Muchas dudas y una certeza en el laberinto electoral venezolano
● La certidumbre es el embrollo de la política en una cita que ganará Maduro y a la que la oposición acude con candidatos impuestos
Venezuela llega mañana a unas elecciones legislativas con una sola certeza: el embrollo de su política es más enrevesado que nunca. La oposición acude, pero con imposición de candidatos; el chavismo está divorciado, pero unido por mandato judicial, y el resultado será reconocido apenas por los aliados de Nicolás Maduro, ¿o no?
En un país tan cambiante en el que las instantáneas hacen honor a su nombre, el panorama ha cambiado tanto bajo la pandemia que, en el abrir y cerrar de ojos que han supuesto estos meses, nada es como a comienzos de 2020. Pero ¿cuál es la fotografía antes del 6 de diciembre?
Algo más de 20,7 millones de venezolanos están llamados a votar para elegir la nueva Asamblea Nacional (AN). El 5 de enero de 2021 se instala el próximo Parlamento, con lo que termina el mandato del actual, de clara mayoría opositora.
Los grandes nombres de la oposición que encabeza Juan Guaidó, y que tiene a su lado a Leopoldo López, Julio Borges o Henry Ramos Allup, entre otros, han rechazado participar por considerar que es un fraude. Sin embargo, sus partidos, cuyas directivas han sido impuestas por el Consejo Nacional Electoral, sí compiten. La principal acusación de fraude es la fórmula usada para elegir a los miembros del CNE, el árbitro del proceso, cuya elección corresponde al Parlamento, pero lo hizo el Tribunal Supremo de Justicia al considerar que la AN había hecho omisión de sus funciones.
Los miembros del CNE, designados por el Supremo, están encabezados por su presidenta, Indira Alfonzo, considerada como una mujer muy cercana al chavismo. El rol del Supremo no es menor en los comicios, no sólo por la elección de los miembros del CNE, sino porque será quien avale judicialmente el proceso.
El proceso de intervención de los partidos lo comienzan varios antiguos militantes de cada uno de ellos, todos previamente expulsados y acusados de dejarse sobornar por sus ex compañeros. El TSJ decide no sólo reincorporarlos, sino entregar a aquellos que ya no eran miembros de la organización el liderazgo de la misma. Es decir, los principales partidos de la oposición pasan a estar bajo el liderazgo legal de unos antiguos militantes, expulsados y acusados de corrupción, no de aquellos políticos elegidos en los procesos internos.
Los principales partidos de la oposición estarán en las elecciones; entre ellos está el tradicional socialdemócrata Acción Democrática; Voluntad Popular, fundado por Leopoldo López y en el que ha hecho su carrera Guaidó, así como Primero Justicia, del que forma parte Henrique Capriles. Los votantes verán las siglas pero no por decisión de la militancia, sino de los líderes puestos por el TSJ.
El chavismo, a su vez, no va unido. A estas elecciones el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela acude más solo que nunca. Varios partidos que tradicionalmente apoyaron al chavismo, ahora coaligados alrededor del Partido Comunista de Venezuela, han conformado la Alternativa Popular Revolucionaria y acusan a Maduro de haber puesto en marcha una política contraria a la que propugna.