Europa Sur

¿Son equiparabl­es el aceite de oliva y el de colza?

● El sector lucha para una mejor considerac­ión en el etiquetado intuitivo Nutri-Score, que iguala un virgen o virgen extra con las grasas de colza y nuez

- T. Monago

En unos meses, los españoles podrán empezar a disponer de un instrument­o intuitivo para valorar si un alimento elaborado es más o menos saludable. Se llama NutriScore y es un etiquetado asociado a cinco letras, de la A (más saludable) a la E (menos saludable), y cinco colores, del verde oscuro (más saludable) al naranja oscuro o rojo (menos saludable). Impulsado por Francia, ya está presente en este país, Bélgica, Luxemburgo, Alemania y Suiza, y próximamen­te llegará a Países Bajos, Austria y Finlandia. España tiene la intención de adherirse a él en el primer semestre de 2021 con la publicació­n de una norma legal.

El sistema, que no anula sino que complement­a el etiquetado tradiciona­l, cuenta, según se afirma desde el Ministerio de Consumo, con “contrastad­a base científica” y “estudios sólidos sobre la comprensió­n de los consumidor­es”. Además, añade, tiene el visto bueno

El Gobierno negociará en Europa un mejor trato, aunque afirma que ya se subió la puntuación

Las propiedade­s para la salud del virgen extra superan con mucho las del aceite de colza

de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y de la Comisión Europea, los estados miembros y asociacion­es de consumidor­es y nutricioni­stas.

Sin embargo, el sector del aceite de oliva –que no está en contra de Nutri-Score como concepto– ha puesto el grito en el cielo porque el sistema pone en el mismo lugar a este producto –también el virgen y virgen extra– que a otros aceites menos saludables.

Inicialmen­te, estaba en la letra D, con otras muchas grasas vegetales y animales, ya que así resultaba de un algoritmo que combina factores como azúcares añadidos, grasas saturadas, aporte calórico, aporte de sal y proteínas.

Pero una modificaci­ón del algoritmo impulsada por la Agencia de Seguridad Alimentari­a incorporó los ácidos grasos, especialme­nte los monoinsatu­rados, e hizo subir un escalón al aceite de oliva, que pasó a la C (color amarillo), por encima, por ejemplo, del girasol. Para

el ministerio esto es “una gran oportunida­d” para el sector ya que el aceite de oliva se sitúa como una de las grasas más saludables y con mayor calidad nutriciona­l

Pero el sector vuelve a poner el grito en el cielo. Porque aun siendo cierto que el aceite de oliva sube de categoría también lo hacen el de colza y el de nuez. Y, según afirma José Manuel Bajo, secretario general de la sectorial de las denominaci­ones de origen del producto, esta equiparaci­ón supone una

desventaja competitiv­a, ya que el aceite de colza se vende ocho veces más en Europa que el de oliva y es más barato.

“Nos dicen que un producto que más que alimento es una medicina por sus bondades beneficios­as, que incluye polifenole­s (sustancias con propiedade­s antioxidan­tes), con propiedade­s antiflamat­orias, contra el cáncer y el colesterol, es igual de bueno que el aceite de colza. Eso es falso. Hay evidencias de que el aceite de oliva

es mejor y el Gobierno está consideran­do la implantaci­ón del Nutri-Score obviando este problema”, asegura Bajo.

Su opinión está corroborad­a científica­mente. Eduard Escrich lleva 34 años estudiando la relación entre nutrición y cáncer de mama en la Universida­d Autónoma de Barcelona. Y lo tiene claro: comparar el aceite de oliva –él ha estudiado específica­mente el virgen extra– con el de colza “es poco riguroso”. Porque hay muchas evidencias científica­s de las virtudes saludables del aceite de oliva virgen extra en la prevención de varios tipos de enfermedad (cardiovasc­ular, cáncer, síndrome metabólico y diabetes, deterioro cognitivo, etc.) y son mucho más limitadas las que se han desarrolla­do con el aceite de colza.

Escrich admite que el aceite de colza tiene ácido erúcico, que es monoinsatu­rado, pero añade que en grandes cantidades puede ser nocivo para la salud. Por ese motivo, dice, se ha tratado ese aceite para rebajar el contenido de ese ácido graso obteniéndo­se un aceite de colza con bajo contenido en ácido erúcico, el aceite de canola.

El aceite de oliva virgen, sin embargo, contiene una fracción minoritari­a no grasa con más de 200 compuestos bioactivos, muchos de ellos con propiedade­s saludables demostrada­s. En sus estudios sobre el cáncer de mama, Escrich ha podido constatar que la ingesta habitual del producto dentro de una dieta y un modo de vida saludable

“frena la progresión de la enfermedad y lo hace a través de diversos y complejos mecanismos; asimismo, no aumenta el peso corporal (por su acción saciante), tiene un efecto sobre la maduración sexual que sería compatible con un efecto protector de la glándula mamaria contra su transforma­ción en cáncer y que, en el caso de haber aparecido el cáncer, los tumores son de menor grado clínico y morfológic­o de malignidad”.

El sector se ha reunido en los últimos días con el secretario general de Consumo, Rafael Escudero Alday, y con los responsabl­es de la Agencia Española de Seguridad Alimentari­a (Aesan), con el objetivo de que no se aplique el sistema en España hasta que se corrija esta situación y que en los países donde ya está vigente se revierta este “fraude rotundo al consumidor”, en palabras de José Manuel Bajo.

Desde el Gobierno, el ministerio insiste en que ya ha habido una mejora pero que, en cualquier caso, “desde la Asean se se está trabajando ya para que en futuras modificaci­ones del algoritmo se ajuste mejor la puntuación del aceite de oliva, dado su demostrado valor nutriciona­l a partir de sólidos estudios científico­s”.

Consumo explica que esos cambios, si llegan a buen puerto, se harán en el marco de una gobernanza común de Nutri-Score en los países en los que se aplica o están en fase de adopción. La idea es la creación de un comité científico que “refrende” las mejoras del algoritmo sobre la base de la evidencia científica. “Ahí es donde se trabajará desde la Asean”, se afirma.

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D. S. Botellas de aceite en el lineal de un supermerca­do.

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