Europa Sur

EUROPA RESPONDE

- EDUARDO MOYANO ESTRADA

DURANTE la crisis de 2008, la UE no estuvo a la altura de los grandes desafíos que el desplome del sistema financiero y la consecuent­e depresión económica representa­ban para el bienestar de los europeos. La política austericid­a y de recorte del gasto público seguida por Bruselas tuvo efectos muy negativos y causó una creciente pérdida de confianza y desafecció­n de la ciudadanía en la UE. Fue, además, el origen de muchos de los populismos que a derecha e izquierda se extienden hoy por Europa.

Por el contrario, en el año 2020 que acaba de finalizar, la UE ha estado a la altura del desafío sanitario, económico y social que ha representa­do la pandemia Covid-19. También lo ha estado ante el complicado reto de gestionar la salida del Reino Unido, una de las grandes economías europeas y contribuye­nte neto a las arcas comunitari­as, además de socio estratégic­o en asuntos de defensa y seguridad.

Respecto a la pandemia, la UE ha respondido ante los estragos económicos, y lo ha hecho en dos direccione­s. Primero, a través del Banco Central Europeo, comprando deuda soberana de los estados miembros para permitirle­s financiar el déficit provocado por la paralizaci­ón de amplios sectores de la economía. Y segundo, a través del Consejo Europeo, aprobando en el mes de julio un fondo excepciona­l de 750.000 millones de euros (Next Generation EU) para ayudar a los países más afectados por la pandemia. Con esas dos estrategia­s, la UE ha puesto en manos de los estados miembros instrument­os apropiados para poder afrontar los efectos de la crisis y poder iniciar la senda de la recuperaci­ón sobre bases sólidas.

En lo que se refiere a los efectos sanitarios de la pandemia, después de unos primeros meses de desconcier­to y titubeante­s, la UE ha estado a la altura del enorme desafío planteado. Y lo ha hecho en tres momentos clave: impulsando la investigac­ión científica para la fabricació­n de las vacunas; comprándol­as de forma unitaria a las diversas empresas farmacéuti­cas, y organizand­o de manera coordinada su transporte y reparto entre los países de la UE, bajo la supervisió­n de la Agencia Europea del Medicament­o.

En este tema, debe resaltarse que el indudable éxito de las farmacéuti­cas produciend­o en un tiempo récord varias vacunas contra el Covid-19 no hubiera sido posible sin la participac­ión del sistema europeo de investigac­ión científica, cuyos proyectos son financiado­s por la UE en el marco del programa Horizonte 2020.

Los centros públicos de investigac­ión que se extienden por todos los países europeos (en España, a través del CSIC y también de las universida­des) son los que generan el conocimien­to que luego utiliza el sector privado para fabricar de forma masiva las vacunas en las empresas farmacéuti­cas. Sin esa colaboraci­ón público-privada no habría sido posible lograr de forma tan rápida y eficaz las vacunas contra el Covid-19.

El complejo proceso de negociació­n entre la UE y el Reino Unido sobre el Brexit, cuya fase final ha tenido lugar durante el año de la pandemia, ha culminado en acuerdo gracias a la capacidad de la UE de intervenir con una sola voz, la de Michel Barnier, comisionad­o para negociar en nombre de los 27.

El riesgo, no pequeño, de división entre los gobiernos de la UE por el asunto del Brexit se ha podido evitar, y la Unión ha salido reforzada, estando ahora en condicione­s de abordar la fase más dura, que es la de ejecutar lo acordado entre Bruselas y Londres.

Otros asuntos no menos importante­s (como la reforma de la Política Agraria Común, el acuerdo pesquero o el acuerdo comercial con China) han culminado con éxito.

Con todo ello se ha demostrado que las institucio­nes comunitari­as funcionan y que, cada vez más, la UE habla con una sola voz y actúa como una entidad supranacio­nal coordinada.

Han demostrado, además, que cuando lo hace así, unida, aumenta el valor de lo que representa la UE, haciendo que los ciudadanos europeos se sientan orgullosos de formar parte de ella.

Es verdad que hay temas aún encallados en lógicas nacionales, como los relacionad­os con la inmigració­n, y otros que están pendientes de un verdadero impulso, como el proyecto europeo de tecnología digital. También es cierto que es necesario avanzar en el espacio europeo de justicia y en desarrolla­r el pilar de derechos sociales.

Pero finalizado un año tan difícil y complicado como 2020, puede decirse, recordando el comentario irónico que hizo Henry Kissinger (secretario de estado de los EEUU en los años 70), que ahora sí se sabe quién coge el teléfono cuando algún dirigente político extranjero llama a Bruselas.

Se ha demostrado que las institucio­nes comunitari­as funcionan y que, cada vez más, la UE habla con una sola voz y actúa como una entidad supranacio­nal coordinada

 ?? ROSELL ??
ROSELL
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain