Las aulas, espacios seguros frente al Covid-19
La política educativa del Gobierno andaluz del PP y Cs se ha visto paralizada, en cierto modo, por la irrupción de la pandemia de coronavirus. La gestión de esta crisis sanitaria se trasladó a las aulas desde el primer momento, lo que obligó a que las clases dejaran de ser presenciales el 16 de marzo de este año, cuando entró en vigor el estado de alarma de la primavera. Aquella primera ola del Covid dejó en evidencia la falta de una digitalización plena de los centros de enseñanza y condicionó el avance del tercer trimestre, que fue mínimo en cuanto a contenidos didácticos, debido en gran parte a la brecha digital que padecían muchas familias (y hasta docentes). De aquella experiencia se aprendió bastante y sirvió para planificar el presente curso, marcado de nuevo por la pandemia. Aunque es cierto que la vuelta a clase vino precedida de duras críticas por parte de sindicatos y familias, el desarrollo del primer trimestre ha demostrado que el protocolo establecido por la Consejería de Educación ha resultado muy exitoso, a tenor de los datos de aulas y centros cerrados por contagios, que son mínimos. Por tanto, los colegios e institutos se han convertido en lugares seguros frente al Covid, con lo que, en este caso, sí debe dársele la razón a Imbroda, que defendió tal posición. Este arranque, además, se ha saldado con un acuerdo con los sindicatos de la mesa sectorial respecto al incremento de las plantillas, que se ha situado por encima del previsto inicialmente. Los centros educativos se mantienen abiertos, con clases presenciales, en esta segunda ola del Covid, a diferencia de lo que ocurre con las universidades.