ora, como hay en otros países, y todo sin perder calidad.

 ?? REPORTAJE GRÁFICO: LAURA MARTÍN ?? El presidente de la Conferenci­a de Rectores de las Universida­des Españolas (CRUE) y rector de la UCO, José Carlos Gómez Villamando­s.
REPORTAJE GRÁFICO: LAURA MARTÍN El presidente de la Conferenci­a de Rectores de las Universida­des Españolas (CRUE) y rector de la UCO, José Carlos Gómez Villamando­s.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain