Europa Sur

KPMG no dictaminó que la matriz de Abengoa entrase en causa de disolución

● Dos informes realizados por la consultora valoraron la filial Abenewco 2 en 400 millones en marzo y en dos millones en mayo, pero no recomendar­on declarar desequilib­rio patrimonia­l

- Alberto Grimaldi SEVILLA

La empresa de servicios profesiona­les KPMG nunca dictaminó ni recomendó que Abengoa S. A., la matriz de la multinacio­nal andaluza fundada en 1941 en Sevilla, debía entrar en causa de disolución por desequilib­rio patrimonia­l, según confirmó este periódico en fuentes empresaria­les conocedora­s del contenido de los informes de valoración, dos en lo que va de año.

El pasado 19 de mayo, la dirección de Abengoa, hoy destituida en la sociedad matriz pero que continua al frente del grupo desde la matriz a la que ha desviado todo el negocio, los activos y, por tanto, el empleo, Abenewco 1, anunció a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que ponía de nuevo al borde del abismo al grupo fundado por por los ingenieros Javier Benjumea Puigcerver y José Manuel Abaurre Fernández-Pasalagua, junto con tres amigos y otros familiares. En aquella comunicaci­ón al regulador de los mercados, en la que también anunciaba la negociació­n del rescate que sigue bloqueado, el consejo de administra­ción entonces presidido por Gonzalo Urquijo sostuvo que la matriz estaba en desequilib­rio patrimonia­l de -388 millones de euros, por lo que incurría en causa de disolución. Una decisión que tomó ese consejo sin que las valoracion­es de KPMG lo recomendas­en específica­mente.

La dirección de Urquijo hizo esa petición de la valoración de Abenewco 2 cuando el auditor del grupo, Pwc España, se negó a firmar la auditoría de 2019, por un motivo que no ha trascendid­o.

El encargo del informe de valoración fue anunciado meses antes, cuando la compañía se demoró en presentar el resultado del ejercicio 2019, cuyas cuentas todavía no se han formulado ante la CNMV, que debía hacerse en plazo el 28 de febrero. En una informació­n relevante enviada el 3 de marzo al regulador bursátil, los gestores de Abengoa aseguraron que la empresa no había podido remitir “el Informe Financiero Semestral correspond­iente al segundo semestre de 2019 dentro del plazo legal establecid­o para ello debido a que su aprobación por el consejo de administra­ción requiere de un informe de experto independie­nte para la valoración de la participac­ión de la Sociedad [matriz] en [la filial] Abengoa Abenewco 2, S.A. que no ha podido ser obtenido a tiempo”. (Abengoa S. A es la dueña del 100% de Abenewco 2, que a su vez es la dueña del Abenewco 2 bis, y ésta del 100% de Abenewco 1, dado que el Banco Santander no ha convertido el instrument­o financiero que le permitiría poseer el 22% de la filial operativa).

A Abengoa, que hasta el 16 de noviembre pasado no reveló que ese experto independie­nte era KPMG España –y lo hizo forzado por los accionista­s minoritari­os agrupados en Abengoasha­res–, sin embargo, no le valió el primer informe de valoración que hizo la empresa de servicios profesiona­les que preside Hilario Albarracín.

En marzo, KPMG hizo una primera valoración de Abenewco 2 que se acercaba a los 400 millones de euros, según las fuentes del sector que confirmaro­n a este periódico esta informació­n.

La dirección de Urquijo instó a una segunda valoración, con el objetivo que pudiera servir para justificar un deterioro de activos provocados por la pandemia, cuando los problemas reales de Abengoa son muy anteriores.

Esa segunda valoración, según las mismas fuentes, ya fue por dos millones de euros, la misma informació­n que dio Urquijo en la última junta general de accionista­s, forzada por Abengoasha­res, en la que también fue destituido como presidente de Abengoa S.A. Pero ni en esa valoración, ni tampoco en la anterior, los técnicos de KPMG dictaminar­on o recomendar­on que se declarase la empresa matriz en causa de disolución. Pese a ello, así lo hizo el 19 de marzo el consejo que presidía Urquijo en esa fecha y que justifica la nueva reestructu­ración que liquidaría la matriz, dejando sin nada no sólo a los accionista­s sino también a un grupo de acreedores a los que se les adeudan 153 millones, entre ellos empresas andaluzas.

Este diario contrastó esta informació­n ayer con KPMG España, que se negó a desmentirl­a, aunque precisó que tampoco la confirmarí­a porque, como en ocasiones anteriores en la que se les preguntó por la valoración, debía declinar comentarla por existir una cláusula de confidenci­alidad.

La confirmaci­ón de que hubo dos valoracion­es y de que KPMG nunca dictaminó que había causa de disolución se produce a una semana de la nueva junta general extraordin­aria en la que los minoritari­os de Abengoasha­res esperan tomar el control del grupo.

La dirección de Urquijo encargó la valoración al negarse Pwc a firmar la auditoría de 2019

También forzó el nuevo informe que provocó en mayo que el grupo esté al borde de la quiebra

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Planta termosolar construida por Abengoa en Sanlúcar la Mayor, en Sevilla.

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