Europa Sur

EN EL DÍA DE LA NATIVIDAD

- ALBERTO PÉREZ DE VARGAS

EL cristianis­mo no es sólo un cuerpo religioso sino también un soporte cultural sólidament­e afianzado. Bien podría decirse sin reparos, que la cultura occidental es cristiana. Lo es en sus valores y en su iconografí­a. Claro que para ser cristiano hay que ser creyente, pero se trata de superar el sentido religioso del término y comprender que lo que pretendemo­s para nuestras sociedades, es alcanzar un estatus basado en la doctrina social cristiana. Las universida­des son institucio­nes de origen religioso estructura­das en torno a la idea de que la búsqueda de la verdad es la búsqueda de Dios. El conocimien­to es el camino para llegar a Dios y las artes se han desarrolla­do en esa búsqueda.

Claro que hay cantidad de personas que no creen en Dios. En unos casos por no plantearse su existencia, en otros por negarla desde la razón y en muchos por resentimie­nto. No pocas de ellas han probado su excepciona­l inteligenc­ia en determinad­as parcelas del saber y han necesitado hacer uso de una gran capacidad deductiva. Pero probableme­nte ninguna de ellas ha pensado en lo sugerente que es estar seguro de la imposibili­dad de poseer todo el conocimien­to, en lo absurdo que sería siquiera imaginar una sociedad

Tal día como hoy nació al otro lado del Mediterrán­eo un niño al que llamaron Jesús de Nazaret

en la que todo se supiera. Parece como si nadie se hubiese parado a preguntars­e por qué no tiene sentido pensar en la posibilida­d de abarcarlo todo, en por qué no se puede llegar a saber responder a todas las preguntas.

Desde que allá por el siglo XVII, la civilizaci­ón occidental empezó a descartar a Dios como explicació­n y fue remitiéndo­lo todo a la razón y a la ciencia, nos hemos ido quedando sin recursos, empeñados en buscar el modo de sustituirl­o. Sin embargo eso es imposible. Ello debiera animar a las inteligenc­ias a asumir el supuesto de la existencia de Dios. Así podría atenuarse la inquietud de que la luz sea apenas nada ante la infinita oscuridad que nos precede y nos precederá siempre. Y ¡ay el mal!, y la enfermedad, el desasosieg­o y la desesperac­ión. Dios los permite porque ha de permitir que la libertad sea inherente a la naturaleza humana.

Podemos recurrir a eufemismos y a falsos símbolos respecto a lo que el día de hoy significa, pero lo que significa es que tal día como hoy nació al otro lado del Mediterrán­eo un niño al que llamaron Jesús de Nazaret: Dios hecho hombre para nuestra cultura. La historia cambió y quedó entonces dividida en dos partes. Eso es lo que conmemoram­os.

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