¿Quién da la vez?

Pues sí, ya estamos aquí otra vez. Hay años que pasan como la pólvora. Te levantas, vas a trabajar, vuelves a casa, y al día siguiente estás comiendo cordero al horno y langostinos con tu cuñado en Navidad. Y luego, está 2020. Un año peor que el perro del hortelano, y que cualquier cuñado aficionado a la pesca con sedal. ¡Este sí que ni come, ni deja comer! Mejor no tomarse demasiadas molestias. Hay algunos que todavía llevan el pijama puesto desde el mes de marzo, y otros que aprovechando el Black Friday han optado por comprar uno nuevo. ¡O mejor dos!, porque viendo la que se nos viene encima y teniendo cuenta el precio, sale rentable. Bajar a la calle es un acto de valentía, y además, una temeridad. Tengo hecho el hueco de mis posaderas en el sofá. Un trabajo de esfuerzo diario y jornadas de más de ocho horas. En casa esta noche seremos tres y una tablet. Alba no podrá volver a casa este año desde Londres. Desde que se mudó al país anglosajón, siempre hemos esperado estas fechas con gran alegría. Este año ya no esperamos nada. Nuestro único deseo es que termine este indeseado año y que los Reyes nos traigan la vacuna. Los magos, eso sí. Estos que a una velocidad de vértigo juegan con la ‘alquimia’ para hacer en menos de un año lo que otros hicieron en tres o cuatro. ¡Todo va tan rápido! Bueno, todo menos 2020, que se nos está atragantando a todos.

Ahora es el turno de los valientes. Los que desafían al miedo y cuya religión es la ciencia. Los que arriman el hombro para echar una mano. Ahora empiezan ellos, y después, después les seguiremos el resto.

Miguel Baixauli (Correo)