“Necesito imágenes para componer”
● Después de dos discos como pianista clásica, la soriana María Parra debuta en el sello Warner con un álbum dedicado a su propia música, un ecléctico ‘crossover’ de trece piezas
Clásica PARRA: VISION María Parra, piano. Warner Music
Tras publicar un par de discos
clásicos en sellos independientes, María Parra debuta en una gran multinacional con un álbum de música propia.
–De la música de otros a la suya. ¿Cómo fue el proceso?
–Podría haber seguido en la misma línea y sacar otro disco en el ámbito de la clásica. Pero a partir de un determinado momento empiezo a encadenar conciertos en los que uso mi música en los bises. En 2018 me encuentro con un tiempo como para poderlo invertir en componer, y empiezo a hacerlo desaforadamente, a borbotones. Empezó a salir música y música y más música, y me encontré liberada, muy feliz. Fui a San Sebastián a un concierto en que toqué medio programa con repertorio clásico y la segunda parte, todo mío. Me hice un autoexamen. Y el público me lo dijo clarísimamente: esa segunda parte les había emocionado más. Me tomé mi tiempo para madurar un poco el estilo, tener un buen volumen de obra, que me permitiera hacer una selección, y encontrar la discográfica que entendiera que yo era intérprete de clásica, con una especialización en música española, pero que además tenía esta faceta personal.
–¿Y cómo fue llegar a Warner?
–Sabía que de alguna manera me tenía que sentir protegida. Un cambio tan radical no podría hacerlo con un sello pequeño, independiente. Habría pasado sin pena ni gloria. Llegar a Warner fue en buena medida por casualidades. Ellos eran muy escépticos a la hora de acoger a una pianista clásica. Fui con la maqueta ya hecha, explicando mi situación, que yo podía componer no sólo para mí, sino en otro estilo, para cantautores o para el pop. Y esto es lo que los convenció. Una empresa de ese tipo no es una ONG que acoja a cualquiera.
–¿Es el acto de componer más creativo que el de interpretar?
–Muchísimo más. Eso sí, ocupa mucho tiempo. El terror que yo tenía era que me quitara tiempo para la interpretación, que tiene una parte gimnástica, muy de practicar horas para buscar la perfección. Eso me creó angustia durante mucho tiempo. Me sentía tironeada por un lado y por el otro. Resonaba en mis oídos la voz de mi padre, pintor, cuando me decía que eso de tocar música de otro no estaba mal, pero que lo importante era crear tu propia obra. Al final, toda esa formación sólida a nivel clásico, que me ha hecho feliz y me ha permitido dominar el instrumento, es lo que me da hoy la absoluta libertad para hacer lo que quiera, tanto creando como interpretando.
–¿Cuáles son las influencias principales de su estilo como compositora?
–Por supuesto mi formación clásica es importante, y dentro de ella todo lo que es Romanticismo o Impresionismo. Pero igualmente Paco de Lucía cuando empieza a transgredir el flamenco junto con Camarón y se juntan con Carlos Benavente o Jorge Pardo. Este tipo de fusiones, hechas con buen gusto y no quedándose clavados, sino evolucionando hacia una dirección personal pero con la tradición como sustrato, todo eso es muy inspirador. También muchas cosas del pop y del rock. Y luego todos estos pianistas
crossover que tocan su propia música, en la que hay cosas interesantísimas. Ese universo en el que tú eres creador ahora mismo es muchísimo más satisfactorio para mí.
–¿Ha pensado en algún momento en hacer su música disponible a otros intérpretes?
–Yo la he escrito para interpretarla yo, porque es como un hijo. Pero por qué no. Si mi música tiene éxito no tendría ningún reparo de que salieran las partituras, por discos, para ser interpretadas por otros. Quizás sea prematuro pensar que eso pueda pasar en breve, pero no descarto que pueda salir un libro de partituras o que de algunas de las obras pueda salir una película, como es ya el caso de una de ellas: Avalon será un corto, en el que soy protagonista. Hay elementos cinematográficos también en mi música.
–¿Necesita una imagen externa para componer?
–Como compositora soy muy intuitiva. Parto de la improvisación, pero lo primero que plasmo es el título. Aspiro a crear una impresión mental, una película que puedas desarrollar en base a la evocación. El título funciona como una invitación para que el oyente se sitúe en un contexto determinado. Es como cuando lees un libro, una novela, que cada cual se monta su película, y con mi música intento lo mismo, que trascienda ese aspecto más intelectual de la música escolástico-académico-contemporánea, que se basa en los propios motivos musicales. Yo soy más plástica, necesito imágenes para componer y hacer que los espectadores puedan recrear imágenes. Por eso veo que puedo llegar a hacer música para películas o a trabajar de algún modo con imágenes, como hizo Yann Tiersen o hizo Einaudi con esa película francesa que tuvo tanto éxito, Intouchables.
–¿Seguirá compaginando en el futuro su faceta de intérprete clásica con la composición?
–Ahora mismo estoy entre dos aguas, pero quiero pensar que voy a afianzarme más en el segundo terreno. Y la prueba ha sido durante el confinamiento. En principio pensé aprovecharlo para profundizar en Rajmáninov, que era el objetivo de mi siguiente disco, pero no pude. Me puse otra vez a componer desaforadamente. En lugar de preocuparme, me dije, venga, tira millas y que salga el sol por donde tenga que salir.
–¿Habrá más discos para Warner?
–Tengo firmado el compromiso de un mínimo de tres en cinco años.
Mi sólida formación clásica es la que me da hoy absoluta libertad para hacer lo que quiera tocando o creando”
Veo que puedo llegar a hacer música para películas o a trabajar de algún modo con imágenes”
–¿La idea es seguir por este camino o piensa en componer algo que no sea sólo para piano?
–Sí, de hecho ya está. Con Warner se habló de un disco a piano solo y otro con colaboraciones, algo muy ecléctico, para romper las barreras. He compuesto para Isabel Villanueva [violista], para Iris Azquinezer [cellista], pero también para Javier Ruibal y algunos otros grandes nombres del pop español. Ya veremos si todo este material va para el segundo o el tercer disco. Si este primer disco tiene algún tipo de repercusión importante tengo ya uno segundo en la recámara con mis cosas. El volumen de música ya está listo. Pero también podría ser publicar primero el de colaboraciones, aunque eso es mucho más costoso. Pero ya está casi compuesto todo, sólo necesito juntarme con alguna gente. A Isabel Villanueva, por ejemplo, le encanta el flamenco, y le compuse una obra que tiene mezcla entre clásico, flamenco y rock. Estrenamos la obra en la Biblioteca Nacional en el Ellas crean. Así que eso está ahí ya en marcha, como un proyecto que me hace mucha ilusión, porque significa reunir a gente de mis diversos universos musicales. Aparte, el Rajmáninov sigue también en espera, como objetivo. Lo voy posponiendo, porque ahora mismo me hace mucho más feliz lo otro.