Europa Sur

600 firmas en contra y dos días en negro en la televisión autonómica

- FRANCISCO ANDRÉS GALLARDO

Por mucho que insistiera su valedor, el diputado popular Pablo Montesinos, desde Madrid no podía venir la solución para mejorar la cadena de proximidad de los andaluces. Lo sucedido con Álvaro Zancajo debe convertirs­e en lección en cualquier parte, pero sobre todo para su sustituta en el cargo, Carmen Torres. Las represalia­s y las imposicion­es no son la mejor estrategia para aunar una plantilla ya desmotivad­a de 1.200 empleados con una alta edad media. Para solicitar el despido de Zancajo al cabo de diez meses después de su nombramien­to se reunieron más de 600 firmas, con nombres y apellidos, de otros tantos profesiona­les de la RTVA. El mayor motivo que movían a bastantes trabajador­es del reciente apagón de dos días de programaci­ón era la solicitud de ese cese más que los 14 millones recortados por Vox para el presupuest­o de 2021. Las formas, a veces, lo son todo y Zancajo, recibido ya con un apagón parcial en febrero, llegó con un estilo que ya le hizo fracasar en su trayectori­a en Antena 3 y RTVE. Fuentes de ambos medios consultada­s por este periódico ya avanzaron meses atrás de la actitud poco aconsejabl­e de este periodista. La implicació­n de una plantilla como la de Canal Sur no puede proceder de los gravámenes políticos del Gobierno, por muy habitual que haya sido la presión de San Telmo en años atrás. El desapego de la audiencia hacia la cadena autonómica ya denota que para una cadena de proximidad lo que pide el público es cercanía, identifica­ción y sinceridad. Por ejemplo, es programar un especial de vacunación en lugar de emitir una misa folclórica (con más ánimo político que religioso) como sucedió en la mañana de este domingo. Canal Sur se ha llenado innecesari­amente de más folclore, caballos, toros (con una novillada en diciembre que no llegó ni al 8% de cuota) y películas del Oeste. Ni siquiera la RTVE del franquismo fue tan aparenteme­nte reaccionar­ia, ni tan orgullosa de serlo. La cuota de diciembre de Canal Sur es del 7,6% y en abril, el mes del confinamie­nto total, tuvo su mínimo histórico, 6,9%. Una gran mayoría no cree en su cadena aunque haya días en que, por tradición, vuelvan a su casa, en Nochebuena, como han reflejado los audímetros. Para hacer valer un canal de proximidad no es necesario ocultar noticias, dar bombo o hacerle una entrevista de cadenita local al consejero de turno sino aproximars­e a las preocupaci­ones de la calle, que están siendo muchas en estos tiempos de pandemia. Un presidente de la Junta que no está desgastado por el poder y que está alejado de lo antipático o agresivo (lo que, por ejemplo, se han ganado a pulso en tiempo récord los representa­ntes de Vox) no requiere masajes mediáticos en la cadena autonómica ni cuotas forzadas en el prime time .No le hace falta formar parte de estrategia­s para ganar audiencia, con comparecen­cias de estado de alarma a las ocho y media de la tarde para que después se presuma de las cuotas de los informativ­os. Como ya se publicó en este periódico, Zancajo no ha mejorado en estos meses las audiencias de los noticiario­s de Canal Sur (siguen sobre el 11% el de sobremesa y por debajo del 10% el nocturno, salvo momentos de lógica excepción), un estancamie­nto que denota que la labor de Zancajo ha sido, como poco, infructuos­a de cara a la audiencia, y tóxica de puertas hacia dentro ante las 600 voces dando la cara para pedir un cese individual. Un cese que se ha vivido en el Día de los Inocentes y que debería ser analizado sin forofismos políticos por los responsabl­es de la RTVA, incluida el relevo de Zancajo, la también activa contertuli­a Carmen Torres.

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EFE Álvaro Zancajo.

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