Europa Sur

La nueva Movida de Madrid es ahora en los paladares

● Un volumen antológico recorre los chefs y restaurant­es que han revolucion­ado la oferta gastronómi­ca ● Entre los locales: Triciclo, Fismuler o La Tasquería

- Pilar Salas (Efe)

Si Madrid fue en los 80 cuna de un movimiento contracult­ural con la música como protagonis­ta, en el siglo XXI son los cocineros quienes se han puesto al frente de una “pequeña revolución” guiada por el sabor, según las autores de Madrid, la nueva Movida Gastro.

La obra con la que debuta el sello editorial Abalon Books en colaboraci­ón con la Academia Madrileña de Gastronomí­a, está escrita por Alberto Fernández Bombín e incluye fotografía­s de Luis de las Alas sobre los 16 restaurant­es que marcan el ritmo de esta “nueva Movida”. Muchos de sus cocineros han pasado por El Bulli, pero también por el Balzac de Andrés Madrigal o Las Rejas de Manolo de la Osa, maestros en la capital española de una generación que ha cambiado el panorama de la restauraci­ón y que han creado “un estilo madrileño”.

Como adelanta el presidente de la AMG, Luis Suárez de Lezo, “faltan” nombres, pero es que Madrid, la nueva Movida Gastro quiere ser el primero de una serie de obras que abarquen todo el ámbito hostelero, con su efervescen­cia de restaurant­es centenario­s, burgueses, informales, de fusión, de cocinas foráneas, tascas y tabernas ilustradas.

Los que sí están ejemplific­an la diversidad culinaria de la ciudad, aunque tienen en común la calidad, como Alabaster, con la mejor materia prima llegada desde Galicia y realzada por la cocina de Antonio Hernando; y AskuaBarra, el proyecto traído desde Valencia por los hermanos Jorge (cocina) y Nacho (sala) Gadea, herederos del buen hacer de su padre y ejemplo del respeto a los productore­s que les surten, cuyos nombres abren el menú.

Hay históricos como El Corral de la Morería, escenario de las correrías de Ava Gardner o Frank Sinatra. Si el progenitor, el fallecido Manuel del Rey, se atrevió a ofrecer cocina francesa en una juerga f lamenca, sus hijos Armando y Juan Manuel dieron otro paso con la apertura de un restaurant­e de cuatro mesas que, bajo la batuta del cocinero David García, luce una estrella. Más reciente, pero también con un destello de la guía roja, es La Tasquería de Javi Estévez, cocinero que ha dado un nuevo nivel a la casquería en una ciudad que antaño la comía con fruición para sustituirl­a después por otros manjares. Reconoce el que fuera concursant­e de Top Chef que trabajarla requiere mucho pero compensa el disfrute de los comensales ante su “orgía visceral”. La caza es la gran especialid­ad de David Sáenz en Desencaja, que reúne hasta una veintena de especies; y también lo borda Saúl Sanz en Treze, pese a que casi mata a su abuela de un disgusto con su vocación.

En contraste con esta especializ­ación, Nino Redruello y Patxi Zumárraga madrileñiz­an las tendencias de la gastronomí­a global en Fismuler, algo parecido a lo que hacen Javier Goya, Javier Mayor y David Alfonso en Triciclo, un restaurant­e “global, abierto y sin complejos”, como Madrid, escribe el autor.

Algunos de los responsabl­es de la “Movida gastronómi­ca” no comenzaron en los fogones, sino que llegaron desde otras vías, como La Buena Vida, el proyecto que Elisa Rodríguez y Carlos Torres abrieron en el 2000 tras dejar el sector financiero para rescatar sabores tradiciona­les. Lo mismo que Juanjo López, quien cambió el traje de ejecutivo por la chaquetill­a de cocinero en La Tasquita de Enfrente. Desde el periodismo se acercó a la gastronomí­a Sacha Hormaechea, que ha convertido la herencia de sus padres, la botillería que lleva su nombre, en uno de los restaurant­es favoritos de los cocineros gracias a platos ya icónicos como su tortilla vaga.

La crisis y un f lechazo con una tortilla de patatas de Betanzos llevó a Carmen Carro y Santiago Pedraza a abrir la Taberna Pedraza. En cambio a César Martín la vocación le viene desde la infancia y la demuestra en Lakasa, con platos rescatados como el solomillo Wellington. La psicóloga recienteme­nte fallecida Carmen Moragrega abrió Taberna Verdejo, con salazones caseros, escabeches y vinos de Jerez por bandera.

También están Paco Ron, quien entró en la cocina para “ganarse unas pesetas” en los 80 y ha conseguido convertir Viavélez en referencia; com o Álbora, el restaurant­e proyectado por los empresario­s José Gómez (Joselito) y Cayo Martínez (La Catedral de Navarra), con una estrella Michelin.

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M.G. Los chipirones con el estilo del restaurant­e Fismuler.

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