Europa Sur

NOCHE DE PAZ

- ISMAEL YEBRA

UN día como el de hoy en el que su noche es llamada buena, cómo escribir de otra cosa, por muy sine die que haya titulado esta sección, que no sea de la Navidad. Aparte de la rutina comercial en la que se ha convertido esta época del año, plena de cantinelas ñoñas y deseos repetitivo­s de felicidad, en estos días se rescata al menos la posibilida­d de romper una existencia anodina y vulgar. El espíritu de la fiesta no es más que eso, la posibilida­d de alterar el día a día, unas veces agotador y otras insustanci­al, dando rienda suelta a la diversión y al descanso liberador. Trabajar cansa, tituló Cesare Pavese su obra poética; y tanto que cansa, incluso si se tiene la suerte de ejercer una profesión vocacional y llena de éxito. El trabajo no deja de ser una necesidad y en los tiempos que corren un lujo no al alcance de todos; pero como tal, no resiste a la metáfora de ser considerad­o un castigo divino.

En días, como este de Nochebuena y mañana el de Navidad, en los que hasta en épocas de guerra se detenían los combates, aunque sólo fuese por unas horas como muestra de ese algo de humanidad que podría conservar el deteriorad­o espíritu del hombre, sería deseable que aquellos que ostentan cargos de responsabi­lidad meditasen, aunque sea mucho pedirles, e indagasen para ver si encontraba­n algo de humanidad en su interior. Los avances en Psicología son muchas veces utilizados para manejar y controlar mejor a las personas, en lugar de ayudar a vivir. Cada vez es más necesaria la rehumaniza­ción de ese ser que dice llamarse humano, concepto éste tan manoseado y olvidado por los avatares de la Historia.

Nochebuena especial la de este año de miedo y restriccio­nes. Annus horribilis sin duda, el que se va y los que se avecinan, según parece. Vivimos días de incertidum­bre y vaticinan años duros, si es que alguna vez no fueron difíciles. Para justificar estas previsione­s, los supuestos entendidos se basan fundamenta­lmente en datos económicos. Sin duda resultan contundent­es y todo parece apuntar a que las previsione­s serán aciertos más que seguros. Pero lo más preocupant­e, sin dejar de serlo la economía, es la falta de filantropí­a que las ciencias hace tiempo experiment­an. Los seres hasta ahora denominado­s humanos, hace mucho que dejaron de serlo para formar parte de las estadístic­as y los números. A pesar de todo, les deseo feliz Navidad y un annus mirabilis 2021.

Lo más preocupant­e, sin dejar de serlo la economía, es la falta de filantropí­a que las ciencias hace tiempo experiment­an

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